Las Leyendas De Gaia

Madre

—Dios, santo y bendito, desde tu trono de luz nos bendice en silencio y guía a los incautos en estas tierras llena de pecados y pecadores. Tu mirada inundo mi mente y me diste una razón de ser mi señora, todo poderoso. Obra en mi tu voluntad, usa este cuerpo efímero y frágil para que ellos puedan ver la verdadera salvación. Ho mi señora.... por favor, haz tu bendición en mi.

En el silencio de aquella catedral casi derruida donde las naturaleza había emergido rodeando en un abrazo las diferentes figuras de piedra y mármol que aun se mantenía de pie y devastada en parte por el paso del tiempo.

Un hombre de mediana edad el cual se encontraba arrodillado ante la estatua de una figura que era adorada por este la cual era la de una mujer con sus brazos extendidos pero la mitad derecho de su cuerpo estaba esculpido de tal manera que parecía que su piel se estaba cayendo dejando ver los huesos y músculos al aire.

La mitad que no se encontraba corrompida mostraba una expresión apacible un rostro sereno y comprensivo aunque su mirada estaba apuntando al suelo casi pareciendo que estaba mirando aquel prosélito que la adoraba en rodilla como una madre menefactora y protectora.

—Por favor madre, obra en mi tu voluntad que tu rostro semicorrupto por la putrefacción la cual no pudo abrazarte por completo y obraste en silencio el milagro. Dime madre.... por favor quiero sentir en mi piel tu dolor. Quiero expiar mi gran culpa... quiero ser perdonado.

Y así el adepto siguió orando pidiendo que sus pecados sean pulgados, cada una de sus palabras resonaban en el silencio de aquella catedral, donde los únicos testigos eran las diferentes estatuas y escultura de diferentes Santos.

Y cuando los rayos de sol del amanecer se hicieron presente atravesando la vidriera de diferentes colores que mostraba un motivo de una escena donde la "Madre corrompida" caminaba por un camino perseguida por un esqueleto viviente donde tiras de piel corrían por sus huesos y delante suya se encontraba una figura de luz la cual parecía detener el paso de la señora.

La luz iluminó el rostro de "La Madre corrupta" y el hombre se silencio para luego dar un quejido leve, comenzaría a caer desde el hueco de la capucha que cubría su cabeza un líquido viscoso y de color escarlata con pedazos de lo que parecía ser carne.

Así paso unos minutos y el adepto levanto su rostro viendo que el milagro había acontecido en su carne cual el pidió. Su rostro se encontraba derretido con los músculos viéndose a simple vista los cuales suturaba aquel líquido, su globo ocular derecho se había desprendido de la cuenca de este y estaba colgado por lo que era ante su mejilla y sus labios había desaparecido haciendo que sus dientes formará una macabra sonrisa. Lo único rastro que quedaba de su piel era la que rodeaba su ojo izquierdo el cual estaba fijo sobre la estatua. Con una mirada de admiración y de dolor, de su boca salieron la siguientes palabras:

—Madre.... me as perdonado.

Se desplomó en el suelo y su cuerpo se fue convirtiendo en una masa putrefacta la cual atrajo a las moscas que consumieron su restos y como también lo usaron para sus larvas.

La mirada de aquella estatua la cual en silencio vio con su ojos inerte y estáticos como había respondido a la palabras de aquel hombre.