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"Vienna"

[Anneliese Kennedy's POV]

[Londres, Inglaterra]

Las iglesias de siglos anteriores tenían una estética muy llamativa. Siendo judía, creo que tenía prohibido entrar a una, pero vamos. A este punto de mi vida, la religión no es algo tan importante comparado a la carga que me dió.

Steve, Sam y yo llegamos a la Abadía de Westminster quince minutos antes de que llegara la carroza con el ataúd de Peggy. Steve, como todo un caballero, ayudó a llevar la caja hasta el padre mientras Sam y yo le mirábamos preocupados. Los ojos del rubio divagaban mientras lloraba en silencio. Tomaba un respiro cada diez segundos en lo que dejaba el ataúd en el soporte, se daba la vuelta y se sentaba a nuestro lado en la primera fila.

Para ser sincera, no entiendo el anglicanismo. Sé que es la religión principal del Reino Unido aunque no sabía que Peggy era religiosa. Es básicamente la copia barata del cristianismo que Enrique VIII utilizó para divorciarse de sus esposas. Y, aunque me encanta criticar como una tía mayor de edad, me distraje por la mano de Steve alcanzando la mía. Solté un suspiro y dejé mi mano sobre la suya todo el rato que pasaba en este funeral.

-Y ahora, es un honor invitar a Sharon Carter a compartir unas palabras.- dijo el padre y abrí mis ojos como platos.

Ay. Dios. Mío.

-No puede ser.- susurré y toqué la pierna de Sam para confirmar a la persona que veía en frente nuestro. Como respuesta, abrió los ojos y se lo señaló a Steve.

-¿Qué?- soltó Rogers entre respiros.

-Lo mismo dije, ¿desde cuándo la enfermera es su familiar?- le aseguré y la chica nos vió.

-Margaret Carter era conocida por ser una de las fundadoras de SHIELD.- dijo la chica frente a su micrófono-. Pero yo solo le decía Tía Peggy.

-Y al parecer, es su sobrina.- alcé las cejas asombrada.

-Ella tenía una fotografía en su oficina, Tía Peggy al lado de John F. Kennedy. De niña eso me parecía cool, pero creaba una alta expectativa. Y por eso nunca le dije a nadie que era de mi familia.

La mirada levemente amistosa de la rubia hacia nosotros me daba un nivel de vergüenza que no había sentido antes. Algo me daba la sensación de no corresponder en aquel lugar hasta el punto de dolerme el pecho, pero al menos ya estaba por terminar.

-¿Alguien más quiere decir unas palabras?- preguntó el padre y miré a mis lados.

-Voy a arrepentirme de esto.- señalé y alcé la mano, para por fin levantarme e ir al estrado de mármol.

-Aquí tiene.- soltó el padre y sonreí.

-Gracias...- miré el grupo relativamente grande con asombro.

Tomé un respiro y cerré momentáneamente los ojos. Al abrirlos, tenía a Steve con una leve sonrisa ladina y a Sam dándome un pulgar arriba disimuladamente. Solté un sonrisa, aclaré mi garganta y arreglé el micrófono.

-La historia entre Margaret y yo comenzó de una manera un tanto peculiar.- comencé-. Era la época durante la Segunda Guerra Mundial y ambas éramos agentes. Bueno, no sabíamos el rango de la otra hasta que ella evitó que un grupo de soldados me mataran exactamente a unos veinte kilómetros de aquí. Al menos en ese momento, supe que ella era especial. Peggy era la mejor amiga que pude tener en los tres años que estuvimos juntas y nunca logré agradecérselo.

Una lágrima comenzó a formarse y caer en mi mejilla, lo cual era nuevo. Me la quité de inmediato y suspiré, llevando mi cabeza al retrato que tenían al lado de su ataúd.

AGENT KENNEDY || BUCKY BARNESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora