—¡Papa! —grité corriendo hasta él.
—¡Alex, mi pequeña! — me atrapo entre sus brazos y me cargo— volví antes de tu cumpleaños— dijo sonriendo.
—¡Lo sé, lo sé! ¡Estoy muy emocionada!
—Eso me alegra, pero dígame señorita ¿Cuántos años cumple? — preguntó papá bajándome de sus brazos.
—mmm ¿No sabes? — le pregunté tomando mi mentón mientras entrecerraba los ojos y lo miraba, él negó sonriendo— Siete años papá— le dije alzando mis dedos indicando el número.
Él sonrió ante la acción, dio un paso hacia mí y volvió a cargarme.
—Ya lo sabía— dijo sonriendo— Pero quería que tú lo recordarás.
—Mientes.
—¡Claro que no! — negó riendo.
Papá es la luz que ilumina mi barco de papel flotando en un vaso de agua. Hemos estado solos desde que nací, mamá nunca vino.
—¿A dónde quieres ir hoy, Alex? — preguntó papá desempacando las compras mientras yo lo miraba por el borde de la barra de la cocina.
—¿Podemos ir donde yo quiera? —pregunte entusiasmada y él asintió— ¿Podemos ir al parque y los trampolines? — papá asintió— ¡Ya se! mejor al acuario, o a la biblioteca, mejor al cine o...
—Tranquila, podemos ir a todos esos lugares— posó su mano sobre mi cabeza mirándome con una sonrisa.
Su sonrisa me irradia paz y calidez, es como estar dentro una sábana.
—¿De verdad? — pregunte empuñando mis manos entusiasmada.
—De verdad— contestó él caminando con la misma sonrisa hasta el sofá de la sala.
Siempre hemos sido nosotros dos, y con eso me basta.
Papá se sentó y me senté a su lado lista para recargarme en su brazo y abrazarlo.
—¿Nana no vendrá? —pregunte y él negó.
Seguimos mirando el televisor por más rato, en realidad no me importaba salir, pues papá era la única compañía que necesitaba. No importaba si nos quedábamos este día mirando el televisor, para mí sería el mejor día.
—Vayamos a bañarte— habló después de un rato levantándose del sofá.
Abrí los ojos adormilada y lo miré para estirarme, le asentí para levantarme.
Subimos a mi cuarto, quité mi ropa y me envolví en una toalla de winnie.
—¡Listo! — le dije alzando mi brazo y el me regreso a ver para sonreír.
Me acompañó a la puerta del baño para abrirla.
—Te esperaré aquí— dijo tomando mi cabeza con una leve sonrisa.
—Pero te quedaras aquí ¿Verdad? —le pregunté temerosa.
—Si.
El baño me da mucho miedo, cada vez que cierro mis ojos puedo sentir como alguien toma mi espalda, como alguien me mira o como si fuera a morir.
Abrí la regadera y dejé salir el agua fría, con los segundos se fue calentado hasta tener el punto exacto. Tome el jabón, el champú, el estropajo y cerré mis ojos.
—No, no, no.
La sensación seguía siendo la misma, el miedo seguía ahí.
Termine lo más rápido posible para poder salir de ahí. Papá seguía esperándome sentado en un sofá pequeño de ranitas que me compro, lo moví un poco para que despertara.
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ALEX, LA NÚMERO 150703
Cerita PendekDicen que al final de la vida solo somos un número más. Que las personas solo serán parte de nuestra vida por ratos y momentos, despues se iran. Algunos nos destruiran, otros nos mataran, pero solo al final nos lamentaran. Que las culpas son más que...