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Capítulo dedicado a ximprenaty  ♥️♥️

•••

Pestañeé varias veces al escuchar aquel sonido ensordecedor, mismo que se repitió varias veces llevándose consigo gritos ahogados. Respiré profundo, sabía que la persona que había disparado no lo haría conmigo, sin embargo, la vida de Tiago y Engel me preocupaba.

—Ni un paso más, o la siguiente bala irá directo a la cabecita del bonito pelinegro.

Qué hija de puta salió la muchacha.

Me giré lentamente contemplando mi alrededor, la loca esa había matado a todos los que quedaban. Pero en un rápido conteo no vi los cuerpos de los hermanos de Engel.

Tiago miraba a la hija de los pastores con una sonrisa burlona, sus manos descansaban tras su espalda mientras se movía ligeramente hacia delante. 

—Yo sugiero que sea en la de Engel —comentó, ganándose una mala mirada de mi parte.

La chica lo ignoró e hizo una seña para que me acercara. Miré a los chicos antes de dirigirme hacia ella, decidida.

—Horas atrás no nos quisiste dejar entrar, ahora tampoco salir. Estoy empezando a creer que tienes serios problemas —le dije deteniéndome frente a ella.

—Te di la oportunidad de que nada de esto pasara, pero tú misma te apuntaste en la lista.

—Bien, acepto mi inutilidad. ¿Pero qué rayos es esto?

—Un genocidio. —Se encogió de hombros—. Agradeceme por esto, todas las familias que invité eran fieles creyentes de mi padre... y este está creando algo en tu contra. Por lo tanto, estos iban a seguir cualquier orden que él
ejecute.

—¿Tú ayudándome? —Reí—. Por favor, esto no tiene lógica... hiciste que Engel matara a su madre.

Ella ladeó la cabeza y observó al susodicho por varios segundos. Entrecerró sus ojos hacia él antes de volver su atención a mí.

—Yo no le dije que vaya y lo hiciera. —Hizo una mueca antes de tomar asiento —. Le di dos opciones, como a todo el mundo. Los demás pudieron confesar lo que debían, ¿por qué él no?

Estuve a punto de hablar, pero ella me cortó.

»Da igual. La señora como quiera iba a morir... Volviendo a lo anterior, no creas que te ayudo porque me nace hacerlo.

—¿Por qué, entonces?

—Solo te diré que por alguna extraña razón hay gente que te quiere viva, sana y siendo un tormento para Serfol. Los  ascendentes te cuidan la maldita espalda, pero a algunos de ellos le vales mierda, pero como somos fieles y contribuir a salvar tu lindo trasero nos beneficia; he aquí la ayuda.

—No entendí.

—¿Puedo moverme o todavía va la amenaza de perforar mi cabeza? —cuestionó Tiago.

—Sigue en pie, querido —respondió ella dirigiendo la pistola de mí hacia él

Con una le apuntaba a Tiago y con la otra a Engell.

—Mas vale que no te muevas, porque necesitaré un poco más de lo que me diste hace un rato —le dije volteando la cabeza hacia él, irritada.

—¡No me digas que le diste drogas! Te dije que no...

—¿¡Pero qué rayos, Engel?! ¡Nadie está hablando de drogas! —lo fulminé con la mirada.

—Debes ser más específica, dulzura. Di que necesitas otro orgasmo de esos que él no te da.

El misterio que me persigue ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora