Interdit; hyunmin

00.10

Chapter eight.

'—Entonces solo coloca los importantes aquí y los demás en el carrito más grande —el rubio le indicaba al omega menor mientras separaba sobres y cartas de bolsas de correo que llegaban a la empresa, se encontraban en uno de los tantos departamentos desconocidos para el omega, era el uno de los más pequeños, correspondencia.

—¿Por qué estos deben de ir por separado? —preguntó mientras leía el remitente y los colocaba en su sitio.

—Porque estos son documentos importantes y los demás pueden esperar hasta que alguno de los chicos que trabajan aquí lo entregue —explicó con paciencia como siempre lo hacía con el menor—, los asuntos importantes siempre deben resolverse primero y para eso se deben tener prioridades.

—Lo que te importa más, es más valioso para ti o te es de mayor relevancia —recordó en voz alta la palabra que le había enseñado el alfa que no se encontraba con ellos.'

Y eso mismo estaba haciendo, debía poner en orden lo que quería hacer, lo más importante para él y por eso mismo caminaba a paso apresurado hacia la empresa, con la misma ropa de la noche anterior y llegando más temprano de lo habitual.

Al entrar se encontró con Felix, esperaba el elevador así que caminó hacia él y se detuvo a su lado.

—Llegaron antes —mencionó el rubio pasando su brazo por los hombros del más bajo.

—Solo yo —suspiró sintiendo inmediatamente su mirada sobre él.

—¿En donde está Hyunjin? —el omega recibió un encogimiento de hombros

Felix no insistió, solo camino -aún con su brazo sobre los hombros ajenos- dentro del ascensor cuando este abrió las puertas.

Seungmin no parecía querer hablar y el rubio tampoco le presionaría a hacerlo.

Se pasaron un par de horas sin hacer realmente nada y fue entonces cuando el menor entendió que hacía Felix antes de que ellos llegaran al lugar.

Cuando el reloj marcaba las 9:30 de la mañana ambos omegas estaban preocupados por el paradero del alfa, no había hablado ni dado señales de vida y ya tenía una hora y treinta minutos de retraso

Cuando el reloj marco las 10:45 el rubio suspiró de fastidio y llamó a su teléfono desde la oficina. Hablo con él un par de minutos y -después de que dejara en claro que no dejará solo a Seungmin y de que se negara a hablar con él- colgó la llamada.

—Bien, podemos irnos temprano —habló el omega tomando el café que estaba en su escritorio y esperando a que el menor bajara del mismo.

—¿Él no vendrá? —sintió como algo en su interior se removía y le hacía tener nauseas. No se sentía como su inquieto omega, se sentía como algo más

—No, está en casa —arrugó la nariz un poco—, está indispuesto.

—¿Enfermó?

—No precisamente —y entonces el menor entendió que era la que pasaba.