08. Manos A La Obra

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CAPÍTULO OCHOMANOS A LA OBRA◥✥◤

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CAPÍTULO OCHO
MANOS A LA OBRA

     Días después de todo lo ocurrido en la Casa Eichen, Alana Jane no pudo evitar pensar en lo que dijo Valack antes de que llegaran los Doctores del Miedo. Al parecer, se suponía que ella era el caos por el poder que ejercía, pero aún no lo entendía del todo. Si Valack tenía alguna información que pudiera ayudarla, estaba segura de que él ya no era una opción. Pero si lo que decía era cierto y el libro que había escrito podía abrir los ojos a quien lo leyera, entonces eso era lo que ella debía hacer. Kira le dijo que ya había impreso ejemplares, así que Alana Jane iba a tener que pedir una copia para poder leerlo. Tal vez la ayudaría a entender más sobre sí misma y el tipo de poder que tenía.

Un golpe en la puerta sacó a Alana Jane de sus pensamientos y suspiró lentamente por la nariz mientras miraba a su padre.—Deja de mirar a la pared y vete a la escuela—le dijo bruscamente.

Alana Jane tragó grueso y cogió su bolsa y las llaves. Una vez en el coche, puso una lista de reproducción y comenzó a dirigirse a la escuela para pedirle a Kira una copia de Los Doctores del Miedo. Cuando se miró en el espejo, vio el reflejo de una persona en él. Sus ojos eran grises y su piel estaba pálida y ligeramente podrida por la decadencia. Alana Jane gritó mientras pisaba el freno y miraba en el asiento trasero. Su corazón latía desbocado cuando se dio cuenta de que no había nadie y bajó el volumen de la radio. Se agarró un puñado de pelo y se recostó en el asiento mientras intentaba serenarse.

—No es real—susurró para sí misma mientras volvía a poner las manos en el volante y pisaba el acelerador.

Evitó mirar por el retrovisor durante el resto del trayecto, temiendo que el cadáver volviera a aparecer. Cuando llegó a la escuela, se quedó sentada en el coche para intentar ordenar sus pensamientos. Cerró los ojos mientras respiraba profundamente y exhalaba lentamente. Se repetía a sí misma que no era real y que sólo era su mente la que le jugaba una mala pasada.

Alane Jane apagó el motor, cogió su bolso y cerró el coche. Se recompuso y se dirigió a la escuela para terminar el día. Pero primero tenía que encontrar a Kira y pedirle una copia del libro. Y mientras se dirigía a su casillero, vio a la chica en cuestión con Scott. Alan Jane sacudió la cabeza, se acercó a ellos y tocó el hombro de Kira. La chica se giró y sonrió al ver que era Alana Jane y ésta intentó devolverle la sonrisa.

—¿Qué pasa?—preguntó Kira.

—Sólo necesito una copia de ese libro. Algo de lo que dijo ese asqueroso del tercer ojo me ha estado molestando toda la semana— dijo Alana Jane mientras bajaba los hombros.

—En realidad, vamos a ir todos a casa de Scott para leerlo y ver si alguno recuerda algo— dijo Kira y Alana Jane miró entre ella y Scott y se encogió de hombros.

—Claro, ¿por qué no?, Tal vez sea mejor que lo hagamos en grupo, ya que no sabemos qué son esos recuerdos ni qué podría pasar si los recordamos— suspiró.

𝐆𝐑𝐀𝐕𝐄𝐘𝐀𝐑𝐃 | ᵗʰᵉᵒ ʳᵃᵉᵏᵉⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora