3. visitas y confesiones

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—Buenas tardes, señora Bae. Hoy Jungwoo me ayudaría a estudiar para... un examen.—dijo Yukhei mintiendo lo mejor que pudo, sus manos sudaban dentro de sus bolsillos y se mordía el interior de su mejilla con ansiedad.—¿Puedo pasar? Es en serio, muy, muy importante.

La madre de Jungwoo, Bae Joohyun, era una mujer hermosa, como su hijo. Pero, a pesar de verse como un ángel por fuera, su carácter estaba muy lejos de parecerse siquiera al de uno.

Era abogada de profesión, la encargada de llevar el pan a la mesa y también uno que otro lujito para su closet o para su familia. Desde siempre había estado obsesionada con el trabajo, por lo que nunca logró establecer una buena relación con su único hijo, que fue básicamente criado por su abuela y su niñera, ya que sus padres se divorciaron cuando Jungwoo era muy pequeño debido a que el hombre tenía una forma de vivir que a Joohyun no le gustaba.

Pero claro, siempre recordaba que tenía un hijo cuando debía obligarlo a estudiar más de la cuenta o meterlo a talleres de ciencias en los que él no estaba interesado, con la excusa de que "cuando crezca me lo agradecerá"

Yukhei fue testigo de varias ocasiones en las que escuchaba a Jungwoo y su madre discutiendo a altas horas de la noche. Bueno, en realidad, no sabía si podrían ser catalogadas como discusiones, puesto que la mayoría de ellas eran básicamente Joohyun gritándole al castaño que era un inútil que no servía para nada, y de respuesta por parte de él, puro silencio.

Y rato más tarde, sollozos desde la ventana de Jungwoo.

—¿Jungwoo quiso ayudarte... a ti? Que considerado.—respondió la mujer mirando al chino de arriba a abajo, reprochando su vestimenta informal.(que en realidad, no era para tanto; solo eran unos jeans rasgados y una chaqueta de cuero, junto con unas oscuras botas militares)—Está bien, puedes pasar. No demoren tanto, él tiene sus clases de tailandés en un par de horas.—dijo la mujer con un suspiro, haciéndose a un lado para que Yukhei entrara.

El moreno se inclinó levemente, agradecido, y quitó sus botas.

—¡Wendy, ven aquí por favor!—llamó Joohyun a la que parecía ser la empleada de la casa.

—¿Sí, señora?—preguntó una mujer de mediana edad llegando a la habitación, con su cabello rubio recogido en un perfecto tomate.

—Llevalo a la habitación de Jungwoo, por favor. Procura que su visita no se alargue mucho.—ordenó antes de irse del lugar.

Yukhei quiso reír. ¿Realmente era necesario que alguien lo tuviera que guiar hasta allá? ¿Piensan que les iba a robar algo si iba solo o qué?

—En seguida, señora.

La mujer le dio una leve sonrisa a Yukhei y lo guió hasta las escaleras.

El barrio en el que vivían no era el más acomodado de la ciudad, ni mucho menos. Las casas de allí eran comunes y corrientes, más no pobres; pero en cambio, el hogar de su vecino, era una maldita mansión.

Muebles finos en cada esquina, obras de arte decorando las paredes y ¡qué decir de las malditas escaleras de caracol que estaban subiendo en ese preciso instante, que encima estaban forradas de terciopelo! ¿qué era todo eso? ¡Lo más caro de la casa de Yukhei era probablemente su refrigerador!

Luego de un buen rato, estaban frente a la habitación de Jungwoo. Estaba en el tercer piso; ahí el chino entendió porqué era necesario que lo guiaran hasta allá, la casa era inmensa.

—Joven Jun...—Wendy alzó su puño para tocar la puerta, pero Yukhei la detuvo posando su mano sobre la de ella.

—Prefiero darle una sorpresa. Él se alegrará de verme aquí.—le dijo con una sonrisa. La mujer alzó una ceja y por un momento pareció dudar, pero terminó por asentir.

♡;; weed | luwooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora