3 EL DESPERTAR

4 0 0
                                    


Michel abrió los ojos, la luz del sol entraba por el ventanal de la habitación.

Entonces sintió una pulsada en su cabeza, como el dolor de la resaca, lo cual le parecía extraño, pues él no había bebido tanto.

Se enderezó, se quitó la sábana y seguía desnudo. No sabía cuando se había quedado dormido. Su ropa estaba por el suelo y a su lado no había nadie.

Michel: ¿Jim?

Él, se levantó de la cama, se sentía mareado, no sabía cómo había llegado ahí. No había más música ni tampoco veía a Jim por ningún lado. Junto su ropa, se vistió poco a poco y después salió de la habitación.

A diferencia de la noche anterior, la casa estaba vacía. Había latas de cerveza vacías, botellas de vino a medio beber, vasos y copas rotas, ceniceros llenos, pero Jim no aparecía.

Estaba molesto, aturdido, desconcertado. Ninguna persona con la que haya pasado la noche le había hecho eso de irse sin decir nada.

Molesto se levantó el cabello con una liga haciendo una coleta, fue al baño, se lavó la cara, bebió un poco de agua y una vez recuperado se marchó de ahí.

Saliendo del edificio, el servicio de vigilancia que siempre lo cuidaba estaba ahí.

Lando quien era su hombre de confianza, bajo de un auto y se acercó a él.

-¿Está todo bien, señor?

Michel: ¿Dónde está Jim Reed?

Lando: Salió hace unas horas, señor.

Michel: ¿No dijo nada?

Lando: Sí, lo detuvimos para preguntarle por ti, ya que no bajó con él y nos dijo que tú te habías quedado dormido y que no despertaría en un buen rato. Dijo que iría a buscar un desayuno continental y se fue.

Michel: ¿No dijo a dónde iría?

Lando: No, ¿está todo bien?, ¿Te ha robado algo?...

Michel: No.

Lando: ¿Quieres que envíe a alguien a buscarlo?

Michel: No, vámonos de aquí.

En el trayecto en auto, Michel no podía dejar de pensar. ¿Hice algo malo?, ¿está molesto por lo que ocurrió ayer? ¿Desayuno continental? ¿Acaso soy la mujer aquí? ¿Fue una aventura de una noche?

Su dolor de cabeza aumentó, sus dudas no paraban y no sabía qué sentir.

¿Qué ocurrió?

Al llegar a su Edificio se metió directo en la tina. Eran las 4:00 pm y no había probado bocado alguno, pero eso no le importo y destapó una botella de vino.

¿Qué fue eso? Se preguntaba a sí mismo.

¿Es esa la parte mala de salir con un hombre? ¿Esa parte mala de la que siempre hablan las mujeres?

Y sintiéndose patético, puso la mano en su frente tapando sus ojos.

Y recordó a Jim desenfrenado como un jinete montando un caballo salvaje, moviéndose frenéticamente, gimiendo con desesperación. Eso ciertamente había sido el mejor sexo de su vida.

El solo recordar eso, le puso realmente caliente. Así que tomó el teléfono, llamó a Lando.

-Sí, ¿señor?

Michel: compra flores, compra rosas y que llenen toda la casa de Jim Reed.
Llama al tipo que nos vendió la pintura ayer y pídele la agenda de Jim, si no te lo da, ya sabes qué hacer.

LA MUSA SIN OJOS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora