Tonos

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Hay mucha tela por donde cortar cuando del bien y el mal se trata,
pero por otro lado estoy yo, que veo pasar los días y no encuentro respuestas a mis preguntas. ¿Qué significa el bien y el mal en la cotidianidad, en el comportamiento humano racional de este siglo?
Sin trasladarnos a un concepto filosófico, o a la mitología china o mucho menos a la definición de un practicante taoísta.

El bien está en todas partes pero hay que saber mirarlo con los ojos correctos...perdón,
observarlo me refería.
Mirar solo se mira al mal, este también está en todas partes pero es un poco más evidente.

Hay que aprender a encontrar ese hilo de luz dentro de la oscuridad, científicamente hablando es la luz la que incide en nuestros ojos
para encontrar los colores
o darle nitidez a las figuras y no verlas como simples vectores.
Los ciegos incluso reciben esa luz, pero lo hacen como un espectro interior, quien tenga el valor de rebatir esto que hable.

Si lloramos por una muerte eso es culpa del mal, pero ya las lágrimas se encargan de enjugar las penas y esto es culpa del bien.
Si tropezamos con una piedra es para aprender a mirar al suelo la próxima vez.
Si sentimos dolor en el cuerpo es para demostrarnos que tenemos reacciones sensitivas,
Pero si el dolor es en el alma es porque debemos comprender que los sentimientos se canalizan, para que no haya un derroche innecesario y desviado.
Si nos sentimos presos aun cuando no lo estamos es porque algo dentro nuestro ansía respirar claridad, pocos sobreviven al cautiverio.

Es imposible iniciar contiendas contra el universo.
Con un ojo cerrado y un dedo no se deslizan las nubes grises que tapan al Sol en un día de tormenta.
Tampoco se puede determinar si se hallará una estrella que brille más que Sirio alguna vez.

Resta encontrar lo positivo en lo negativo siempre que podamos
y también saber interpretar lo que hicimos mal cuando todo no va lo suficientemente bien.

En un sueño una vez, vi dos peces,
uno tan blanco como "El Blanco Más Blanco"
y otro tan negro como el "Vantablack",
nadaban en círculos repetitivos, pero jamás se separaban el uno del otro,
al acercarme, el blanco se tornó negro y el negro se tornó blanco,
Dejando un pequeño espacio del tono ajeno en sus cuerpos escamosos.
Luego desaparecieron en las profundidades y en ese preciso instante,
yo simplemente,
desperté...

*Día 15*

Serendipia: 30 días de poesíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora