1.Presagios

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Me encontré en medio de un extenso túnel.

Todo quedaba en silencio, era hora de reflexionar sobre las decisiones que había tomado hasta ahora en la vida. Las últimas semanas en el trabajo habían sido raras y agobiantes; no entendía porque, pero a todos se les veía los ojos expresiones de pavor y miedo. Iban de arriba abajo con la cabeza algo agachada; parecía que no había seres humanos, tan solo cascarones.

Lo más extraño fue la noticia que leí, sin prestarle mucha atención, acerca de una investigación. Suficiente tenía con que el trabajo me robaba muchas horas del día para pasarlo con mi familia.

Mis pies anchos continuaron caminando hacia adelante con algo de esfuerzo. Mis oídos se afinaron al escuchar un movimiento rápido, como si algo se deslizara por los coches abandonados que iba dejando atrás. Con la pérdida del sentido de la vista, ante la oscuridad del túnel, solo me quedaba confiar en el resto de mis sentidos.

Algo se acercó a mí con sorprendente rapidez, cuando estaba a punto de llegar al final del túnel donde me esperaba una débil luz. En una última instancia, pude observar una gran mancha con forma humana de color violeta

Me desperté con sudores por todo el cuerpo. No era la primera vez que tenía pesadillas cuando venían semanas duras de trabajo.

Antes de levantarme, miré a mi esposa, quien dormía plácidamente. Sus ojos, mirar adentro era como ir al cielo; su sola presencia me tranquilizaba. Mientras me ponía los zapatos, mis manos notaron su calidez, aun dormida intuía que me iba a ir.

El sol comenzaba a salir junto con las nubes anaranjadas que le rodeaban. A estas horas, mi hijo debía haber salido hacia el instituto, no sin antes dejar el periódico en algún lugar. Cada día lo dejaba en un sitio diferente; por mí que se acordaba a última hora y corría para dejarlo en casa para no perder el autobús.

Con el cuerpo algo adormecido y mis ojos cansados, encendí la luz del baño y cerré la puerta con cuidado para no despertar a mi esposa. Mi rutina siempre empezaba igual, me duchaba y luego me lavaba los dientes.

Cuando sequé mi cuerpo con una toalla, me coloqué el albornoz. Me peiné el cabello negro para que no se vieran las pequeñas entradas que comenzaban a aparecer.

Descubrí que mi hijo había dejado el periódico en el único baño que teníamos de la casa, en la cesta al lado del váter. Leí por encima el titular: "La investigación salió mal. No sé sabe dónde llegará". A veces, explicaban mejor en los canales de televisión estas cosas, así que no le hice caso.

Con las mangas de mi albornoz, limpié el vapor que había creado el baño. Para mí espanto, diferentes partes de mi cuerpo quedaron pintados de pequeñas manchas de color púrpura.

Entonces, me interesé en la noticia y continué leyendo: "Altamente contagioso. Los síntomas empiezan por erupciones en la piel de un extraño color púrpura".

Writtober 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora