4. travesuras

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Nuestro dormitorio es el lugar más íntimo que tenemos, más aún cuando estás pasando por la adolescencia. Es el lugar testigo de nuestras alegrías y penas, y de nuestros más privados secretos. Innumerables son las veces que callaste tus solitarios sollozos contra la almohada de tu cama, pero también son muchos los momentos en los que te desvelaste viendo tu serie favorita o terminando un trabajo a última hora.

Bajo mi perspectiva, ni siquiera tu pareja con la que llevas 30 años casado te conoce realmente. Nadie lo hace. Excepto, tu habitación, tu más fiel confidente, quien te observa en silencio a cada momento, sin juzgar. Jungwoo era un claro ejemplo de ello.

Para los demás chicos de la escuela, era un estudiante modelo. Alguien a quien admirar y aspirar por su buen comportamiento y excelentes calificaciones.

Para su madre, era un mediocre. Y hasta hace poco, creía que Yukhei no daba ni un peso por él. Pero cuando estaba solo en su habitación, se sentía seguro, en casa. Nadie podía ni menospreciarlo ni sobreexigirle. Solo era él, Jungwoo. Un adolescente que le gustaba acostarse a su cama a leer, calentito, con una taza de chocolate caliente al lado.

Y bueno, también había una que otra noche en la que su habitación tenía que escuchar sus largos suspiros, cuando fantaseaba con cómo sería besar los gruesos labios de su vecino.

¿Quién podría decir que ahora mismo, sus paredes estaban en primera fila viéndolo vivir su fantasía?


Una de las grandes manos de Yukhei sostenía la cintura de Jungwoo con firmeza, como queriendo mantener al coreano lo más pegado a él que se pudiera, si es que esto era posible. La otra estaba en su mejilla, acariciándola con ternura.Sus labios se movían con destreza y sensualidad, pero sin perder la delicadeza, para no asustar al mayor, ya que su inexperiencia saltaba a leguas.

Por otro lado, la boca de Jungwoo daba movimientos torpes e inseguros, mientras su mano acariciaba el cabello negro del chino, dando toques igualmente tímidos. Estaba mucho más concentrado en pensar que, dios. ¡Estaba besando a Yukhei! Y sobre todo, ¡que él lo besó primero! ¡Él lo agarró de la nuca y juntó sus labios, él tomó la iniciativa!

Jungwoo siempre sentía mariposas en su estómago cuando el moreno lo miraba o le hablaba. Pero lo que estaba pasando en su cuerpo en ese instante, era como si un animal grande y extravagante aún no identificado por la ciencia estuviera teniendo convulsiones y prendiendo fuegos artificiales dentro de él.

Y Yukhei... él se sentía extraño, también. Pero no de la misma forma extraña en la que se sentía Jungwoo. Era otro tipo de extrañeza.

No sabía a cuántos chicos y chicas había besado en su vida. Definitivamente vivía su adolescencia al máximo. Pero esta vez, era diferente.

Cuando tuvo su primer beso, a los 12, con una chica de su clase, lo único que recuerda haber sentido fue la inocente erección que se apareció entre sus pantalones en medio de la situación. Tuvo que correr al baño cuanto antes, muy avergonzado. Y en cambio, ahora, -además de obviamente calentarse un poco también, o sea, estaba besándose con el chico que amaba- se sentía tan, pero tan bien y tan feliz que quería llorar, llorar de pura felicidad por por fin probar esos labios tan bonitos y dulces que hace tanto tiempo ansiaba, de ser el primer beso de su adorable vecino.

"¿Siempre se ha sentido así de bien besar? pensó el chino, mientras que, sin dejar de besarlo, se quitaba rápido la chaqueta y bajaba su mano de su cintura y para posicionarla en su espalda baja, haciendo que un jadeo saliera de los labios de Jungwoo.

—Tranquilo.—murmuró Yukhei contra su boca.—Abre un poco la boca, hermoso.

En cuanto Jungwoo hizo lo que el chino le pidió, soltó un inevitable pero lindo gemido cuando Yukhei lo besó nuevamente y sintió como su lengua se fue introduciendo poco a poco en su boca, abrazando la suya, entrelazandose.

♡;; weed | luwooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora