a través del tiempo | nomin

48 :: Llaves

Hace casi un mes que Jeno había terminado con él pero Jaemin seguía escribiéndole todos los días. Abrió el buzón, habían más de 20 cartas allí adentro, con desilusión dejó otra carta más.

Las cartas que le había enviado a Jeno seguían todas dentro del buzón, la banderita no volvió a bajar... eso quiere decir que el príncipe del futuro nunca volvió a la casa del lago para leer sus cartas.

"¿Por qué lo hiciste, Lee Jeno? Pensaba Jaemin todo el tiempo. "¿Qué fue lo que hice mal? Se preguntaba una y otra vez. No podía creer que ya nunca recibiría otra carta de su príncipe Lee.

La casa del lago estaba atiborrada de melancolía. Jaemin comenzaba a desesperarse, todo allí le recordaba a Jeno: la colección de los CDs, la cocina, los árboles, Daegal, las huellas en la entrada...

Ya no toleraba vivir en la casa del lago. Aunque la verdad es que ya no toleraba vivir sin Jeno. Nunca estuvieron cerca pero fue más real que cualquier relación en persona.

¡¿... Cómo podía Jeno olvidarlo de un día para el otro?! Después de todo lo que habían pasado juntos... todos los lindos momentos, las peleas, los regalos... ¿él no había significado nada para Jeno?

Quizás el amor de Lee fue tan solo una falsa ilusión.

Era un martes en la tarde, Jaemin estaba sentado en la sala y recibió una llamada de teléfono. Respiró hondo para que no se notara que estaba llorando y luego contestó.

— ¿Aló? ... ah, hola Yuna, ¿cómo estás? — Le dijo Jaemin al teléfono.

— ¡Hola Jaemin! Súper bien y ¿tú? — Respondió Yuna al otro lado de la línea.

— .... eh, bien. — Jaemin era muy malo mintiendo. — ¿Qué necesitas, Yuna?

— Oh pues jeje llamaba para decirte que le conté a mi novia Yeji que tienes una casa del lago... ¿Recuerdas que hace unos días me dijiste que pensabas mudarte?

— Sí, estoy pensando comprar una casa en el centro de Jeonju o algo, no sé, irme lejos de aquí...

— Pues Yeji me contó que su ex Jeno llevaba meses buscando una casa campestre... ¿qué te parecería vender la casa del lago?

— Yo- ... Dile a Yeji que la veré el lunes en la tarde para hablarlo, en la cafetería que queda cerca a tu casa.

— Lo haré Na, ¡gracias! — Jaemin estaba feliz de que Yuna haya conseguido novia y ya no le llamara "oppa"

Un par de días después Jaemin compró una casa en el centro, quedaba cerca a la casa de Renjun. El sábado estaba eligiendo que cosas llevar a su nueva casa y que cosas dejar en la casa del lago.

Se encontró en un cajón la foto de Jeno con Daegal y la tira de la cabina de fotos, definitivamente las llevaría. Jeno se veía tan feliz en esas fotos... de nada Jaemin ya estaba llorando otra vez.

Jaemin guardaba todas las cartas de Jeno, tenía desde la primera hasta la última en una caja de cartón. Sacó del buzón sus cartas para Lee que él nunca leyó y las dejó también en esa caja.

No sabía que hacer con la caja llena de cartas pero definitivamente no quería botarlas... así que dejo la caja en el ático de la casa del lago.

— Ohh... por eso mencionabas una caja en el ático en tu primera carta, Nono. — Dijo Jaemin al aire. — ... Extraño que me cuentes cosas del futuro. — Y de nuevo estaba llorando. Esto era tan difícil.

Dejó la colección de CDs allí para que Jeno los encontrara y finalmente se despidió de Daegal y se fue de la casa del lago sin nada más que dos maletas. Dejaría allí los muebles... también como regalo para Lee aunque no lo sabrá aún.

El domingo Renjun le ayudó a su hermanito a elegir los muebles para la casa nueva y finalmente ya estaba completa la mudanza. Al día siguiente, el lunes, Jaemin se encontró con Yeji como acordaron.

— ¡Jaehyun! Que bueno volverte a ver. — Saludo Yeji con cortesía.

— Hola... esto es para ti. — Jaemin sacó de su bolsillo las llaves de la casa del lago y se las entregó a Yeji.

— Pero- no entiendo. — Estaba asombrada pero más que todo confundida.

— No hay nada que entender, ahora tienes una casa del lago. Felicitaciones. — Jaemin literalmente se paró y se fue de la cafetería.

Yeji estaba en shock. No sabía por qué se chico misterioso le acababa de regalar las llaves de su casa. Pero en fin, lo bueno es que ahora tenía un regalo de disculpas para Jeno.