18.Café

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02/11/21

Una semana después

Dom

Durante la semana que había pasado no había visto a Kat, ya que me había dicho que estaría ocupada por su trabajo.

Hoy llegaría a Paulina, tenía dos años que no la había visto, la ultima vez me dijo que dejará de ser como era de mujeriega, le daría la sorpresa que una hermosa dama, había robado mi corazón.

Ella llegaría en la tarde así que tenía un plan entre manos.

Hoy iría de sorpresa a ver a Kat, Melanie me hizo el favor de darme su dirección, es casi increíble que hace casi cuatro meses que nos conocemos, no supiera donde vivía era algo ilógico

-De verdad Mel ¿me apoyaras con esto?

-Si, esta vez te apoyaré, espero que no la vuelvas a regar

-Te juro que esta vez iré bien y a la buena, me gusta mucho y quiero que sea más que una amiga- le guiñé el ojo

-No quiero saber que le quieres hacer por favor

-Hay si, como si tu no me platicabas los planes que harías con tu novio- dije con sarcasmo 

-Jajaj no me hagas reír- en tono de burla

-Bueno, bueno, mejor me arreglo para ir la a ver

-Tienes todo listo

-Si, claro que si, tengo el panque, el café y demás

-Perfecto, te dejo, luego hablamos

-Nos vemos en la tarde, hoy llega Paulina

-Cierto, nos vemos y me cuentas- me guiño el ojo y me lanzó una sonrisa picara

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Kat

Al fin era domingo, mi día de descanso, podría relajarme un poco, pero no sabía que hacer.

Después de 10 minutos de pensar que hare, fui a mi armario a tomar una ropa deportiva e ir al salón que diseñe solo para mis rutinas, donde tenía pesas, mancuernas, varas, caminadora.

Empecé hacer un poco de jumpping, luego hice 30 minutos de diversas planchas desde la lateral con rotación hasta con elevación del torso.

Después de sentir que quemaba mi abdomen tome una pesa para hacer diversas series y trabajar con el brazo y la espalda, después de un buen rato, me fui a la caminadora para relajar mi cuerpo y así enfriar los músculos.

Tome un baño de agua fría era relajante sentía como el estrés de la semana se iba y el recuerdo de ella aparecía en mi mente, ya había pasado una semana desde lo que pasó entre las dos, esa noche donde me entregué a una mujer, aún su tacto se siente tan real aunque solo estuviera en mis recuerdos, aún pensaba las veces que me dijo amor o cariño, con solo imaginarlo mis mejillas ardían.

Después de esa ducha, me puse una ropa cómoda, fui a la cocina para preparar el desayuno pero vi de reojo, algo tenía tiempo que no la tomaba entre mis manos, que no la tocaba, era mi guitarra no recuerdo la ultima vez que la toqué.

Me acerque lentamente al estuche, la tomé y me senté en el sillón, la puse en mis piernas, acaricié lentamente, de manera sutil aquel estuche, al abrirlo me encontré con esa belleza era una guitarra acústica curva.

La tome para afinar las cuerdas y tocarla, en ese instante me vino la melodía de una canción 

Amarte no fue un errorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora