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No tuve tiempo para despedirme, pero al menos el sol vuelve a brillar para mí, tengo una nueva oportunidad. Muevo el papel entre mis dedos y leo la dirección, queda a unos 15 minutos de donde estoy ahora. Al parecer es un club llamado "Fire". No parece ser un sitio de mala muerte según palabras de Jude, y de alguna forma el hecho de que la propietaria sea mujer hace más creíble que la paga será justa dependiendo de lo que sea que tenga que hacer, aunque para algunas mujeres la sororidad no existe.

De mejor humor recorro las calles del lugar y al poco tiempo estaciono la camioneta cerca del lugar porque el estacionamiento del club solo es para "socios" y yo no lo soy. Entró al lugar no sin antes mostrar mi identificación al chico de la entrada e informarle que estoy aquí por el empleo que esta anunciado.

Evan como puedo leer en su placa, me conduce hasta la oficina de la dueña no sin antes pasar por la recepción y solicitar el permiso. Toca la puerta y una voz que demostraba cierta longevidad nos invitó a entrar.

- Buenos días, señora, esta chica ha venido por el empleo. - Es lo único que menciona Evan y con una mirada la señora Nina como puedo leer en la placa de su escritorio, le indica que se retire.

- Gracias, Ev. - Dice sentándose en la silla de cuero al otro lado de su escritorio.

Nina es una mujer hermosa, a pesar de la edad que ya es notoria, le calculo entre 45 y 50 años, su rostro luce bastante lindo y fresco, es alta de tes blanca y cabello rubio hasta los hombros, tiene unas piernas de infarto y una manicura perfecta. Su rostro se mantiene serio y tiene la apariencia de una reina en su trono, tanto que incluso intimidaba un poco.

- Mi nombre es Nina, aunque creo que eso ya lo sabes. – Señala la placa del escritorio que tiene su nombre - ¿Cuál es tu nombre dulzura? - dice inmediatamente después de cruzar las piernas, tiene una voz algo áspera, pero muy femenina.

- Me llamo Amelie, un placer conocerla. - Es lo único que puedo decir.

- El placer es mío. ¿Eres mayor de edad Amelie? - inquiere nuevamente.

- Si, señora. – Rebuscorápidamente en mi bolso y tiendo mi identificación.

Ella la observa por un momento y después baja la mirada buscando unos documentos en los cajones de su escritorio, una vez en sus manos vuelve a posar la mirada en mí.

- Bien, supongo que leíste el anuncio, ¿cierto? - La observo y estira la mano con los documentos y la identificación.

- Si, señora. Aunque supongo que usted va a explicarme con más detalle. – sonrió nerviosa.

- Claro, sería tonto que no lo preguntaras. -sonríe complacida por mis inquietudes.

- Amelie, está vacante es para servir tragos en la barra, no hay problema si no estas capacitada, Artur, nuestro barman te instruirá. El club ha hecho una ampliación y debido a eso necesito nuevo personal que se haga cargo de la zona VIP, normalmente las chicas llevan los tragos, pero aquí no. algunos hombres ebrios se ponen algo más que pesados y no me gusta que molesten a mis empleados. - dice orgullosa.

La respuesta me agrado mucho, tiene un buen argumento y es una forma de evitar acoso hacia las chicas, brindando así, una buena experiencia en el área de trabajo y al cliente por supuesto.

- Me parece bien, señora Nina. Con respecto a la preparación de bebidas si necesitaré la capacitación, pero aprendo rápido, soy muy responsable, honesta y en serio necesito el trabajo. – Las palabras salen tan rápido que me detengo a tomar aire y observo sus grandes ojos verdes.

- Muy bien, son exactamente las aptitudes que estamos buscando. Puedes rellenar los papeles en la sala contigua a mi oficina, después me los devuelves y te espero mañana a las 4 p. m, puedes retirarte. - Dice con una sonrisa que le devuelvo enseguida.

- Gracias, señora Nina, con permiso. - Tomo los documentos y salgo a rellenar el formulario.

Me toma alrededor de media hora rellenar el formulario, no es más que colocar los datos de identificación como nombre, edad, incluso nacionalidad, dirección, si contaba con seguro médico o el establecimiento me afiliaría a uno. Dejó la dirección en blanco y continúo colocando que me asignaran una institución de salud, no tengo ninguna a excepción del seguro de papa y después de su muerte dudo que el seguro con el que contaban se siga haciendo cargo de mí.

En cuanto entrego la hoja la señora Nina me reprendió por no colocar la dirección de casa, con un poco de remordimiento tuve que inventar la excusa, no me gusta mentir, pero decir que me había mudado de sitio y aun no sabía la nueva dirección con claridad, fue lo suficiente convincente para que me lo perdonara y con la condición de que en los siguientes días colocara el dato a la ficha.

También se habló del salario, tres mil quinientos dólares al mes, absolutamente perfectos por servir tragos a hombres económicamente pudientes que pagaban una membresía de oro por un sitio exclusivo y extravagante como lo era este club; inclusive me sorprendió tal cantidad de dinero, es decir, eso por servir tragos y sin experiencia alguna me pareció una locura, claro que la señora Nina explicó inmediatamente que no haría más que servir tragos aunque si vestida de manera sugerente sin llegar a lo sensual, además que el hecho de tener una cara bonita y ser muy joven atraería a más hombres al lugar. Ser la carnada no suena muy atractivo, pero lo tomare si no hay remedio.

Mañana volveré a las 4 p.m. para iniciar con el curso intensivo de preparación de bebidas, recibir el uniforme, además de un pequeño tour por las instalaciones sin olvidar el pequeño dato de la nueva dirección, con código postal y todo, aún no había pensado cómo explicar que viviría en el sótano de una librería, siento temor a que se enteren, pero eso solo sucedería si conocieran la dirección exacta de la librería.

Madeline quién es la otra chica que trabaja ahí me tendió el pequeño reglamento, un libro pequeñísimo con no más de 8 páginas que contiene todas las normas que están establecidas en el sitio, además de las sanciones, también pidió mis medidas para buscar un par de uniformes nuevos para Amelie. Fue muy dulce al darme la bienvenida y decir que si tenía algún inconveniente no dudara en acercarse a ella.

y decir que si tenía algún inconveniente no dudara en acercarse a ella.

Después de una productiva mañana al cerrar la puerta de la camioneta el golpe me devolvió a la realidad, ¿Dónde dormiría si Annie no permitía quedarme en la librería?

Debajo de un puente como una vagabunda. Eso es seguro.

El pensamiento me hizo reír, pero desgraciadamente era cierto. Sin dejarme llevar por pensamientos negativos puse en marcha el motor y tome el camino hacia la librería, al llegar observe a Annie de espaldas cargando un par de cajas bastante grandes y pesadas, baje rápidamente para ayudarla.

AmelieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora