Zee - Confesiones

223 32 23
                                    

—Saint, hazme el amor. Como la última vez, como si nada más existiera, por favor.

—Zee... tenemos que mantener esto... yo...

—No me digas tonterías de mantener esto profesional, te deseo y tú a mí, así que fóllame.

—Eres tan mandón.

—Y eso te encanta, así que hazme callar, ya sabes cómo.

Entonces consigo lo que quiero, Saint se levanta y me lleva con él. El dormitorio principal es enorme, teniendo en cuenta que esto es una cabaña en el culo del mundo. Mi camisa desaparece junto con mis pantalones, estoy desnudo tan rápido, que apenas me doy cuenta que Saint me tiene de rodillas delante de su cuerpo totalmente vestido.

—Ahora abre esa boca y déjame llenarla para que no puedas meternos en más líos— me dice en tono burlón. Es tan sexy, que obedezco de inmediato, quiero su sabor en mis labios.

Él abre su bragueta y saca su erección que aterriza sobre mi cara. Sus dedos se arrastran por mi mandíbula y un dedo juguetón acaricia mis labios. Después entierra su mano en mi pelo y empuja su bonita polla todo el camino hasta que toca fondo.

—Um... eres delicioso, tu boca es como terciopelo— me dice entre gemidos que calientan mi sangre.

Hay algo tan caliente en tenerlo de pie, vestido y gruñendo de placer por mi boca, que no puedo evitar, bajar mi mano hasta mi propia erección y apretarla con fuerza.

— ¡Joder, joder! Ven aquí Zee. Sobre tu estómago, ahora— me exige.

Me muevo hasta que estoy tendido bocabajo, las sábanas son suaves y frescas, por eso no puedo dejar de restregarme contra ellas, buscando un poco de alivio.

De repente siento la mano de Saint que me azota con fuerza y acto seguido siento su polla resbaladiza entre mis nalgas.

—Eres todo problemas, pero no puedo resistirme a ti— me susurra mientras se abre paso en mi cuerpo suavemente.

La primera vez fue tierno, aguantó sus ganas de hacerme suyo con fuerza. Pero no esta vez, esta vez es intenso, pasional y totalmente brutal. Su estómago chocando incesablemente con mis nalgas, hace de este encuentro uno tan erótico que me derrito bajo su cuerpo.

Su manera de decirme que también me ha echado de menos es maravillosa. Quien iba a pensar que me encantaría que otro llevara la voz cantante, yo no, al menos. Pero con Saint, nada es como hubiese creído, todo tiene un tinte mucho más vivo, intenso... no sé cómo explicarlo. Es como se sienten las cosas que tienen fecha de caducidad, como si él supiera algo que a mí se me escapa.

Intento no darle muchas vueltas y me concentro en que el orgasmo, que se construye en mi cuerpo, no arrase con todo demasiado deprisa.

—Saint... si sigues así, no podré aguantar, es demasiado intenso— le advierto.

—Lo sé, pero ya no hay vuelta atrás señor Pruk, conmigo todo es intenso, caliente y totalmente placentero, así que córrete para mí, porque yo tampoco puedo aguantar más— me dice entre gruñidos de placer.

Son las últimas palabras que realmente escucho porque segundos después, el orgasmo más intenso de mi vida, arrasa con todo pensamiento coherente. Grito su nombre, grito porque no quiero que piense ni por un segundo, que no sé qué es él que me hace sentir así. Y cuando su cuerpo se tensa sobre el mío y su boca alcanza mi cuello, siento que realmente se ha rendido. Y puedo ver que es la primera vez, que realmente se deja llevar por lo que siente.

—Zee, esto es peligroso, no puede acabar bien, no para mí— me dice rodando hacia un lado de la enorme cama.

—Saint, deja de pensar que estás solo en esto. Úsame— le pido cogiendo su mano en la mía.

De deseo, amor y sombras - SeeZaintDonde viven las historias. Descúbrelo ahora