爱❦剣 • Me Enamoré De Tu Sonrisa • 剣 ナイフ

Capítulo V - "†Nuestra promesa†"

Con el recuerdo fresco de haber visto el cabello de su chica, Bell Cranel separó sus párpados a gran velocidad mientras en su rostro se dibujaba una tonta sonrisa; pero realmente no se había percatado de algo importantísimo.

Bell: ¿Pero qué...?

Y es que, si hubiese abierto sus ojos en la realidad; tal y como se encontraba o debía encontrarse, jamás habría podido hacerlo con tanta vitalidad, pues era de lo que más le faltaba.

Así pues, donde se había despertado era un lugar totalmente distinto, pero tampoco era su mente; pues nada de lo que debía haber estaba. Comenzando por la destrucción, oscuridad y los propios recuerdos que tan importante papel habían jugado durante su batalla contra la maldición.

Bell: (...) *camina con el ceño fruncido* ¿Dónde estoy?

Pero no obtenía respuesta por ningún lado, ni siquiera por parte de su subconsciente; definitivamente no era un espacio creado por la mente.... O no por la suya.

De pronto, el aventurero se detuvo al ver una especie de figura humana un tanto a lo lejos, lo cual le hizo extrañarse raramente y enfocar la vista para distinguirla del todo.

Mechones dorados. Vestido blanco.....

Nada más bastó para que el chico sacase sus propias conclusiones de lo que veía

Bell: ...Aiz

Y esta surgió algo más cerca de lo que se encontraba; quedando ahora uno frente al otro, distanciados por un estúpido puñado de metros.

Sin poder evitarse, la mirada de sorpresa que se había dibujado en el rostro del conejo fue rápidamente sustituida por una sonrisa y, su cuerpo, echó a caminar hacia delante por iniciativa propia; dispuesto a estrechar a la Princesa de la Espada entre sus brazos.

Bell: ¡A...!

No obstante, algo más importante le hizo frenar en seco y cortar por la mitad sus palabras, pues, en el instante en que se disponía a correr y abrazar a su chica, pudo darse cuenta de la expresión afligida que se dibujaba en el rostro de esta.

Bell: ¡...!

Aiz: (...)

Comenzando ya a entender por dónde podrían estar yendo los tiros, el aventurero sintió como su corazón dejaba de latir por unos segundos y, con ese dolor recorriendo cada recoveco de su cuerpo, acabó cabizbajo mirando hacia el suelo.

Bell: H - He.... Vuelto....

Aiz: (...)

Pero seguía pareciendo como si Aiz no fuera a decir absolutamente nada ni como mensaje, ni como respuesta; lo cual afirmó por sí mismo la comprensión del conejo.

De manera inconsciente, apretaba sus puños con toda la fuerza que la rabia y tristeza le proporcionaban en ese momento.

Sabía cada cosa que pasaría a continuación; sin importar que llegase a decir el chico ni que tema de conversación pudiese sacar, Aiz Wallenstein no respondería a nada con palabras. No a menos que tratase de enmendar sus errores; unos errores que si bien ya eran pasto del dolor que la Princesa sentía por dentro, debían tratar de mitigarse lo más posible y a coste de cualquier cosa.

Bell: Sé.... *traga saliva con dificultad y entre cierra algo más sus ojos* Sé que ahora mismo estarás molesta.....

El aventurero lo sintió entonces, la señal que su voz entrecortada parecía estar tratando de enviarle; pero decidió no darle demasiada importancia, debía hacerlo así.

Bell: ... Que incumplí nuestra promesa y que no hay ninguna escusa que pueda justificarme...... Pero.......

Aiz: (...)