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"Salvada por el peligro"
¿Ventaja o desventaja?

*

**
—¡Maldición! Esto no puede estar sucediendo de nuevo —exclamé sosteniendo mi cabeza.

No, no otra vez.

¡Maldición, otra vez no!

Caminé de un lado a otro pensando en que iba a hacer. En como diablos iba solucionar todo aquello que estaba sucediendo.

Las cosas se estaban saliendo de control y alguien seguía divirtiéndose conmigo. Prueba de eso, me encontraba en un terreno baldío rodeado de árboles, de nuevo.

Observé con desdén el cuerpo casi calcinado que se encontraba frente a mí.  E inmediatamente sentí deseo de vomitar, pero me contuve.

Otra vez no.

Solté un grito de frustración, ya estaba cansada y jodida de cargar con tantas muertes sobre mi espalda.

¿Cuándo acabará este juego enfermizo?

Mi piel se erizó de una manera espeluznante, de pronto me sentí acalorada y el sudor comenzó a descender por mi espalda. A pesar de no recordar nada, sabía que yo no había cometido aquel hecho. En este pueblo se había hecho costumbre culparme de todos los crímenes,  pero nadie tenía pruebas; mas no puedo decir lo mismo en esta ocasión.

¿Quién era la víctima?

Caminé de un lado a otro sosteniendo mi cabeza. Esto no podía estar ocurriendo, no sabía nada de lo que había ocurrido pero aún así tampoco sabía que iba a hacer.

Joder, por algo me dicen "la chica tragedia".

Le di un breve vistazo a mi ropa y a mis manos, ¡maldición!, estaban manchadas de sangre seca.

Miré a todos lados con desesperación.

Extrañamente el cuerpo aún ardía en llamas, así que me apresuré a quitarme todas las prendas de vestir y las arrojé al fuego quedando completamente desnuda.

Recogí mi teléfono móvil. Miré por ultima vez la escena y luego me eché a correr lejos de allí.

Debía estar alejada lo más rápido posible, pues no faltaba mucho para anochecer y a esas horas se cometían la mayoría de los delitos que ocurrían en el pueblo de Serfol. Los delitos de los cuales siempre me incriminaban.

Me adentré por los árboles aún sin saber a que lugar daba ese camino, la desesperación y la necesidad de salir de esos alrededores eran más grandes que elegir por donde ir.

Escuché el crujir de una rama y mis alarmas se activaron, me ordené avanzar el ritmo de mis pies y corrí más rápido. El hecho de estar desnuda y descalza no ayudaba en absoluto.

Estaba segura que alguien venía tras de mí. Podía sentir la intensa mirada de aquella persona.

Y pensar que me estaban observando el culo en su máximo esplendor no era una agradable imaginación.

Las hojas sonaban bajo mis pies por cada pisoteada que daba. Aunque quería mirar hacia los lados me obligué no hacerlo.

***

La noche ya había empezado a caer y habían pasado alrededor de quince minutos cuando decidí detenerme.

Hace unos minutos dejé de escuchar pasos tras de mí, así que deduje que había perdido a la persona que me seguía.

El misterio que me persigue ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora