ETHAN JONES
Apagué el coche, y miré por mi espejo retrovisor para asegurarme de que ella seguía aún ahí y era real. Aún no me creía todo esto, todo el tema de las sirenas pensaba que solo eran cuentos para niños y mitos, pero ahora no sabía que pensar porque todo lo que una vez creía que solo eran cuentos baratos para niños había cambiado drásticamente en mis pensamientos, es decir, tengo una sirena en los asientos de atrás de mi coche con una herida en su cola que no paraba de sangrar ese extraño líquido verde, todo esto era una locura, una locura en la que me había metido yo mismo.
Después de varios minutos en los que parecieron horas, al fin había llegado a mi destino, la miré detenidamente por aquel el espejo retrovisor que se encontraba frente a mí. Sus ojos estaban cerrados, y su pelo rojo como el mismo fuego, estaba húmedo y pegado a su delicado rostro, pecas surcaban su cara perfilada y su cola era lo que más me llamaba la atención.
Su cola llegaba hasta el suelo de mi coche, sus escamas eran plateadas, y la luz de la luna daba en ellas haciéndolas ver aún más brillantes y llenas de vida. Sin duda era una criatura para ser admirada.
Mis pensamientos fueron desechados de mi cabeza, al percatarme de que su respiración iba cada vez más lenta y su color de piel estaba muy lejos de ser un tono normal, cuando la vi tenía un tono blanquecino como la nieve, ahora tiene como un tono verdoso, similar al líquido que salía de su herida. Al percatarme de ello, no lo dude dos veces, y con el corazón en un puño me bajé del coche lo más rápido que pude. Abrí la puerta de los asientos de atrás y rodeé mi brazo por su cabeza y el otro por su cola, para poder llevarla en brazos. Una vez ya la tenía conmigo cerré la puerta de un portazo con la pierna y me dispuse a cargarla hasta mi hogar. Me aseguré de que nadie me estaba viendo y con su cola envuelta correctamente en mi toalla, me dispuse a caminar hasta la puerta de mi casa. Con pasos decididos y rápidos llegué al fin a mi destino. Como pude me agaché hasta la alfombra, para poder coger las llaves de emergencia que estaban debajo de esta.
Una vez ya tenía las llaves en mis manos, me dispuse a abrir la puerta.
La abrí con mucho cuidado, con la finalidad de no despertar a nadie de mi familia, y con cuidado entre en la casa, y cerré la puerta con mi pie derecho despacio. Una vez dentro dejé las llaves en el cuenco de cristal y me hice una nota mental en mi cerebro de que debía dejar la llave otra vez debajo de la alfombra.
Con cuidado la llevé hasta mi habitación, no sabía dónde más dejarla. Subí las escaleras sigilosamente, hasta que llegué a mi destino.
Abrí la puerta del baño y dejé a la chica, en la gran bañera de mármol blanco. Con cuidado le quité la toalla que cubría su gran cola plateada y una vez hecho esto me dispuse a abrir el grifo de la bañera, con agua temblada. Poco a poco el agua fue cubriéndola completamente dejando su cabeza al descubierto, sus ojos seguían cerrados, pero su respiración poco a poco se fue volviendo a la normalidad, sus labios ya no estaban morados y su piel estaba volviendo a su color natural, en cambio su herida seguía sangrando ese líquido verde que supuse que era su sangre.
Suspiré con cansancio y me fui a cambiarme de ropa, ya que aún seguía con mi neopreno y después fui a limpiarle esa herida que tenía en su cola. Escogí mi pijama habitual y me quité el neopreno con cuidado, después me puse mi cómodo pijama.
Estaba nervioso. Muy nervioso.
No todos los días tenías a una sirena en la bañera de tu casa. Si mi familia la ve no sé lo que pasaría, solo sabía que debía mantenerla a salvo y esconderla muy bien para que ellos no se enteraran de nada. Con cansancio fui hasta el baño donde estaba aquella sirena y me dispuse a limpiarle y desinfectarle aquella herida que tenía en su cola. Fui a por el maletín donde estaban todas las cosas que necesitaba y me senté en una silla enfrente de ella. Con cuidado abrí el maletín, saqué el desinfectante y después saqué un pequeño trozo de algodón, para después mojarlo con un poco del desinfectante. Una vez hecha esta acción procedí a inclinarme un poco para estar más cerca de la herida y poco a poco le fui desinfectando la zona dañada.
Estaba limpiándole la herida tranquilamente, hasta que levanté mi cabeza y entonces vi que estaba totalmente despierta, sus ojos me miraban con miedo. Me quedé congelado en mi sitio y con el corazón en un puño. Me miraba con cierto temor y a la vez pude notar un poco de curiosidad en sus ojos azulados.
Yo estaba parado sin moverme, sin saber cómo actuar, tenía cierto temor de asustarla y porque también no me esperaba que abriera sus ojos tan rápido. Al final me arme de valor, y me acerque una vez a esa para poder terminar de desinfectar aquella herida.
Sus brazos estaban a la altura de sus labios, tapándose la cara por miedo hacía a mí y me apartaba su cola cada vez que intentaba acercarme otra vez para poder limpiarle la herida. No quería que sintiera así, desprotegida, insegura y sobre todo con miedo.
Por lo tanto, aunque no sabía si me entendería o no, decidí arriesgarme y le hablé.
-No quiero hacerte daño, déjame limpiarte la herida, por favor- le dije en un tono suave para que intentara relajarse. Pero desgraciadamente conseguí todo lo contrario cuando intenté acercarme otra vez.
-Por favor, déjame curarte- Señalé el algodón que tenía en mis manos- No quiero hacerte daño- Le dije otra vez con voz suave.
Estuvo mirándome con duda durante unos segundos y al final me dejó finalmente limpiarle la herida de su cola. Agradecido con el de arriba, pude desinfectarle la herida correctamente. Cuando acabé me levanté de mi asiento con sus ojos puestos en mi persona y tiré el pedazo de algodón que utilicé para poder desinfectarle la herida.
Estaba dispuesto a irme cuando ella me cogió del brazo bruscamente y entonces habló por primera vez desde que la recogí de la costa.
-Gra-Graci-as- Dijo entrecortadamente, para posteriormente desmayarse una vez más y me dejó ahí de pie más confundido que nunca.
NOTA DE LA AUTORA :
¡Así me imagino la cola de Aria!
¿Qué pasara ahora? Ethan se ha metido en buen lio. Espero que os este gustando esta novela y como siempre muchas gracias por vuestro apoyo.
¡Hasta el próximo capítulo pececillos!
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MERMAID
FantasySolo sabemos un 5% de las especies que se encuentran en el océano: pero ¿Qué hay del otro 95%? Las sirenas han vivido durante miles de años en el océano, pero eso los humanos no lo saben. Han permanecido ocultas al ojo humano durante siglos. ¿Pero...