El Conejo de la Familia Loki - Danmachi

Capítulo III: ¿El Conejo?

─ Bell, Bell... ¡Bell!

─ ¡Perdón! ¿Qué sucede Kami-sama? ─ Preguntó el chico levemente aturdido por el grito de su Diosa.

─ Estabas mirando a la hoja muy detenidamente; te iba a decir que ya puedes irte ─ Explicó Loki.

─ Ya veo... Diosa, una pregunta.

─ Dime, Bell.

─ ¿Crees que pueda hacerme fuerte más rápido?

─ Lo creo, hoy ha sido una prueba de que se te da bien el subir de estadísticas rápidamente, hazme recordar que tengo que regañar a Finn y los demás ─ Loki se sentía algo disgustada con lo que le pasó a Bell, y se lo iba a reprochar a Finn, la Diosa se había encariñado con el chico, no quería que un evento desafortunado acabe con él.

─ Pero no me pasó nada Kami-sama, tampoco es para tanto.

─ Sí lo es, sino hubiese aparecido Aiz la historia sería otra, y tú no la vivirías para contar.

─ Entiendo Kami-sama...

─ En fin... Ya puedes irte, te veo mañana, Bell.

─ ¡Buenas noches, Kami-sama!

[...]

A Bell se le fue la noche pensando en sus cosas, tanto tiempo en su mente, que no se dio cuenta cuando se durmió.
Su sueño, o más bien, pesadilla fue algo peculiar... Era él, siendo reconocidos por todos, todos, subía y subía de nivel, había enamorado hasta "La Princesa de la Espada", Aiz, y habían empezado a "salir".
Un día cómo cualquier otro, empezó su mañana yendo al calabozo, todo bien, hasta que se encontró a un minotauro, robusto, alto, más de lo normal, pelaje oscuro, cuernos... Gigantes. Un hacha en su mano izquierda que imponía más respeto, y una característica mirada de odio.

Arremetió contra el chico, él petrificado no pudo hacer nada, y se dejó llevar por los arrastros del minotauro, lo llevo hasta el piso 15, siendo que se lo había encontrado en el 17, dos pisos enteros chocándose contra las paredes.

En el suelo yacía el chico, prácticamente muerto, sangre por todos los lados, su cabeza, manos, torso, y por supuesto, el piso inundado de su sangre...

[...]

─ Oye, ¿te encuentras bien? ─ Preguntó una chica con un suave tono de voz.

Bell se quedó mirándola por un tiempo, era una chica de cabellos y ojos dorados, tan resplandecientes como el sol, tan amarillos como el oro, tan suave como la lana.
Después de unos minutos de reacción, se percató de qué hacía en su cuarto esa chica.

─ S-sí estoy bien, gracias por preguntar... Pero ¿qué haces t- ─ Paró al instante al darse cuenta quién era, Aiz Wallenstein, ¡y estaba en su habitación!.

─ Ibas a preguntar de qué hago yo aquí, ¿no? ─ Expresó en forma de pregunta la chica

─ Sí...

─ Loki dijo que me venga a disculpar, Finn se disculpará contigo después, por cierto...

─ Entiendo... ¿Qué ibas a preguntar?.

─ Cómo mejoraste tanto en tan solo una "pelea", perdón por la osadía de mirar tu hoja de estado; subiste de estadísticas muy fácil y rápido.

─ Supongo que fue porque el minotauro me correteó casi todo un piso, y recibí mucho daño...

─ Ya veo... Hace poco estabas gritando "¡Es demasiado fuerte! ¡No puedo; si esto es un sueño que me despierten!", y yo te desperté, más que un sueño tuviste una pesadilla.

─ S-sí, una muy de mal gusto, por cierto no me presenté me llamo- ─ No pudo terminar su frase por una interrupción de Aiz.

─ Conejo.

─ ¿Qué? ─ Bell no entendió a qué se refería.

─ Te pareces a un conejo, tienes un pelo blanco y al parecer suave y cómodo de acariciar, cómo un conejo ─ Aiz le explicó a Bell.

─ Bueno... D-dime cómo quieras, p-pero mi nombre es Bell, Bell Cranel, señorita Aiz Wallenstein ─ Bell se presentó formalmente ante su amor platónico; aunque por fuera no pareciera, por dentro estaba saltando de felicidad con brillos en los ojos, y un aura rodeada de corazones.

─ Dime por mi nombre, Bell.

─ O-ok Aiz-san.

─ Hmmm... ─ Se había molestado con Bell, le dio la confianza para que le diga Aiz, y le agrega el san, es demasiado tonto o respetuoso, esas fueron sus segundas impresiones al hablarle...

[...]

Gracias por leer.