II

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Canícula el sendero de vuestra mirada,

curvas sinuosas las vuestras, como aquellas olas

propensas a derrumbar todo en su camino,

vertiginoso el sentir de vuestros pasos,

vertiginoso la pobre esperanza de amar,

vertiginoso la tan débil llama que emana entre vosotros,

Qué he de poseer yo para abrasar este fuego límpido?

Buscáis a que se adhieran a ti,

buscáis compañía en penumbras lóbregos,

buscáis beneplácito amoroso,

Que cosa buscáis en esa endeble llama?

Pues dejadme poseer lo que buscáis,

Dejadme anexarme a ti,

dejadme ser quien ose estar en tu compañía,

dejadme ser tu aceptación.

SílfideDonde viven las historias. Descúbrelo ahora