Después de que arriesgara mi vida aun así no me creyeron.
Llegue a un lugar al que todos tratan como el infierno en la tierra y me trataron mejor que mis supuestos amigos.
Quiero ser un héroe pero odio a la mayoría de ellos.
Parece que mi vida es...
Kogami andaba agarrando su espada y poniéndola en su funda con su amiga peliblanca detrás de el poniendo varias cosas en un bolso suyo para partir luego hacia sus objetivos, hoy era el día parece
Kogami: ¿En serio sigues pensando en venir? - le pregunto - No es algo que tomar a la ligera.
Erina: - bosteza - Claro que iré no tienes que preguntarlo cada minuto, ademas - va hacia el y le golpea con un dedo en la frente - Yo no soy la antigua momia humana.
Kogami: Y tampoco la que sabe manejar un arma.
Erina: Di lo que quieras, iré.
Ante sus inútiles intentos de convencer a la chica Kogami suspiro y puso la mano en su cabeza mientras la miraba fijamente.
Kogami: Esta bien, vendrás. Pero escucha...- su voz se suavizo, con intención de que la chica lo escuchara. - Quiero que tengas cuidado, no seas precipitada...Si sales dañada, y ya no puedes combatir, sales del combate, sin quejas.
Erina: Demasiadas condiciones, ¿no crees?
Kogami:...Por favor...- fue lo único que dijo, honesta y sencillamente.
Erina asintió, y en un ambiente más tranquilo, los dos salieron del hogar.
Ambos fueron hacia al sur respecto al pueblo, los atacantes debían llevarles unas horas de distancia por lo que si corrían los alcanzarían en la noche, y para ser sinceros...No pensaron un plan para atacar.
Kogami: Mira, tu te escondes por atrás y yo por delante, llamo su atención golpeando una piedra, entonces atacas por la espalda. Apuñalas a uno, das una voltereta y ahorcas al otro, mientras yo inmovilizo y corto la cabeza al otro.
Erina:...¡LO DICES COMO SI FUERA SENCILLO!
Kogami: Lo tengo bastante en cuenta. - suspiro.
Entre charla y charla las horas pasaron. Ya deberían encontrarse más cerca de sus objetivos.
Erina se adelanto unos metros cuando vio el atardecer, para calcular un estimado de cuantas horas caminaron, pero se detuvo luego de un par de pasos.
Kogami: Que suce- callo su voz al instante.
Reconocio los mechones rojos sin mucho problema, eran ellos. Equipados y conversando entre sí, hablaban con tanta naturalidad después de las atrocidades que cometieron.
Nada más reaccionar a lo que estaba en frente de ellos sacó su espada enojado.
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Kogami: "Deben ser ellos!" - pensó viendo a un grupo en frente, uno de estos tenía el pelo rojo - "Atacare!"
Justo cuando iba a lanzarse a por ellos sintió como la mano de su amiga se posicionaba en su pecho reteniendolo
Kogami: {Erina, ¿que haces?}
Erina: {¡SHHH! ¡Has silencio!}
Los hombres se detuvieron junto con ellos, el pelirrojo desefundo su arco. Cargaba consigo una mirada de muerte.
