El cumpleaños

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Cumpleaños, ¿Qué significa?, fiestas, regalos, es una fecha importante en la vida de una persona, significa que entras a una nueva etapa, todos nos sentimos renovados cuando estamos de festejo, nos sentimos el centro del mundo y ¿Cómo no hacerlo? Si es el día en que amigos y familia se reúnen para un solo objetivo, hacerte feliz. En mi familia, los cumpleaños son fechas muy importantes, demasiado importantes, especialmente el cumpleaños número veintiuno, se estarán preguntando por qué es tan especial ese número, pues verán, cuando mi padre entro al negocio familiar tenía veintiuno, la tradición continúo con mi hermano mayor Giovanni y como somos solo dos sigue conmigo, Helena.

Nuestras fiestas no son muy diferentes al resto, tenemos pastel, globos, invitados, familiares, amigos y buena bebida, pero a las doce el hombre más viejo de la familia lleva al cumpleañero a la parte de atrás de la mansión ahí le vendan los ojos y le entrega una pistola, no cualquier pistola sino la pistola. Una vez con el arma en mano el viejo te hace tres preguntas importantes de si y no, no tienes mucho tiempo para pensar ya que la fiesta debe continuar, en fin la pistola tiene seis balas, un disparo significa si y dos disparos no, ¿entendieron? Espero estén tomando nota.

Debes ser muy claro en tu respuesta ya que es decisivo para la familia, desde que soy pequeña he esperado este momento, el momento de desligarme completamente de este mundo de mentiras, pero no todo es color de rosa, mi hermano ya había tomado esa decisión por mí al negarse a la pregunta final dejándome toda la responsabilidad.

Hoy es seis de febrero, mi día especial, apenas puedo comprender como es que llegó tan rápido el fatídico día. Me vestí con un vestido rojo que tenía un tajo del lado de la pierna derecha, pinte mis labios del mismo color y me dirigí al recibidor; era temprano aún no habían invitados y mi padre estaba en su despacho.

- Hermanita.- saludó Giovanni cuando me vio bajar de las escaleras.- Te ves alucinante.

- No exageres.- comente mirándole con la cabeza gacha.

Gio era una copia idéntica a mi padre cuando era joven, ojos marrones piel pálida cabello negro y rasgos faciales pronunciados, también era muy alto pero eso es de familia ambos tenemos una altura comprometedora.

- Te verías más guapa si sonrieras un poco eh.- tomo mi rostro en sus manos y besó mi frente.- Todo saldrá bien cariño.- consoló

- Eso espero, eso espero.

Me sentía un poco ridícula estando tan arreglada en un vestíbulo vacío. Me encamine hacia la cocina para poder entrar al cuarto de las muchachas de limpieza, a la esposa de mi padre no le gusta que nosotros nos vinculemos con la "servidumbre" jamás le seguí la corriente a esa bruja, no podría vivir sin darle un abrazo a Rosita la mujer que se encargó de mi cuando mi madre nos dejó.

Sin hacer mucho ruido entre al cuarto, que más que un cuarto es otra casa conectada a la mansión. Pude escucharla tararear la canción que me cantaba antes de dormir.

- Dulce niña duerme, con el cielo estas, busca tu canción...

- Y junto a dios estas, junto a dios estás. – completé

La anciana mujer volteó, sus ojos se abrieron de par en par al verme, por un momento creí que le daría un ataque o algo parecido, pero no, ella sonrió ampliamente y se acercó a mi tomándome de las manos, me observó atentamente de pies a cabeza mientras una lagrima rodaba por su mejilla.

- Mi niña.- balbuceo.- mira en lo que te has convertido, me siento tan orgullosa de ti.

- Ay mamita, no me hagas llorar.- dije sosteniendo una lagrima con mi dedo índice

- No, no, no, no llore muñequita que se le estropea la carita.- sus ojos se iluminaron al ver la cadena que me había regalado.- Aún la tienes.- sin darme explicaciones se dirigió a su cuarto.

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