El segundo FlashIDEA ha llegado a IDEAhouse. Este reto fugaz busca compartir cortos relatos inspirados en las canciones de Bad Love, el primer mini álbum de Key de SHINee.
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Like helium
Corro, tratando de escapar en medio de la oscuridad.
Siento pasos acercándose y empiezo a sentirme mareada, me apoyo en la pared cercana antes de caer lentamente.
Cuando despierto, estoy sentada dentro de una habitación donde solo una bombilla nos brinda luz tenue.
Lo tengo frente a mi...
—Te dije que escapar sería imposible —me dice mirándome fijamente.
Trato de moverme, pero es inútil. Es como si cada vez que estoy cerca de él mis pulmones no funcionaran.
—¿Lo sientes? —me pregunta, mientras empieza a rodearme. —Estoy muriendo por sentirte —intenta alcanzarme, pero se retiene—. Sabes que eres la razón por la que puedo respirar —se pone a mi nivel, mirándome fijamente.
—Ya no puedo más —le respondo.
Empieza a acercarse, ninguno puede apartar la vista
—Sabes que te deseo.
Toma un mechón de mi cabello y lo pone detrás de mi oreja.
—Llévame al espacio y perdámonos —le respondo, rindiéndome y derribando todas las murallas que intenté crear—. Sin importar si nos volvemos tontos.
Acorta el poco espacio que quedaba y lo siento.
Es como si estuviéramos en un viaje a una velocidad inexplicable y cuando nos separamos tenemos esas sonrisas tontas en el rostro.
—Me asfixiaría si te dejo ir —me responde y sonríe.
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Heat
Las luces del lugar daban una atmósfera oscura y la tenue luz hacía que el sudor de la piel se viera incluso apetecible.
Se sabía que en la sala VIP estaba el hombre que todos querían tener, pero que solo una persona podía hacerlo arrodillarse si quisiera.
Era por eso que Baekhyun bailaba de manera que podía hipnotizar a cualquiera, pasaba sus manos de manera atrevida por su cuerpo porque sabía que ÉL lo estaba mirando como todas las veces que iba.
Kyungsoo tomaba su copa de vino mientras observaba a aquel joven que lo traía loco y todos se daban cuenta, de que el gran D.O. estaba siendo doblegado por aquel rubio de lentillas azules.
—Jefe —Lo llaman en la oficina.
Con paso firme se dirigió al lugar y al abrir pudo notar al dueño de su fantasías sonriéndole de lado.
—Escucho que te dicen jefe ¿Algún problema que te diga así?
—Ninguno —contestó el pelinegro.
El rubio caminó directo al escritorio y se sentó de una manera que hizo que D.O. pudiera mirar la increíble figura.
—Hola, jefe.
Estaba seguro que aquello fue una trampa de su subordinado, luego le agradecería.
