CAPÍTULO 8.

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Maratón 2/2

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Maratón 2/2.

Alyssa.

Miro a Sam que me observa esperando a reaccionar de manera adecuada a lo que diga.

—Adelántate y coge sitios en la primera fila que si no nos los quitan, yo ahora voy.

—De acuerdo, nos vemos ahora después beb— dice dándome un beso en la mejilla— ten cuidado con mi mejor amiga Jack Frost si no quieres que te asesine mientras duermes.

—Tranquila Samantha, no le voy a hacer nada, solo quiero... hablar con ella un momento. Nada más.— Le responde Jack un poco más relajado.

Sam asiente y se marcha.

—¿Dime pues? ¿Qué quieres?— Pregunto algo resentida por lo de antes aunque se que decía la verdad.

—¿Podemos hablar en otro lugar?— Me pregunta a la vez que suelta el agarre de mi hombro. En ese entonces recuerdo que estamos en el pasillo.

—Claro.

Entonces agarra mi muñeca y me conduce por un par de pasillos hasta que llegamos a uno de los cuartos del conserje del amplio edificio, abre la puerta, entramos dentro y luego la cierra.

En ese momento hace algo que no me esperaba.

Alza los brazos como para darme un abrazo.

Jack Frost podría ser demasiado protector a veces pero las muestras de cariño no encajaban en absoluto con él,  en ese sentido era una persona bastante fría y por eso me sorprendió lo que hizo.

Tiene los ojos tristes y luce muy arrepentido.

No puedo evitar lanzarme a sus brazos, después de todo es una de las pocas personas que soy capaz de considerar amigo.

Puedo tener muchos compañeros pero amigos los puedo contar con los dedos de una sola mano.

Le abrazo fuerte entre mis brazos los cuáles tengo alrededor de su cuello y he de ponerme de puntillas pues el es muy alto a pesar de que se haya agachado un poco para poder estrecharme entre
sus brazos.

Mi cara se oculta en su cuello y aspiro su perfume, One Million de Paco Rabanne, la colonia que tanto le encanta y debo confesar que...

es muy posible que a mi me encante también.

—Lo siento terroncito— me sobresalto al oír ese mote que decidió ponerme aquel día... sonrío al recordarlo. Una interesante historia que algún día os contaré. El caso es que casi nunca utiliza ese nombre y cuando salió de sus labios no reprimí la sonrisa que salió en los míos.— Sabes bien que soy muy idiota todo el tiempo y no me controlo la mayoría de las veces.

—Oh vamos Jackie— noto que suelta una pequeña risa al oirme aquello y me apreta más fuerte entre sus brazos— no tienes que disculparte por decir la verdad, yo también sé que lo que dices es cierto pero-

Perdona si no te llamo amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora