EPÍLOGO

25 3 0
                                    


     Algunos vecinos llamaron a la policía cuando escucharon un fuerte disparo que había salido en uno de los departamentos de la planta alta.

     Las autoridades al abrir la puerta del departamento número 13, los recibió un fétido olor, varias moscas salieron al igual que ratas y algunas serpientes, los policías alarmados se cubrieron las narices mientras iluminaban con sus lámparas la oscura habitación, mientras más se adentraban a la fétida habitación más se daban cuenta de lo que había en el piso, varias ratas, cucarachas, arañas y serpientes se estaban revolcando en pestilentes charcos grumosos de vomito. 

     Al seguir caminando se escuchaban crujidos como de ramas, uno de los policías alumbró al suelo y se quedó paralizado al ver que había huesos humanos en todas partes, mientras seguían alumbrado y buscando veían que también había viseras humanas, algunos pulmones y pedazos de intestinos descansaban en la cama, en una esquina iluminaron a una rata muerta que se estaba comiendo un ojo humano, varias serpientes zigzagueaban entre el hígado y el vómito, al igual que algunas arañas estaban tejiendo su nido en las esquinas de la habitación.

     Al final el cuerpo fue encontrado en frente del escritorio salpicado de sangre y vómito, el cadáver ya tenía media cara destrozada, la materia gris se estaba escurriendo sobre unos papeles, su piel estaba o lo que quedaba de ella, estaba acartonada y apestosa, con varias larvas moviéndose. Al examinar el escritorio vieron una pistola y un diario. Al leer el diario entendieron que el hombre estaba malo de salud y dieron por hecho que él fue el asesino de su familia en un caso que no se había resuelto ya hace años a falta de pruebas.


Fin.      

SOLO UN DISPARODonde viven las historias. Descúbrelo ahora