Comienza a creer

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A los tres agentes no les fue difícil encontrar el edificio

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A los tres agentes no les fue difícil encontrar el edificio. La gran explosión del helicóptero había sido lo suficientemente llamativa como para saber dónde estaban incluso sin la necesidad de tener acceso al código. Llegaron hasta el techo, abriendo la puerta con fuerza y buscándolos por todas partes. Solo encontraron una cuerda y un arnés tirados en el suelo.

—Mierda —maldijo Smith.

—La localización se completó —informó Brown.

—Tenemos su posición —continuó Jones.

—Los centinelas están en espera.

—Ordena el ataque.

Ambos empezaron a alejarse. Si no podían deshacerse de ellos dentro de la Matrix, lo harían afuera, aunque sería mérito de los centinelas. No les quedaba de otra. Aun así, no había salidas recientes del sistema. Las ratas tenían varios agujeros por los cuales escapar, y a pesar de eso, no lo habían hecho aún.

—No han salido todavía. —susurró Smith con rabia.

Prestó atención a la información que llegaba a través de su audífono gracias a un anciano vagabundo en una estación del metro.

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Esa estación llevaba años abandonada, convirtiéndose en su hogar. A excepción del constante paso del tren, era el mejor lugar en el que había estado. No se inundaba, no hacía tanto frio y no pasaba nadie que pudiera molestar. Estaba lo suficientemente iluminada para ver qué sucedía alrededor, pero la esquina que ocupaba estaba en las tinieblas, evitando que cualquier policía lo viera e intentara echarlo. Era perfecto.

De repente, el teléfono público empezó a sonar.

"¿Desde cuándo funciona esa mierda?" pensó dando un trago a su botella envuelta en una bolsa de papel.

Tres personas vestidas de negro bajaron las escaleras apresurados. Uno de los hombres cojeaba mientras se frotaba las muñecas, de las cuales colgaban unas cadenas rotas. Se acercaron a la cabina telefónica y uno de ellos la abrió.

"Los jóvenes son cada vez más raros"

Neo posó las manos sobre los hombros de Morfeo e hizo un gesto hacia el teléfono.

—Tu primero.

Morfeo contestó el teléfono, y al poco de acercarse el auricular, desapareció desvaneciéndose y el teléfono cayó, quedando sujeto por el cable. Neo lo recogió y colgó. Tank estaba solo y herido, así que tardaría un poco en desconectar a Morfeo y estar listo para sacarlos a ellos.

—Neo... tengo que decirte algo... —susurró Trinity. Él giró hacia ella. Había cierta determinación en su mirada que poco a poco se convirtió en inseguridad cuando bajó la cabeza— Pero... tengo miedo de lo que pueda significar si te lo digo. —El teléfono volvió a sonar, pero ella lo ignoró—. Todo lo que el oráculo me ha dicho se ha cumplido... —El suelo comenzó a temblar anunciando el paso del tren, y el teléfono seguía sonando insistentemente al lado de ambos—... Todo menos esto...

System FailureDonde viven las historias. Descúbrelo ahora