Todas las cartas sobre la mesa

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"Entonces si eso no era obvio, algo que desde el comienzo ha pasado ¿Qué si lo es?" Hablo Jin tratando de hacer entrar en Jimin en razón dejando la sensación que antes le dio a un lado.

No quería darle la razón en ese momento apesar de saber que era algo que debía hacer.

¿Qué si lo era? La pregunta se repitió en la cabeza de Jimin mientras veía el rostro de Jin. ¿Qué era obvio? Claro algo que por unos segundos dudo ahora estaba completamente claro frente de él.

"¿Qué si es obvio?" Pregunto ahora el para confirmar la pregunta y al ver como el otro lo miro esperando una respuesta dio una sonrisa sin ganas sintiendo las primeras lágrimas resbalar por sus mejillas.

"Qué lo único que te interesa es tener a alguien con quien follar, no importa quien sea, no importa si soy yo o una prostituta de la esquina" Hablo queriendo al menos dañar un poco al otro, más las palabras bañadas en verdad en la mente de Jimin dolían más al decirlas en voz alta.

La habitación entonces se quedó en un lúgubre silencio, Jimin al no escuchar una escusa o una negación a lo que dijo de inmediato, lo dejo con la garganta hecha un nudo.

Se levantó recogiendo sus cosas y caminando hasta el cuarto donde de mala gana empezó a meter sus cosas en su bolso que cargaba gracias las clases.

Quería llevarse todo de esa casa y no volver a pisarla antes de seguir perdiendo contra lo que no quería ver.

Pero en cuanto en la puerta del cuarto apareció la silueta del mayor solo pudo darse la vuelta para no verlo.

Al darse cuenta de la intensión de su menor, Jin apretó sus puños y se acerco un par de paso para estar a una distancia menos larga.

"Peque..."

"No. Ya no me vuelvas a llamar así, me da asco imaginar que solo sea un apodo que uses con cualquiera para evitar decir sus nombre" Interrumpió Jimin en un grito en medio de su llanto.

Su mano entonces fueron a parar en su boca callando sus sollozos que no lograba controlar ahora que había hablado.

"Minnie" Otro apodo salió al aire sin embargo solo recibió de respuesta una nueva negación.

"No te lo ruego, no sigas, ya no puedo seguir con esto, ya no" Palabras rotas fueron soltadas mientras él y sus muros se derriban. Jimin ya no podía mentir, le gustaba de verdad Jin y eso solo lo llevaría a la ruina.

"Solo finjamos que esto nunca pasó y no volvamos a vernos" Pidió entre lagrimas tratando de proteger su corazón y sus estúpidos pensamientos.

Eso entonces provoco que el interior de Seok se removiera y por instinto tomo las muñecas de Jimin antes de empujarlo contra el suelo. Haciendo que sus miradas chocarán.

Kim al ver esa mirada devastada, se dio cuenta de que desastre había hecho y sus labios cerrados con fuerza no se quisieron abrir para disculpas que sabía que no servirían.

¿Fingir que nunca pasó? Se pregunto en su mente más una negación simplemente pasó ante esa idea.

"Nunca. Eso no lo podría hacer nunca" el primer momento en ese día que su voz temblaba, jimin lo sintió estremecer sobre el y aunque no lo quería creer al ver una lágrima salir de los ojos de su mayor y luego sentirla caer en su mejilla, no tuvo más opción que notar que esa era la realidad.

"Tu me gustas" confesó Kim, más reacio a seguir escuchando Jimin negó. No caería en una mentira como esa.

"No me mientas" Pidió cerrando los ojos, esperando que así las cosas pasarán más rápido.

"No miento, Jimin de verdad me gustas" volvió a repetir las palabras que en otro momento podrían haber sido dulces, sin embargo en ese momento para el mencionado eran como ácido que quería evitar.

"¡Mentiroso! Si te gustará nunca fuese pasado esto, si realmente te gustará, no me fueses dejado esas noches solo, no te fuese acostado con otro..." Su voz se termino entrecortado por un momento a causa de su llanto.

Sus pensamientos eran un desastre, pero había algo que tenía muy en claro.

"Si de verdad sentías algo por mi no me fueses lastimado y luego de hacerlo decirlo, si te gustará no habrías hecho eso"

Seok entonces apretó sus labios y dejó cae su rostro sobre el pecho que subía y bajaba en un ritmo irregular.

Jimin tenía razón y esta vez se sentía incapaz de refutar más su pecho con latidos contantes y dolorosos también dejaban en claro que sus sentimientos también eran de verdad.

Pero ya era tarde, ya había dañado a ese niño.

De un beso a  una adicción. Minjin/JinminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora