II

1.4K 127 7
                                    

—Eh... No eres mi esposa. —indicó de repente.

Ante esas palabras, la pelinegra se tambaleó unos segundos y derramó unas cuantas gotas de licor sobre la mesa.

No tenía idea de que el castaño dijera ese tipo de cosas. Simplemente no tenía el rostro de un bromista. 

—Te estoy sirviendo sake como muestra de agradecimiento. —explicó.

—Uhm... está bien. —dijo aceptando el vaso con el licor.

El castaño vació aquel vaso de un solo trago. Estaba cansado de su trabajo en aquel lugar. Se estaba arrepintiendo de aceptar el encargo que se había comprometido en cumplir.

—¿Tu esposo suele venir aquí contigo? —preguntó mientras la pelinegra le servía otro vaso.

—Eh... no. —se sinceró— La verdad es que no salimos a citas desde hace mucho tiempo. Supongo que la magia que debería existir en cada pareja, nunca la tuvimos.

—¿Entonces por qué siguen casados? —nuevamente preguntó.

Esa era una buena pregunta.

¿Por qué seguía casada con el tipo que le había prometido tanto y le había cumplido nada?

La esperanza en que tal vez algún día le entendería. El miedo que le generaba no conseguir a nadie más. Todo era muy absurdo.

—Ese es nuestro problema. —se negó a contestar sirviéndose un vaso de licor.

—Sí. Lo es.

—Por cierto... —cambió de tema a uno más curioso para ella— ¿Para qué te querían los de arriba?

—Ese es mi problema. —respondió con las mismas palabras que había usado la pelinegra.

Ante la negativa del castaño por contar lo sucedido en los pisos de arriba, Horikita gruñó fastidiada.

El gruñido de la pelinegra no hizo más que recordarle al castaño lo mucho que tenía que hacer. El trabajo que antes tenía se le había multiplicado por dos, y eso no le agradaba para nada.

Él mismo había aceptado cargar con esa responsabilidad.

Y tal vez se arrepentía de hacerlo.

—Me tengo que ir. —se despidió levantándose de la silla.

—Sí. —le respondió sin más.

—Ten cuidado de regreso a tu hogar.

—S-sí...

La molestia que sintió desapareció al recordar como el castaño le había salvado de ese ebrio. Ella pudo haberse defendido, pero su reacción había tardado debido al nerviosismo que le generaba el ser atacada por un desconocido en la oscuridad de la noche.

No pudo despedirse de buena forma, ni demostrar su carácter fuerte y arisco, solo se mostró como una doncella necesitada de un salvador... y eso le molestó aún más. Mientras el otro miembro del club de los pisoteados salía victorioso del no tan caro lugar, Horikita bebió del tirón la copa que le faltaba para vaciar la botella.


----------------------- 


Al llegar a su departamento alquilado hace más de un año, pero, apenas usado al momento de entrar a la empresa de los corruptos... El castaño abrió su laptop y se sentó con una taza de café en la mano. Tenía unas cuantas palabras que escribir en su informe.

1 de junio del XXXX

Persiguiendo cada eslabón que nos permitirá llegar al que debería estar tras las rejas. Pude encontrar a cierto eslabón perdido con el cual tuve un breve intercambio de palabras. Pese a ser un simple peón o títere de los más poderosos. Ya sea por encargos, o por voluntad propia, Sudou Ken parece ser alguien que no tiene el suficiente nivel de peligro, es más, lo considero una simple vía para llegar a diferentes pruebas gracias a su conocimiento de lugares, dinero, recibos, y muchas cosas más.

Su esposa, Horikita Suzune, parece tener una mala relación con el anteriormente mencionado. Sin embargo, gracias a que ambos viven bajo el mismo techo, esta conocía los horarios de llegada y salida de su esposo.

Lamentablemente, no conozco ni he interactuado bajo ningún concepto con la esposa de Sudou Ken, por lo que, estas suposiciones no son de las todas seguras. Pero, ya sea por una corazonada, o una deducción arriesgada, me atrevo a decir que Horikita Suzune está libre de sospechas y cargos, no debería ser investigada. En cambio, su esposo, debería ser seguido por inteligencia por lo mencionado en este documento.

ATTE:

Ayanokouji Kiyotaka (Detective en actividad)

—¿Será buena idea mentirles sobre eso? —se preguntó reclinándose cobre su silla.

Mentirle al gobierno no siempre era una buena idea. Japón le había dado mucho al castaño. Una forma en la cual vivir, un futuro y un camino para continuar su vida. Pero también le había quitado parcialmente su libertad.

Pero pertenecer a la división cero de los detectives de Japón le ayudaba mucho al momento de investigar y hacer demás cosas. No necesitaba una credencial, una tarjeta o nada para presentarse. Ni siquiera tenía que hacerlo.

Solo tenía que investigar, infiltrarse si era necesario, y acabar con la organización en la cual se había enfrascado.

Pero este era un nuevo y difícil caso en su carrera. Un nido de ratas difícil de rastrear para las demás divisiones. El caso pasó desde la división sexta hasta llegar a la división cero, o la fantasma como le decían muchos, pasando de mano en mano hasta llegar con el castaño.

El cual solía hacer las cosas como le venían en gana.

El gobierno le debía mucho, por eso hacían la vista gorda de los informes tan particulares del castaño. Pero mentira era una cosa, y cumplir con su objetivo otra.

—Lo tengo. —dijo acercándose nuevamente a su laptop.

Posó el puntero del mouse sobre el ultimo párrafo y agregó.

Por cuidado de la investigación, no me involucraré para nada con la esposa del investigado, ya que no me llevará a nada importante.

Por lo cual, la interacción entre Horikita Suzune y yo, será nula.

—Listo.

Obviamente... el castaño había mentido.




-/-/-/-/-/-/-



¿Ya les había dicho lo mucho que me gusta sacar capítulos de series que poca gente ve? ¿No? Pues ahora lo digo xd.

¡NOS VEMOS!


-KIYOPON1420-

Nueva vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora