6. Los orígenes de un asesino pt.2

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Dieciocho años atrás en un pueblo cercano a Salem había un hospital psiquiátrico, había pacientes que entraban y salían, unos con cura y otros totalmente tomados y arrebatados por sus mentes. Pero había un adolescente de no más de quince años, era un paciente regular. Había tenido una infancia llena de abusos y adicciones.

Estaba diagnosticado con depresión y ansiedad y recientemente se le había previsto, trastorno de personalidad. Esa fue la única solución que encontró su mente para lidiar con su fatal pasado.

—Kurtis ¿me escuchas? —la psiquiatra la atención del joven que tiene sentado delante.

—Lo siento.

—No te preocupes, todos nos perdemos en nuestros pensamientos algunas veces.

—Lo malo es no encontrar una salida de ellos.

Ambos se quedan en silencio por largo rato, la psiquiatra corta el ambiente dando un aplauso al aire y decide subir su ánimo con una sonrisa.

—Sabes que es tu ultima sesión conmigo ¿verdad?

—Lo sé —su mente vuelve a divagar por la habitación— ¿Por qué se va?

Ella sonríe amablemente e instintivamente pasa la mano por su vientre, estaba a semanas de dar a luz.

—Mi esposo no es de este pueblo, es de Salem. Un lugar pequeño pero acogedor cerca de aquí. Queremos tener una vida alejada de la ciudad y vamos a mudarnos ahí.

—¿Como se llamará?

Ella queda impresionada de que el muestre interés en algo, normalmente las sesiones no eran muy progresivas, respuestas cortas y mucha disociación de parte de él, pero hoy había hablado más de lo normal.

—Trulie

—Es un juego de palabras ¿Cierto? de verdad y mentira. Se toman las primeras tres letras de cada una y luego se acomoda a cómo suena mejor... me gusta.

—Vaya, eres el primero que lo descifra. Muchos otros ni siquiera lo entienden cuando lo explico.

La psiquiatra mira su reloj de mano y ya marcaba el final de la sesión, no hace falta avisarle al chico el solo se pone de pie y le extiende la mano a ella para ayudarla.

—Se que es difícil vivir de esa manera Kurtis, pero confió que tu sabrás como acabar con todos los fantasmas de tu cabeza, encuentra algo que te haga sentir vivo y aférrate hasta el final. Deberías de visitar Salem algún día, a veces en lugares así es donde te permites liberarte de lo que te ata al dolor.

No dijo nada solo se dirigió a la puerta y con un gesto vago se despidió.

La vida siguió, la psiquiatra se fue y formo su pequeña familia en ese escondido pueblo. Y él, tomo el consejo. Visito ese lugar dos años después y lo encontró una niña pequeña con el cabello claro y los ojos celestes, que jugaba con las hojas y reía feliz, tomada de la mano de la que un día fue para el "La Doctora de Heaven" la que lo animaba en cada sesión, la que lucho incansablemente para curarlo pero que al final, como todos en su vida. Lo había dejado.

Que hubiera dado el por haber tenido esa vida de pequeño.

Los observo hasta que la noche entro, pero la pequeña aun quería seguir afuera así que la dejaron y ellos fueron adentro a calentarse un poco. No supo porque lo hizo solo camino por inercia y quedo frente a ella. No se asustó, sintió curiosidad por ese chico que parecía triste.

—Hola.

—No puedo hablar con extraños.

—¿No? —negó con la cabeza ella— entonces me presento. Soy Kurt Lasher —le extendió la mano y ella la tomo— Ahora dime tu nombre.

—Mami me dice Tru, tu también puedes llamarme así.

—¿Y tú apellido?

—No se pronunciarlo —hace una cara triste pero luego señala al cielo— todos dicen que es el nombre de eso.

—Entiendo, Tru Heaven me gusto conocerte.

Trato de irse, pero ella lo tomo de los jeans.

—¿Somos amigos? no tengo muchos.

—Yo no tengo ningún amigo.

—Entonces seré tu primera amiga, puedes ir mañana conmigo a recoger dulces. ¿te gusta el Halloween?

—Hablas mucho, si seres amigos entonces debes de hacerme un favor —ella asiente con la cabeza— nunca le digas a nadie sobre mí, no me pueden ver.

—¿Yo tampoco?

—Ya veremos pequeña Heaven, solo si te portas bien, vendré a verte cada 31 de octubre.

—¿Y eso cuando es?

—Cada Halloween.

Le acaricio el cabello y siguió su camino. Ella pensó que no había cumplido su promesa de venir, pero lo hizo, no solo ese año si no todos los siguientes. Ella creció y lo olvido, pero él la contemplo cada noche de Halloween mientras pedía dulces.

Aunque la sed de sangre cada vez crecía más y su mente no mejoraba. Lo llevo a desquitarse con personas inocentes que sirvieron para aplacar sus sentimientos y poder contenerse con ella, pero no fue así siempre.

TRULIE

No, no lo recordaba. En mi mente no estaba Kurt Lasher, aunque internamente algo de él se me hacía familiar. ¿pero eso cambiaba algo?

Ninguno de los dos podía enmendar sus pecados ya y si este era el destino entonces iría contra por qué yo si quería seguir viviendo, tener un mañana y un poco más de tiempo en esta vida que no es justa con nadie.

Limpio las lágrimas que se me acumulan por montones en los ojos, su mirada esta clavada en mi pero su mente se pierde dentro de él, aprovecho su estado y salgo corriendo de ese pasillo, empujo a toda la gente que se me cruza y lucho por pasar por la multitud hasta llegar al otro lado de la atracción.

Logro encontrar la puerta trasera de la atracción y me escabullo por ella. Corro hacia los árboles y matorrales que dan hacia el bosque detrás de la mansión embrujada, mis pasos se pierden entre el sonido de la música, las risas y gritos de miedo de la feria. Corro tan rápido, como me hubiera gustado hacerlo hace muchos años atrás.

El juego infernal ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora