P R E F A C I O

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NARRADOR DEMIURGO

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NARRADOR DEMIURGO

Viera y su padre, Serge Petrov, se encuentran con los brazos entrelazados caminando hacia la cripta familiar, dónde celebran el aniversario luctuoso de la señora Petrov.

El día está nublado, los gritos del cielo se empiezan a escuchar y Viera no puede evitar sentir que todo el desastre que pasa allá arriba es un reflejo de su interior; su roto y dañado interior.

Por otro lado, el señor Petrov se encuentra neutral, nunca ha sido muy abierto en cuanto sus sentimientos; lo que representa una ventaja para él debido al mundo en el que vive: La Mafia. Aunque no siempre ha sido así, un día demostró lo que él llama debilidad trayendo consigo la que considera la mayor de sus desgracias: hoy se cumplen exactamente 10 años del asesinato de la señora de la mafia rusa.

10 años desde que fue arrebatada de las manos de su familia. De las manos del señor Petrov y su hija, Viera.

—Una mujer en toda la extensión de la palabra, madre excepcional, una excelente compañera para su esposo quien siempre contó con todo su apoyo y ayuda aún en los momentos más difíciles que les tocó vivir.

>>Justa y objetiva; nunca puso sus intereses personales por encima de la razón y con eso logró ganarse el corazón de todos nosotros. Creo que hablo en nombre de todos cuando digo que, aunque ya hayan pasado 10 largos y dolorosos años, la extrañaremos siempre. Pero sobre todo la recordaremos con mucho amor y una sonrisa en los labios, como ella lo hubiera querido —recita el Padre acercándose al final de la ceremonia. — Dales, Señor, el descanso eterno, y brille para ellos la luz perpetua. Que las almas de todos los fieles difuntos por la misericordia de Dios descansen en paz. Amén —finaliza el Padre.

—Amén —replican todos los presentes.

Después de las palabras del Padre, varias personas se dirigen a la mansión Petrov para acompañar a la familia en su duelo con un bello servicio que se ofrece cada año.

O eso creía Viera, hasta que aquel día llegó: en uno de los recorridos que solía dar por el pasillo de los retratos, después de haber tomado una considerada cantidad de alcohol, terminó frente a la puerta de la oficina de su padre.

El hecho de ver a su papá llorando y bebiendo a Viera le revolvía el estómago, por ello dejaba solo a su papá en su oficina, le quería dar espacio, pero pensó, que como estaba vez se cumplían ya 10 años, tenían que hablar sobre cómo esto les afectaba. Así que, con toda la valentía del mundo se propuso a tocar la puerta. Detuvo abruptamente sus movimientos al escuchar una conversación:

—Debes de dejar de ocupar la fecha de tu esposa como excusa para hacer estás reuniones. Deberías estar con tu hija —reprochó la voz de Khalid: el señor de la Mafia Turca.

Una ráfaga recorrió por todo el sistema de Viera, pero aún no lograba encontrar la palabra que describiera como se sintió en ese momento.

Se contuvo, si algo le había enseñado su padre era a pensar detenidamente las cosas antes de realizarlas. Además, no quería crearse una película en la cabeza con tan solo esa oración. Necesitaba escuchar más.

—Manejo mi familia como quiera, Hassan. No te metas, y no te confundas, que hagamos negocios juntos no nos hace amigos —escupió Serge—. Procura hacer dinero, y cuidar a tu familia… Mientras la tengas.

—¿Eso es una amenaza? —pregunto neutralmente el señor Hassan, aunque la burla teñía sutilmente su voz.

—Estas reuniones son importantes —replicó—. Todos sabemos que la FISO está más pendiente que nunca. Mi ex esposa lleva muerta 10 años, ahora estoy comprometido, es tiempo de pasar página.

—¿Pasar página? Pasaste página antes del año de muerta. Ni siquiera le guardaste luto al que se supone era el amor de tu vida, la madre de tu hija —devolvió él.

—Bueno, ¿Tú eres el Kral de la Mafia Turca o un maricon? Deja tu sentimentalismo a un lado— contestó molesto.

Viera no pudo esperar más. La enseñanza de su padre se borró del panorama y, como si hubieran presionado con botón dentro de ella, tumbó la puerta dejando a su padre estático.

—¿¡Te atreves a ensuciar la fecha de mi madre con tus estúpidos negocios!? Y más aún, hacerlo ver cómo algo sin importancia —gritó colérica—. ¡Eres un grandísimo hijo de puta!

—¡Viera! —llamó su padre al verla corriendo hacia afuera, persiguiéndola—. Recuerda con quién hablas —dijo firmemente tomándola del brazo.

—¿Es lo único que vas a decir? ¿Ni siquiera lo vas a negar? —preguntó agobiada.

—Si ya has escuchado todo, no tiene sentido negarlo —contestó descaradamente.

—Eres un cínico ¡SUELTAME! —pidió de un gritó zafándose de su agarre.
Corrió hacía su habitación. Serge pensó que ahí había acabado el drama de su hija, hasta que la vio salir pero está vez con una CZ P-07 Duty en sus manos. Viera se abrió camino hacia el salón con su padre pisándole los talones.

—¡Largo todos de aquí! —espeto llegando donde se encontraban los invitados platicando y riendo entre ellos.

Al ver que poca atención le prestaron, tiró 4 disparos al techo—. ¡Largo o les vuelo los malditos sesos! —los jadeos no tardaron en sonar. Los presentes comenzaron a salir con las manos cubriendo sus cabezas. Después de unos minutos se escucharon las llantas de los carros rechinar.

—Viera, tienes que calmarte —pidió su padre tranquilamente. Viera apuntó el arma en la sien de su padre—. ¡Viera! —gritó el señor Petrov en medio de un jadeo.

—Señor Hassan será mejor que se vaya —gruñó Viera hacia el señor de la Mafia Turca quien ya se encontraba en el minibar del salón.

El señor Hassan chasqueó la lengua, dejando el vaso lleno con bourbon sobre la isla del bar. Al pasar junto a Viera acotó: —El que es paciente muestra gran discernimiento; el que es agresivo muestra mucha insensatez. Me resultaría realmente decepcionante y no solo para mí, sino para nuestro mundo en general, que usted no cumpla con tal proverbio, señorita Petrova—. Y retirándose del lugar recordó: —El poder de la mafia no se obtuvo dando pasos abruptos.

—Viera, hablemos. Tú no sueles actuar así. Dime que pasa — pidió Petrov a su hija con voz melosa, atrayendo su atención nuevamente.

—¡Cállate! —gritó Viera apretando más la boquilla de la pistola contra la cabeza de su padre. —Cállate que no me dejas pensar.

Serge vio entrar a su seguridad justo detrás de Viera, ellos la derribarian pero debía asegurarse que no se diera cuenta, así que la distrajo.

—Se que estuve mal, pero hay una explicación —dijo atrayendo sus ojos hacia él —debes de entender que todo lo que hago, lo hago para protegerte a ti y a la Мафия.

—¡Dame una razón para creerte, no excusas ni cuentos baratos! —respondió Viera inmediatamente —No eres de sentimentalismos, lo sé, lo sabes y me parece ofensivo que intentes engañarme con eso.

—Tienes razón —el temple del señor Petrov cambió de inmediato, tornándose burlón casi egocéntrico.
Viera frunció el ceño ante el cambio de actitud y de pronto unos brazos la rodearon por completo mientras otros le quitaban el arma de las manos. —Hago lo que hago porque quiero, porque no hay poder en el mundo que me impida hacerlo. Porque soy el Boss de la Mafia Rusa y soy tu padre. ¡Y no eres nadie para cuestionarme! Mientras más rápido lo asimiles, mejor.

—Pero que valiente te has vuelto, hace un segundo me pedías que recapacitara —Viera rompió en una carcajada —Pudrete, додик.

Apenas Viera pronunció aquellas palabras la mano de su padre se estrelló contra su mejilla.

Primera bala insertada en el arma.

Russian Roulette  | 1.0 - Mundo CriminalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora