Capítulo 4

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Nota: Antes de leer, quiero que sepan que es muy probable que no les agraden Ron y Hermione en este capítulo, y probablemente en los que siguen. Sus razones se explicarán mucho más adelante, pero por ahora, verán quienes son desde el punto de vista de una niña que nos los quiere. Gracias por leer.


Si había algo que Laura Weasley-Granger disfrutara más que la comida de su abuela, era cabalgar con su abuelo. Bueno, no realmente, estaban empatados en primer lugar.

Laura creció en San Ángel, México, siendo criada por sus abuelos Lydia y Berto, el capataz de la hacienda de su abuelo, Fernando, y la cocinera Mireya. Y pues creció con los hijos de Mireya, su mejor amiga y prácticamente hermana Carmen, y Alejandro, a quien también considera su hermano. No conocía a sus padres ni a sus hermanos, sólo en fotos, y la verdad es que no quería conocerlos. Al menos eso es lo que se decía a sí misma todas las noches antes de dormir. Los únicos sentimientos que tenía hacia su familia eran rencor y tristeza.

-Mija, tengo que decirte algo.-le dijo su abuelo cuando llegaron al lago. Ese era su lugar especial. Ahí le enseñó a nadar, pescar, y Laura se sentía libre en ese lago.

-¿Qué sucede abuelo?-la cara de su abuelo no le agradaba. Sólo ponía esa cara cuando tenían que hablar de un tema que ella prefería no tocar. Sus padres.-¿Es sobre ellos, verdad?-él asintió, con pesar.

-Amo a tu mamá, es mi hija, es imposible no quererla. Y claro que quiero mucho a tus hermanos, y estimo a tu padre, pero lo que te hicieron no tiene nombre.-Laura suspiró. Sabía que sus vacaciones habían sido lo suficientemente buenas para ser ciertas.

-Tiene nombre, es abandono. Pero eso no importa, ¿qué me querías decir?-Berto suspiro, con pesar.

-Van a venir por ti. Quieren que vayas con ellos a Londres. Pronto cumplirás 11 años, y esperan que vayas a ese colegio de magia al que fueron ellos. Pero también quieren que te acostumbres a la vida en Londres.-por supuesto, ¿cómo no se le había ocurrido? Abandonen a su hija por casi 9 años, no les guardará nada de rencor, y vengan por ella cuando la necesiten, qué gran idea. ¿Qué clase de personas eran sus padres?

-¿No hay nada que puedan hacer tú y mi abuelita para detener esto?-Berto negó, triste. Cuando decían que la vida era injusta tenían mucha razón.-¿Cuando llegan?-preguntó la castaña después de un tiempo.

-Mañana. Nos avisaron ayer y no sabíamos cómo decirte.-por supuesto, arruinen su vida, cómo no se le ocurrió.

-Así que me tengo que ir de mi hogar, a Londres, con un montón de personas que no conozco.-su abuelo asintió.-Bien, sólo quería estar segura de haber entendido todo. ¿Podemos regresar? Ya no quiero estar aquí.-tomó las riendas del caballo y cabalgó de regreso, con su abuelo detrás de ella. ¿Qué se le iba a hacer? No puede cambiar lo que sus padres decidieron por ella.

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Hoy era el día. Hoy sus padres la sacaban de su hogar para llevarla a un lugar que no conocía y no quería conocer. Todo el día anterior se la habían pasado empacando su ropa, su guitarra y su violín, sus zapatos, etc. Estaban en la sala ella, su abuela, Carmen y Alejandro, el señor Fernando y Mireya. Su abuelo había ido por su "familia" a la entrada de la hacienda Álvarez.

-Me parece injusto.-dijo Carmen. Laura creía que sus dos amigos eran muy bellos. Carmen tenía el cabello corto y liso, hasta los hombros, ojos miel y era un poco pequeña. Alex era alto, de ojos almendras y cabello liso y amarrado en una coleta.

-No eres la única que piensa eso.-murmuró. Escuchó la entrada abrirse y vio a su abuelo entrar con 3 niños pelirrojos, una niña pelirroja de ojos azules y dos niños, ambos pelirrojos con ojos cafés, una mujer castaña con el cabello largo y enmarañado y un hombre alto, pelirrojo, con una larga nariz y muchas pecas. Su madre al verla le regaló una sonrisa brillante, pero su padre parecía no estar impresionado. Su hermana tenía la misma expresión que su padre, mientras que los dos niños le dirigían una mirada curiosa.

-Laura, ellos son tus padres, Ron y Hermione, y tus hermanos Marcus, Rose y Hugo.-Laura los observó fijamente y se encogió de hombros.

-No son muy interesantes.-mencionó en francés, sacando una risa de sus amigos. Marcus soltó una risita, lanzándole una sonrisa divertida.

-Sabes francés.-le dijo. Laura asintió.-Soy Marcus, tu hermano mayor.

-Lindo.-susurró.-Soy Laura.-su mamá se acercó a ella. Era interesante verla, porque estaba claro que ella era la que más se parecía, seguida de Marcus, a su madre. Rose y Hugo se parecían a su padre.

Rose no estaba contenta con esto. Había vivido 8 años cómo la niña de la casa, y una extraña no iba a venir a robarle el lugar. Hugo, por otro lado, analizaba a su hermana y a todos en la sala. Estaban enojados, eso estaba claro. No parecían quererlos ahí, y definitivamente no querían que Laura se fuera.

-Soy Hugo, tu hermano menor.-dijo finalmente. Ella le sonrió y volteó a ver a Rose. La pelirroja miraba sus uñas, desinteresada.-Ella es Rosebud.

-¡Rose, tonto!-espetó.-Mucho gusto.-le dijo forzosamente, con una sonrisa falsa.

-Claramente va a ser un problema para ti Lau.-dijo Carmen, y los tres niños castaños asintieron.

-Amén.-y rieron. Hermione no estaba muy feliz con lo que acababa de escuchar, pero eso no opacó su felicidad al ver a su hija por primera vez.

-Laura, estamos tan felices de conocerte.-al parecer eso no era lo correcto para decir, porque la cara de su hija y su madre se contorsionaron de ira.

-¿Cuándo nos vamos?-fue lo único que preguntó, sin prestar atención a lo que dijo.

-Hoy mismo.-fue lo primero que había dicho Ron en todo ese tiempo, y a Laura no le agradó para nada. Asintió, y volteó con su abuela.

-Te voy a extrañar abuelita.-Lydia la abrazó fuertemente.

-Y yo a ti mi amor.-y la dejó ir para que abrazara a sus amigos.

-Adiós, los voy a extrañar.-murmuró. Carmen asintió y Alex simplemente le dio un abrazo más fuerte.

-Nosotros a ti mija.-y con eso se separó de ellos y se despidió de Mireya y Fernando con un abrazo. Finalmente quedaba su abuelo. Se acercó a él y lo abrazó fuertemente.

-Te voy a extrañar abuelito.-le dijo, y él simplemente se le quedó viendo a Ron y Hermione con ira en los ojos.

-Y yo a ti princesa.-y la dejó ir.-Sus cosas están ya empacadas en su habitación. Supongo que van a querer ir por ellas, ¿o tengo que mandar a alguien a traerlas?

-No, para nada papá, las puedo llevar en mi bolso.-dijo su hija, levantando un pequeño bolso, que Berto sabía no tenía fondo. Asintió en dirección a Fernando, que dirigió a Hermione y Ron a la habitación de su hija, donde metieron todas sus maletas, su guitarra y violín en la bolsa.

Cuando regresaron a la sala y se dirigieron directamente a la puerta, Laura supo en ese instante que no iba a encajar con esa familia tan impersonal. Se acercó a ellos, y, despidiéndose una última vez de su familia, abandonó su hogar.

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⏰ Última actualización: Oct 14, 2021 ⏰

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