Saltando de techo en techo con ayuda de su bastón, Chat Noir iba con el paso acelerado y una bonita sonrisa en sus labios con dirección a la calle en donde se encontraba la panadería y el hogar de la familia Dupain-Cheng.
Aunque bien, la dirección fija que tenía él aún mente era llegar a la habitación de la única hija de la mencionada familia.
Había estado esa última semana fuera de la ciudad por unos compromisos que tenía junto a su padre en Londres. La ciudad británica era bonita, debía admitirlo, pero también tenía que admitir que no se comparaba con su amada París.
Por obvias razones le había avisado a Ladybug de su salida de la ciudad por al menos esa semana, y su compañera no tuvo ningún problema con ello siempre y cuando se mantuviese al pendiente de las alertas de akuma para regresar lo más pronto posible y así ayudaría con el villano en turno.
Desgraciadamente, y sorprendiéndose de sus propios pensamientos, París estuvo libre de akumas durante toda esa semana cuando él mínimo esperó que hubiese un solo ataque para tener la excusa de ver a su novia así sea por unos instantes antes de tener que regresar a Londres una vez él y Ladybug hubiesen acabado con el peligro.
Pero lo bueno era que ya había regresado y ya podía volver a encontrarse con su Princesa.
A veces se reía de sí mismo por lo muy enamorado que estaba de Marinette, después de tanto tiempo de haberla considerado solo una amiga.
El destino, quizá.
Cuando estuvo a casi nada de llegar al hogar de la azabache, su corazón empezó a latir más rápido de lo que ya estaba debido a lo agitado que se encontraba por correr, por lo que sentía que el órgano se le quería salir del pecho de tan agitado que estaba.
A divisar aquél icónico balcón de ella, dió unos últimos saltos para poder aterrizar de una vez en ese pequeño pero emblemático lugar que guarda a cada uno de sus secretos. Se sintió emocionado por volver a estar ahí, a pesar de que sólo había sido una semana de ausencia.
Con cautela para querer sorprender a su novia, él bajó la cabeza por el tragaluz para observar si ella se encontraba en la habitación y si fuese así qué estaba haciendo para ver cómo le llegaba de sorpresa. Pero, la realidad fue que el lugar de rosadas paredes se encontraba solo en ese momento, pero el mismo se veía algo desordenado.
Y ya saben lo que dicen, la curiosidad mató al gato.
El rubio se adentró a la habitación y conforme avanzó y terminó en la planta de abajo, notó que el pequeño desorden se debía a que Marinette se encontraba trabajando con un vestido de gala con el que había estado lidiando desde hacía un mes.
Según recordaba de lo que la azabache le dijo la última vez, faltaban agregarle varias capas y detalles para tenerlo casi listo, y a diferencia de cómo había visto el dichoso vestido la última vez, la ojiazul había avanzado bastante, ya que la prenda estaba casi terminada.
Una pequeña y graciosa idea pasó por su cabeza de pronto, lo que hizo reír al héroe felino de manera discreta. Así que con cuidado, sacó el vestido del maniquí en el que estaba para proceder a colocárselo él.
Una vez ya se había puesto la prenda, el héroe se puso frente al espejo mientras hacía algunas poses, modelando el vestido.
—No me queda nada mal—. Mencionó para sí mismo divertido. —Es más, es como si fuera hecho a mi medida.
—Si no fuera un encargo que me pidieron, te lo regalaría cuando esté terminado—. Escuchó decir a espaldas de él de repente.
El ojiverde reconoció la voz enseguida, por lo que con una inmensa sonrisa, se dió media vuelta para poder por fin, después de una eterna semana, a la chica de sus sueños, quién lo observaba cruzada de brazos y con una sonrisa ladina por su travesura.
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Métodos Poco Convencionales Para Obtener Un Beso
FanficUn pequeño accidente por querer hacerse el gracioso, causará que Chat Noir sea castigado por Marinette de una forma, según él, de las más horribles de todas las existentes: Le negó los besos hasta nuevo aviso. Y siendo que al él siempre le ha gustad...