Me gustas.

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Cap 13.

— Yo no tengo nada de que hablar contigo gringo - le gruñó a la defensa -. Genial Venezuela. ¿No que ibas a intentar hablar con el?, si eres webon -. Se dijo mentalmente.

— Vamos Venecia -. Suspiro el gringo -. ¿Por qué estás molesto conmigo? ¿Es por lo de Guaido?.

  Al venezolano se me vino a la mente el recuerdo de a ver visto a USA y a Perú besándose.

  𝑹𝒆𝒄𝒖𝒆𝒓𝒅𝒐𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒒𝒖𝒆𝒎𝒂𝒏 𝒆𝒍 𝒂𝒍𝒎𝒂...

— No USA, no estoy molesto contigo -. Antes de que el americano pudiera protestar el de ocho estrellas continuó -. De echo, antes de que me ocurriera la moridera esa, yo una semana antes te estaba buscando para disculparme -. Suspiro.

— ¿Disculparte por qué? -. Preguntó confundido el de 50 estrellas -. No has hecho algo de lo que te debas disculpar Venezuela.

— Ya se...

— ¿Entonces?...

— No se no se ¿Ok? -. Dijo ya molestandose -. Me han pasado muchas vainas en estas últimas semanas, casi me matan los mamagüebos esos, tu ni te dignabas a dirigirme la palabra, Colombia, Perú -. El gringo se tenso al oír ese nombre, y Venezuela lo noto -. Perú... ¿Sabes que? olvídalo, ya me voy, Canadá me espera.

  Un paso, dos pasos, tres pasos. Una mano lo detuvo.

— Coño e' la madre con este gringo marico, que le valla a joder la vida a Perú -. Pensó el Venezolano fastidiado -. ¿Ahora que? Marico, ¿tu no tienes oficio?.

— Y tu estas muy emocionado por irte con Canadá ¿no? -. Le dijo molesto.

— Qué paso rey ¿Celoso?... -. Jugo el venezolano.

— ¿Por qué debería?.

𝑫𝒆𝒃𝒆𝒓í𝒂𝒔 𝒆𝒍𝒆𝒈𝒊𝒓 𝒎𝒆𝒋𝒐𝒓 𝒕𝒖𝒔 𝒑𝒂𝒍𝒂𝒃𝒓𝒂𝒔, 𝒎𝒊 𝒒𝒖𝒆𝒓𝒊𝒅𝒐 𝑼𝑺𝑨~.

— Exacto, no deberías -. Dijo quitándose la mano de USA de encima.

  USA no entendía por qué Venezuela lo estaba tratando así...

  O tal vez si lo sabía.

— Fuiste tu -. No fue una pregunta, fue una afirmación -. En aquel parqué, tu eras el que estaba viéndonos.

— Si, fui yo, mala mía si los interrunpí -.

  De nada servía negar lo que el americano había confirmado ya, Venezuela sabía que el americano no era tonto.

— Déjame explicarte -. Dijo el de 50 estreñas desesperado, no quería que el veneco se hiciera ideas erróneas en su cabezita.

— No es necesario gringo -. Dijo esta vez mirándolo a los ojos.

  Esos hermosos ojos color cielo que lograron enamorarlo. Pero que al parecer no lo veían como el a USA.

𝒀𝒂 𝒍𝒐 𝒂𝒄𝒆𝒑𝒕𝒂𝒔𝒕𝒆, 𝒂𝒉𝒐𝒓𝒂 𝒉𝒂𝒚 𝒒𝒖𝒆 𝒆𝒔𝒑𝒆𝒓𝒂 𝒒𝒖𝒆 𝒅𝒆𝒋𝒆 𝒅𝒆 𝒅𝒐𝒍𝒆𝒓.

— Venezuela, por primera vez en tu vida escúchame -. Exigió.

  La verdad es que estaba asustado, no quería perder a Venezuela, no así.

¿𝑪𝒐𝒎𝒐 𝒑𝒆𝒓𝒅𝒆𝒓 𝒂𝒍𝒈𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒏𝒖𝒏𝒄𝒂 𝒇𝒖𝒆 𝒕𝒖𝒚𝒐?...

𝑻𝒖 𝒏𝒐 𝒆𝒓𝒆𝒔 𝒄ó𝒎𝒐 𝒆𝒍𝒍𝒐𝒔.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora