Día 4 | sɪᴇsᴛᴀ

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—Estoy tan cansado —Kaminari murmuró con un suspiro aburrido, caminando lentamente con las manos en sus bolsillos

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—Estoy tan cansado —Kaminari murmuró con un suspiro aburrido, caminando lentamente con las manos en sus bolsillos. A su lado, Bakugo tampoco parecía caminar muy animado.

—Bueno —Bakugo suspiró—. Gracias a alguien —Le envió una mirada acusatoria a Denki, quien desvió la vista inocente—, a las siete tenemos dos horas de estudio con los extras.

—Cierto —Kaminari recordó—. ¿Y si cancelamos? —Propuso. Se recostó cómodamente en la pared esperando que el ascensor anuncie su llegada.

—No —Bakugo respondió una vez ingresaron en el ascensor. Desde ahí, el camino hacia su habitación fue mucho más corto—. Tú nos metiste en este problema, para comenzar.

Bakugo abrió la puerta y tiró sus pertenencias descuidadamente en la silla de su escritorio.

Kaminari no espero por una invitación y entró en la habitación, tirando sus cosas a un lado de la cama para finalmente caer sobre ella.

—¿Qué se supone que estás haciendo? —Bakugo protestó.

—Ah... No estoy seguro —Kaminari comentó, acomodando las almohadas buscando una posición lo suficientemente cómoda para pasar las siguientes dos horas—. Le dicen dormir —Suspiró felizmente al cerrar sus ojos—, o algo así.

—Idiota —Bakugo suspiró, considerando seriamente la idea—. Tenemos que estudiar —Recordó.

—Sí, si —Se tomó un momento—. En cinco minutos me levanto —Prometió.

En ese tiempo, Bakugo organizó y adaptó hábilmente la habitación para la sesión de estudio. Buscó algunos libros y materiales, colocándolo organizadamente en la mesa, junto a marcadores y resaltadores de distintos colores, sabiendo que Mina y Denki parecían concentrarse mejor con ellos.

Una vez satisfecho, revisó las notificaciones del celular y se fijó en la hora: 5:56 p. m.

Había pasado bastante tiempo desde que Kaminari se durmió. Bakugo caminó a paso lento hacia la cama aceptando su destino y una vez que llegó se tiró de golpe, cayendo sobre Kaminari.

—¡Oye! —Se quejó con murmullos ahogados. Maniobró hasta que logró voltear la cara para protestas—. Quítate, pesas mucho.

Ignorando su balbuceos sin sentido, Bakugo se acomodó hasta quedar satisfecho con el resultado—Tu pesas más —Contraatacó.

—Mentiroso —Ambos continuaron peleando entre murmullos y balbuceos incoherentes hasta quedarse dormidos. El sueño y el agotamiento de toda la semana los empujó sin mucho esfuerzo a un sueño tranquilo. 

 

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ʟɪʀɪᴏ ᴇxᴘʟᴏsɪᴠᴏ | BakuKami Week 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora