Capitulo Uno

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Los personajes no me pertenecen, todos los derechos a Masashi Kishimoto; los edits tampoco, créditos a sus respectivos creadores.

Si quieren una dedicatoria pídanlo en los comentarios.

Ahora si, a darle con la historia.

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Tsunade había partido hacia la capital del fuego, sabía que sus enemigos la buscarían por todas las naciones, pero jamas esperarían que se ocultara bajo sus narices, y con Jiraiya en constante movimiento dejando rastros falsos suyos, estaría mas que bien protegida.

Así que se acerco hacia un aliado que podría ser peligroso para cualquiera, pero que estaba profundamente en deuda con su familia y con ella misma.

El palacio del Daimyo se hizo visible para ella, mientras en sus brazos ocultaba aun en mantas a la pequeña figura dormida de Haruko, y a su lado Shizune marchaba a su ritmo.

Llegaron a las grandes puertas que se alzaban imponentes, y al finco s podría visualizar la figura hermosa y lujosa del gran palacio, custodiado por murallas de piedras, rodeadas de Samurais.

— Deténgase, e identifiques— dos Samurais detuvieron sus pasos de avance.

— Mi nombre es Senju Tsunade, y estoy aquí para ver al Daimyo-sama— dijo con voz inquebrantable, sin margen para dudas. Los dos Samurais se tensaron, si de algún modo faltaban el respeto a la princesa de las babosas, y líder del actual extinto clan Senju, estarían condenados a muerte. 

Tsunade era por decir menos la realeza para los shinobis, y aun mas en su país. Con respeto dieron profundas reverencias, y guiaron a la mujer por el palacio hasta el salón del trono del Daimyo.

Este hombre estaba sentado en una elegante silla en medio de aquel salón gigantesco, de paredes altas, y bien decoradas por las joyas o tapices mas antiguos y costosos, techos altos, con grandes lamparas de araña en aceite. Y detrás del elegante trono los doces guardianes del Daimyo presente, protegiendo a su líder.

El Daimyo de fuego era un hombre viejo, pero uno con el cual no querrías ponerte de su lado malo, había que mostrar no solo respeto hacia el. Sino demostrar tus intensiones desde un comienzo, y no perder la cabeza del juicio.

— Tsunade-hime— saludo el Daimyo, ya siendo informado de la reunión que solicito la princesa de Konoha con el mismo— Es un honor tenerte en mi casa, pero dime, ¿A qué se lo debo?

— Daimyo-sama— dio una pequeña reverencia la mujer, mientras que su aprendiz daba una mas profundo a mientras sostenía en brazos a sus sobrina— Es un placer que me recibas en tu hogar, sin citas previas.

— Tonterías, Tsunade-hime, sabes que mi familia esta en una profunda deuda contigo por salvar a mi hijo, y aun mas con tu familia— dio una pequeña sonrisa el hombre caminando hacia la mujer.— Pasemos a la sala de té, allí podremos hablar cómodamente, Tsunade-hime.

Tsunade asintió, y siguió al hombre mayor, mientras seis de los guardianes juntos con samurais los seguían a una distancia prudente, pero listos para cualquier cosa, y si debían saltar a proteger a su líder. Shizune se sentía un poco tensa, por verse rodeada de este modo, pero no se preocupo, sabia que no le harían daño.

Cuando se sentaron en los cojines cómodos y elegantes, con la mesita de té en medio de ellos, de inmediato algunas mujeres sirvieron té, y bocadillos. Tsunade asintió agradecida por la hospitalidad, y miro al Daimyo decidida a dejarse de sus rodeos, le pidió con amabilidad, pero con voz bastante fuerte, como para no dejar lados a refutar, que por favor despidiera a sus sirvientes, y que solo se quedaran aquellos guardias en los que podría confiar plenamente, esto extraño al hombre, pero asintió, la voz de seriedad de un Sannin no debía tomarse a la ligera, y sabia que Tsunade no apareció sin previa autorización a sus puertas, por meras cortesías, y ganas de saludar.

Promesa Senju©──「ɴᴀʀᴜᴛᴏ ғᴇᴍ」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora