爱❦剣 • Me Enamoré De Tu Sonrisa • 剣 ナイフ

Prólogo

"P - Pensé que no volvería a verte..."

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"Tengo miedo, Bell"

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"Te amo"

Bajo aquél cielo grisáceo plagado de turbios nubarrones que dejaban caer toda su ira y rabia con potencia sobre la superficie terrestre, Bell encajó uno de los ataques de espada que le venían de frente y, girando rápidamente sobre sí mismo, ejecutó un contraataque limpió que acabó cobrándose la vida de su atacante.

Apoyado sobre sus rodillas, el conejo comenzó a jadear de manera irregular, tomando tragos de aire a dispares; por su rostro, la sangre y los arañazos eran sus principales rasgos a destacar durante aquel combate. Descendiendo a un nivel más general, su ropa y armadura se encontraban echas trizas y en las últimas.

- "Esto no se acaba aún..." - espetó el aventurero - "Hasta que no acabe con todos... Esto no finalizará nunca"

En mitad de aquél momento reflexivo en que el chico trataba de recomponer su moral, un campo de bolas de fuego emergió de pronto a lo lejos; plagando el horizonte de un espeso y llameante fondo rojizo.

Escuchando de manera tenue el sonido de las llamas y su ceniza, el conejo levantó lentamente su cabeza hasta poder contemplar la infinitud de bolas de fuego que apuntaban directamente en su dirección.

- "M - Mierda..." - masculló entre greñas - "Otra vez no. Si eso llega a impactar contra los muros de la ciudad... ¡Esta vez si que será el fin!"

- ¡Alto!

Bell abrió los ojos del todo

En mitad del gigantesco perímetro de ataque, una figura a lomos de un caballo surgió de la nada

Sorprendido cuanto menos, Bell pestañeó un par de veces; así mismo, las bolas de fuego dejaron de existir

- ¡Aventurero, tengo una propuesta para tí!

Las pupilas del conejo se salieron de su órbita

- "¿Que tiene una propuesta... Para mí?

- ¡Si la aceptas, me comprometo a cesar el ataque sobre esta ciudad y retiraré todas las tropas de inmediato!

Bell se puso en pié y lo miró desafiante

- ¿Y si me niego?

El sujeto desconocido cerró sus ojos

- En caso de que eso llegue a pasar... Tanto tú como tu querida ciudad de aventureros y dioses estaréis condenados a morir bajo las llamas de mis magos

- Desgraciado... - masculló el conejo

- Así pues... - continuó su
adversario - ¿Estás dispuesto a escucharme?

Tomándose un tiempo para responder, el aventurero contempló el numeroso ejército que se extendía frente a sus ojos y, después de analizar también el número caótico de bajas que ostentaba el suyo propio, miró hacia las murallas de reojo

- "No me gusta como suena su voz... Y aún no me ha dicho siquiera en que consiste su propuesta, pero..." - Bell hizo temblar sus puños apretándolos con fuerza - "Pero si me niego, todos en la ciudad morirán... No habré podido defenderlas"

Viendo el rostro del aventurero, el sujeto esbozó una sonrisa

- Tampoco es que tengas más opciones

- ¡Tsk, dime ya lo que tengas que decir!

El tamaño de su sonrisa creció por mucho

- Quiero que te unas a nosotros y abandones Orario... Para siempre

Como primera reacción, Bell perdió el color de su rostro

- "N - No puede ser... ¿Que abandone Orario para siempre...?"

Mirando hacia el suelo con la mirada desenfocada, el aventurero se internó en sus pensamientos

- "No puedo hacer eso... No puedo irme como si nada y abandonarlas..."

- Si aceptas, te doy mi palabra de rey de que tu querida Princesa no correrá peligro alguno...

- ¿C - Cómo demonios sabes de Aiz...?

- Lo suficiente como para entender que lo que tienes con ella, será suficiente como para lograr que aceptes mi propuesta

Bell hizo crepitar un firebolt en su mano

- ¡Malnacido, DEJA YA DE REÍRTE DE MÍ!

Dejando fluir toda su rabia, el aventurero lanzó su ataque en dirección a donde el rey aguardaba su respuesta

- Parece que no atiendes a razones...

Dejando escapar un suspiro, el sujeto desenvainó su espada y cortó por la mitad el ataque del chico

- ¿Todavía no entiendes que estás contra la espada y la pared?¿¡A cuantos más de tus camaradas tendré que asesinar para que te enteres!?

Tomando fuertes tragos de aire, el aventurero esperó unos instantes a recuperar algo de energía

- Dime algo... ¿Si acepto, como puedo estar seguro de que lo que dices es cierto?

- (...) Tendrás que fiarte de mi palabra

- ¡Tsk! Bien... Entonces...

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