Pasaron unas cuantas semanas, dos antes del concierto, comenzaron a ensayar todas juntas las canciones del concierto, o más bien a repasarlas, pues todas ya sabían cómo era todo el show.
María Conchita estaba muy feliz de comenzar a ensayar precisamente para ese concierto, pues eso significaba una sola cosa: viajar a México y quedarse en casa de Dulce. El sólo hecho de pensarlo, la ponía nerviosa y ansiosa. Una noche antes de irse, después de hacer sus maletas, llamó a Dulce para avisarle a qué hora salía su vuelo y a qué hora llegaba.
Al día siguiente, María abordó el avión contenta, en dos horas y media vería al amor de su vida. Al llegar al aeropuerto, lo primero y único que hizo, fue buscar a Dulce con la mirada, y ya que la localizó, fue corriendo rápidamente hacia ella para darle un fuerte abrazo.—Dulce, mi cielo —se separó de ella para mirarla a la cara —Te extrañé bastante.
—Y yo a ti.
—No sabes las ganas que tenía de verte, abrazarte, y las ganas que tengo de besarte —bajó la voz.
—También yo —dijo haciendo puchero —pero no aquí —tomó parte del equipaje de María para ayudarla —¿nos vamos, mi reina?
María se sonrojó y rió —vámonos.
Llegaron a casa de Dulce, y en cuanto cerraron la puerta, lo primero que hicieron fue darse ese tan esperado beso.
—¡Por fin! —dijo María Conchita con una sonrisa de satisfacción, y esto a Dulce le causó gracia.
—Vamos a que dejes tus cosas en la habitación que dejé para ti —comenzó a caminar dirigiéndose a las escaleras.
—Para mí —dijo para sí misma mientras la sonrisa desaparecía de su rostro.
Posterior a eso, Dulce decidió mostrarle a María un poco más de la casa, y también, e presentó a sus mascotas, cosa que a María le fascinó, pues es más que sabido el inmenso amor que tiene por los animales, y los perritos y gatitos de Dulce se le acercaron sin ningún problema. Todo el resto del día lo pasaron ahí en casa de Dulce, no tenían ganas de salir para nada, y lograron pasar todo un rato increíble disfrutando de su compañía, de su cariño, de tantos mimos, abrazos y besos que, por el momento, no podían hacer públicamente.
Al otro día tuvieron su primer ensayo. Al llegar al lugar, entes de bajarse del auto, Dulce y María se dieron un último beso, bajaron y se metieron al salón donde ya las esperaban las demás, aunque de lo que se olvidaron por un momento, fue de que iban agarradas de la mano y así entraron, y al verlas llegar, todas las saludaron.
—Qué juntitas vienen, qué lindas —comentó Karina con esa alegría y humor que solamente ella tiene. Cuando ambas enamoradas escucharon esas palabras, rápidamente soltaron sus manos. Karina se levantó y fue a abrazar primero a María Conchita, lo que hizo que Dulce sintiera una punzada en su pecho y que su sonrisa se borrara, después Karina se separó de María y miró a Dulce —Bueno, y tú, ¿que no estás feliz de verme?
—Pero claro —le regaló una sonrisa y se abrazaron, y durante ese corto abrazo, Dulce miró a María con un poco de seriedad y en seguida desvió su mirada, María con eso entendió todo, suspiró y se cruzó de brazos.
Karina y Dulce se separaron del abrazo, y Karina volteó a ver a María Conchita —Oye, chica, ¿y cuándo llegaste? ¿En qué hotel te quedaste tú?
—Eh... —volteó a ver a Dulce —es que Dulce se ofreció a recibirme en su casa y con ella me estaré quedando, llegué apenas ayer.
—Ah, mira, qué bien —dijo extrañada al notar la tensión entre sus dos amigas.
Ensayaron durante tres horas, en las que la May parte del tiempo Dulce y María Conchita se la pasaron lo más juntas posible. Luego todos salieron a comer y después regresaron al mismo lugar para continuar ensayando más, y en ese día esas fueron las siete horas más tortuosas para María y Dulce, si bien todo antes era tortuoso cuando creían que no se podían tener, ahora que sí pueden, lo era mucho más.
Por fin terminó el ensayo y al fin pudieron irse, y al subirse al auto, cuidando que nadie estuviera viendo, Dulce y María se dieron otro beso.
—Ay, por fin, otra vez, qué feo es intentar fingir que no tenemos nada —dijo María.
—Ya lo sé, y espero que lo estemos fingiendo muy bien y que por nada del mundo se note.
En el camino de regreso, platicaron de muchos otros temas, hasta que salió algo que dejó un poco intrigada a María.
—Oye, ¿por qué me miraste así cuando te abrazó Karina?
—¿Así cómo?
—Pues así, raro, casi me matabas con la mirada, ¿te pusiste celosa? —comenzó a reírse.
—Nooo, yo no soy así.
—Ah, no, para nada —dijo sarcástica —No, ya dime, ¿qué fue? ¿Fueron celos? ¿Te sentiste incómoda con ella?
—Pues sí, un poquito de celos, ya ves cómo son Karina y tú juntas, antes y no se han dado un beso.
—Ay, amor, pero el coqueteo con ella es broma, y un beso sería igual como pasó con Manoella.
—Pues ni de broma me gustaría que lo hicieran, o al menos no si tú y yo vamos a estar juntas.
—Okay, lo que mi novia me ordene —(es que es cáncer, es signo de awa). Al decir ponerse a orden de Dulce, se rió, y Dulce también lo hizo, más por el cosquilleo en su estómago que sintió escuchando a María referirse a ella como su novia.
Los siguientes días fueron iguales, ensayos, ensayos y ensayos, y nuestras dos enamoradas luchando por aparentar lo mejor posible la amistad que siempre ha habido entre ellas.
Ese fin de semana antes de su concierto, tendrían rueda de prensa muy temprano, y como siempre, esto a todas les causaba gran emoción, pues era divertido hablar sobre todo lo que han estado trabajando y lo que se espera ver en los shows.
Esa noche antes, Dulce y María Conchita se encontraban en la habitación de Dulce, abrazadas mirando una película.
—Ya deberíamos dormirnos, ¿no? Mañana hay que despertarons mucho más temprano —dijo María Conchita.
—Sí, tienes razón —apagó la tele —¿Y si hoy te quedas aquí conmigo?
—¿Eso quieres, Dulce? —preguntó nerviosa y con el corazón retumbando.
—Sí, bueno, si tú quieres.
—Es lo que quería desde el primer día, ja ja, pensé que me ibas a hacer esperar más o que nunca pasaría.
—Suficiente tengo con estar separada de ti allá afuera, aquí no hay que desaprovechar ni un momento.
—Te doy toda la razón, bueno, pues voy a ponerme mi pijama, entonces —guiñó un ojo y se levantó de la cama.
—Sí, pero, oye, sólo vamos a dormir.
María suspiró desilusionada —Está bieeen, está bien, lo que diga la reina —dijo riendo —ahora vuelvo.
A los pocos minutos regresó y Dulce ya la esperaba acostada en la cama, así que solamente le quedó apagar la luz y acostarse para dormir abrazando a quien le robó el corazón.
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Banda, disculpen por actualizar mil años después jajajsjw, raramente tengo inspiración, so, acostumbrense a que mis actualizaciones serán tardías, pero de que actualizo, actualizo.Y gracias por leer esto, no sé cómo es que sí les gusta, pero gracias. Lxs tkm.
Disfruten este nuevo capítulo, del cual la mayor parte me la saqué del qlo en la madrugada.
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Desde Esa Noche
FanfictionEntiende que desde esa noche solamente pienso en ti, desde esa noche muero por tenerte aquí, pero me da miedo enamorarme de ti.