Capitulo 1.- Saliendo del nido.

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Un pequeño e inocente omega, que en su corta vida en ese pueblo solo escuchaba cosas malas de su antiguo padre, fallecido en una guerra de Marines. Todos diciéndole que no debería existir, el demonio del lugar, el cual, solo quiere vivir en paz.

El pequeño se encontraba sentado en la orilla del barranco que daba al mar abierto, sus piernas dobladas y su rostro ocultándose en su piernas -¿En serio, debo morir?- siempre la misma pregunta después de una pelea, se escucha el graznido de las gaviotas en el cielo, observa el aleteo de esas alas blancas, -volar- sus ojos brillaban a su pequeño y hermoso sueño. -Sí, algún día voy a volar, surcar los mares mientras... el viento toca mis cabellos y rostro, el olor a mar- su sonrisa es hermosa, pero muere al surcar esa idea - o... tal vez no, yo ni siquiera debo existir-

Un destello sale de su mano, era esa llama, un poder que surge de la nada, nadie lo conoce bien, el demonio del bosque, el fuego solo le habla en susurro, para poder vivir juntos -¿Alma gemela?- abraza sus piernas con uno de sus brazos mientras se recarga y eleva su mano para verla -eso no existe para mi, deja de soñar- vuelve a susurrar y las lagrimas salen de sus ojos.

Vuelve a escuchar el graznido de las aves, para calmar al chico, vuelve a elevar la vista, se puede ver como el sol ya se estaba metiendo a lo lejos del mar, un tono naranja y rojizo en el cielo se daba a notar -rojo... ¿Cómo sería volar como ustedes?-

[...]

Corre por el bosque lo más rápido que podía, había sido el error de su vida, nunca tuvo que haber ido al pueblo, un pequeña villa se encontraba cercas de la montaña donde vivía, -¡Espera! ¡por favor! ¡ha!- un niño de 8 años corría detrás del menor pelinegro.

El rubio ya daba bocanadas de aire pesado, esto le llamo la atención al de pecas, se detiene, el rubio se tira al suelo -Gra...cias- se levanta y camina hacia el menor, el pelinegro le da un manotazo, el atrevimiento de querer tocarlo lo hizo enojar -No me toques- la gota de vergüenza se hizo notar al rubio.

-Perdón, mi nombre es Sabo- levanta la ceja el pecoso -...- El silencio reino -yo... ¿Cómo te llamas?- ladeo la cabeza el pecoso, Sabo solo esperaba la respuesta con paciencia -que te importa- se iba a ir otra vez, pero el rubio ríe -Para conocerle- La cara del menor se puso roja -yo...- baja la mirada, sus ojos brillan rojo, estaba emocionado de que alguien quiera estar con él -si te incomodo no impor...-

-Ace- fue interrumpido -Mi nombre es Ace- la sonrisa del rubio iluminó el lugar -¡Hola, un gusto conocerte Ace!- el de pecas se asombra de otro niño -Eres raro- El menor se acercó más para tomarle de la mano, pero el contrario no quiso, su cabello se esponja, para soltar un gruñido de advertencia.

-Perdón si te incomode- el menor solo se calmo -no me gusta que se me acerquen nada mas- El rubio sonríe -esta bien-

[...]

Pasaron algunos meses y el rubio casi fue capturado por algunos bandidos en la terminal, pero alcanzaron a escapar, el pecoso enojado por ser tan débiles que incluso no se pudieron proteger. Entrenaron tanto, que sin pensar ambos comenzaron a tener una fuerza inhumana, los animales del bosque y selva se enfrentan ante estos niños.

-¡Ace!- el grito del rubio salió por sorpresa desde un árbol, tirando al pecoso al suelo, este siente una sensación extraña en su pecho, que solo quita al rubio de encima -¿he? ¿Qué pasa?- El menor suspira y se aleja diciendo -Nada... estoy cansado iré a la casa del arbol, te veo ahí-

Su llamas intenta decirle algo, pero este intenta ignorarlos, solo quiere estar solo, entonces se encuentra enfrente de la casa del árbol, pero sabía que el rubio lo seguía, suspira y se acuesta en la cama que se encontraba dentro, seguido del rubio a su espalda. "¿Qué me pasa?"

No soy como cualquier omega sumiso "El fuego"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora