Parte 3 Cuestión de suerte

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Bueno, aquí el último capítulo de este mini-fic que se debería haber publicado en verano... 

Espero que os haya gustado. 

Me encanta leer vuestros comentarios! Gracias por darnos el empuje necesario para escribir y publicar!

Nos leemos...


- Naaat - carcajeó la otra - ¿pero? ¿No te parece que esto es... demasiado?

- Demasiado, ¿para qué?

- ¡Joder! ¡Qué se van a dar cuenta!

- Ya sabes que mi fuerte no es el dísimulo - rió la otra

- Madre mía, la que nos va a caer - sonrió divertida. A Alba no le gustaba que se hablara de su vida privada, y menos de su vida privada con Natalia. Pero... llegados a este punto, le parecía hasta divertido - joder, ¡hasta la oreja de Ici! - Natalia se señaló obvia su tatuaje - ¡Ay, madre! - se pasó una mano por la frente, pero la sonrisa no desaparecía de su cara 

- Lo de la altura, ¿la mediste? - Natalia no entendió a que se refería y le enseñó la imagen donde la rubia y la morena del vídeo dejaban clara la diferencia de altura - que parecemos tú y yo, Nat

- Lo somos - rió la otra - bueno, ojalá hubiéramos podido serlo de verdad, ¿te imaginas? 

- Estás loca - volvió a carcajear la otra

- Por tí - cortó la carcajada Alba y la miró tal y como la estaba mirando a ella - te quiero Alba, y te lo voy a decir cada día de mi vida. En canciones, en palabras o con signos, pero no voy a volver a cometer los mismos errores. Te quiero - y acortó distancia para rozar sus labios, ya llevaban demasiado tiempo sin tocarse. Ambas estaban en la cama, eran las diez de la noche, pero Natalia había llegado tan emocionada para enseñarle el vídeoclip que solo saldría unas horas después, que no le dio tiempo a la otra a decir nada cuando la arrastró del brazo y se metieron en la habitación, protagonizando, otra vez, una escena muy parecida a la del vídeoclip en cuestión...

Alba por su parte la agarró del mentón, evitando que se separara y alargando un beso que había empezado de forma casta, pero que ya había pasado a otro nivel

- Alba - gimió Natalia cuando Alba empezó a dejar besos húmedos en su cuello. 

La ropa voló por la habitación sin que ninguna fuera consciente de como habían llegado a quedarse desnudas frente a la otra, como tampoco fue consciente Natalia de que sus manos llegaron al culo de Alba y lo apretaron hasta que sintió gemir a la rubia en su oído. 

Alba la besó de forma exigente, ya habían iniciado algo que no iba a parar hasta un buen rato después... Necesitaban muy poco para perder el control entre ellas y, en esa ocasión, ya estaba perdido. 

Natalia fue encajando su cuerpo en el de la más bajita, hasta quedar encima, con su rodilla rozando el sexo de la otra, que cuando la sintió no pude evitar soltar un gemido ronco. 

Alba dirigió su boca a los pechos de Natalia, esos pechos que la volvían loca. Los chupó, los mordió y succionó ante los sonidos de placer de la más alta que se dejó caer sobre su boca, la necesitaba más cerca, aunque ya no cupiese ni el aire entre medias de las dos. 

Sin darse cuenta, y más como una necesidad que otra cosa, empezó a mover su rodilla, y Alba tuvo que jadear, dejando una pequeña mordido en el pezón que tenía en la boca

Las manos de Natalia, que hasta ese momento habían estado sirviéndole de apoyo contra el colchón empezaron a deslizarse por el cuerpo de Alba, dejando caricias, a veces necesitadas y otras suaves hasta que llegó también a los pechos de la más bajita. Los apretó con ganas, para después bajar su mano por su abdomen y cambiar esa rodilla que había hecho a Alba gemir por su mano

2 años despuésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora