Saint - Traición.

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El suave aroma de un café recién hecho me saca de mi placentero sueño. Abro los ojos y la cara de mi precioso novio me recibe con una sonrisa. Me cuesta no adorar a este hombre en todo momento, es atento y gentil, y sé que no merezco mi buena suerte.

—Me parece que acabas de salvar el mundo — le digo cogiendo la taza de café que ha traído para mí.

—Lo sé, todos deberían adorarme por poner un poco de cafeína en tu sistema y así evitar la hecatombe — me dice risueño.

Zee me mira con cautela, sabe que hoy es un día importante, y a pesar de sus bromas sé que está preocupado por mí.

—Zee, cariño, estaré bien — le digo contestando a una pregunta no formulada, que tengo claro que ronda su cabeza desde ayer.

—Sé que eres fuerte, pero no quiero que esto acabe con tu cordura. Es mucho que asimilar y solo quiero dejar claro que estoy aquí para ti — me dice sin mirarme.

—Eso lo sé. No tienes que preocuparte porque te deje fuera de mis planes, ya he acabado de dar vueltas, te lo prometo — le aseguro.

—Más te vale, Saint. Porque te patearé el culo si me dejas atrás — me dice con esa sonrisa suya tan maravillosa.

Me tomo el café con un gemido de placer, está delicioso. Después me obligo a ponerme en marcha y le dejo un mensaje a mi hermana. Ella nos traerá el equipo que necesitamos; camuflaje y armas cortas es la mejor opción.

En veinte minutos Serena está en nuestra puerta con lo que le he pedido y una botella de whisky escocés.

—Serena, tenemos que estar sobrios para esta misión— le recalco con fastidio.

—Es para después, para la celebración — nos dice como si no supiéramos nada.

—Será mejor que no vendas la piel del oso antes de cazarlo, así que deja esa botella aquí — le ordeno y ella me suelta un bufido pero obedece.

Reviso la carga que me ha traído y veo como saca un dossier y se lo entrega con disimulo a Zee. No sé qué se traen estos dos entre manos, pero finjo no darme cuenta y les pongo al día de mi plan.

—Bien, el almacén se encuentra en una zona industrial a las afueras del puerto. Parece que la propiedad está a nombre de una empresa con sede en Panamá, por lo que no he podido acceder a las escrituras de propiedad. Le he mandado un mensaje a Pixie para que siga indagando, puede que encuentre algo más— les explico. —Para esta misión de reconocimiento será mejor que seamos solo nosotros tres. Cuando lleguemos, nos dividiremos y haremos un barrido de toda la zona. Quiero fotos de todo lo que sea importante, tenemos que hacernos una idea de lo que tenemos que enfrentar — les digo y ellos asienten.

Le entrego a Zee una Glock y varios cargadores. Serena tiene sus propias preferencias, así que dejo que se prepare por su cuenta.

Tardamos menos de quince minutos en vestirnos de negro, guardar nuestras armas y salir del motel rumbo a ese almacén del diablo.

Serena conduce por las tranquilas calles del puerto, hemos decidido dejar el Hammer en la zona de carga y caminar hasta el almacén, es más discreto de este modo.

Son casi las cinco de la tarde cuando llegamos al borde de la propiedad. Todavía hay demasiada luz como para que sea seguro entrar, por lo que nos ocultamos de la vista y esperamos al anochecer. Mientras, en mi mente repaso una y otra vez el plan que he trazado y aparto de ella las imágenes que mantengo en mi retina; la de esa película donde torturan a mi hermano sin parar durante más de una hora. Concentro mi ira en el objetivo que tengo delante, hoy es el principio del fin para todos los bastardos que tuvieron algo que ver con su muerte. Zee mantiene su atención en mí, en un mudo intento de saber que pasa por mi cabeza y eso hace que me reafirme en mi intención de ponerlo a salvo a toda costa. Solo una vez en mi vida me he sentido así con una persona, con la imperiosa necesidad de protegerlo de todo mal y fue con Earth. A él lo perdí, pero eso no volverá a pasar, no en esta vida. Por su lado, Serena tiene los ojos cerrados, se concentra en la misión, enfocando sus energías en lo que tenemos que hacer esta noche. Ella ha sido mi pilar desde que mi padre nos sorprendió con la noticia de una hija ilegítima. Al principio la odié, por ser la prueba andante del engaño de mi padre y del dolor de mi madre. Después de un tiempo y de conocerla bien, solo pude amarla. No pude cargar sobre su inocente espalda los pecados de nuestro padre, y mucho menos viendo el trato frío y distante que recibía de él. Se convirtió en poco tiempo en mi compañera de correrías. Aprendía rápido, era letal con un arma de largo alcance y era de lejos, la mejor conductora que había conocido. Se ganó a pulso su puesto en la organización y luego de un tiempo, mi padre comenzó a confiar más en ella para las misiones más arriesgadas. Y ahora está aquí, poniendo en peligro todo por lo que ha luchado tanto, y es por mí, por su cariño hacia un hermano que la despreció en primer lugar. Y entonces me doy cuenta de lo afortunado que soy. Tengo dos personas maravillosas en mi vida, que se preocupan por mí y me aman a pesar de todo, y esa es mi motivación final; ponerlos a salvo para que tengan la oportunidad de una vida mejor.

De deseo, amor y sombras - SeeZaintDonde viven las historias. Descúbrelo ahora