Sumido en desesperacion

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No quiero ni espero que se me tome como el más atrevido, sin embargo, muy natural el relato que estoy a punto de contarles. Loco estaría si ciertamente esperara que lo hicieran, no obstante, también yo rechazo esa realidad. Pero ni estoy loco, ni mucho menos padezco de esquizofrenia: en poco tiempo moriré y quisiera descargar y confesar todo. Revelar al mundo una serie de hechos puramente naturales, sin relevancia. Sin comentarios y solo basándome en los hechos reales. Que por su reacción me han atormentado, torturado y horrorizado. Sin más, no intentaré actuarlos y ponerlos en mi lugar. Aunque a mí exclusivamente me han causado destrucción y perdida, a otros más que dañados talvez les parezca excitante y de alguna manera alguien reducirá mis demonios a lo ordinario. Alguien más lógico percibirá en las circunstancias que se narran con asombro y suspenso, que son puros efectos naturales y sin causa aparente.
Sí, ¡tengo muchas enfermedades! Eso lo admito, claro no puedo negarlo todas las personas lo saben. Y si, también sufro de mucha ansiedad y depresión. La verdad ya me acostumbré, es algo tratable y pues lo estuve controlando bien, supongo; ¡también tengo ataques de pánico bastante seguido, los doctores siempre dijeron que se haría más fácil con el tiempo, como ya sabrán eso estuvo muy alejado de la realidad, - pero no por eso necesitaba un manicomio, no estaba demente!
La verdad ya olvidé desde hace cuánto no puedo dormir, sin embargo, eso no significa que necesitara un manicomio. Ni siquiera se acercaba a la imagen de alguien que estuviera demente. O déjenme preguntarles si alguien que estuviera tan mal como para ser enviado a un lugar lleno de personas estúpidas ¿hubiera podido hacer tan majestuoso acto? Claro por eso escribí esta carta para mostrarles y hacerles entender de una buena vez, de qué no estaba demente. Porque; efectivamente, ustedes ni siquiera saben en realidad el paradero del señor Denson, ya se darán cuenta por qué lo hice y de que cualquier persona como yo, también lo hubiera hecho.
La verdad siempre quise terminar mi vida en paz, en una casa la cual solo me perteneciera a mí, Viendo programas de TV aburridos y durmiendo un 40 % del día.
¡Eso es algo que cualquier persona a mi edad desearía, alguien que no desee eso de verdad que si está loco y si necesitaría un manicomio! 60 años, la verdad que eso es mucho tiempo.
Aunque nada de eso pasó, Quede totalmente satisfecho con mi vida, no había ningún rencor y estaba libre de cualquier frustración, salvo librarme de los malditos sonidos y de demostrar a todos los hijos de puta que querían meterme al manicomio, de que no estaba demente. Hasta aquí demuestro que soy completamente normal y que no necesito tal cosa.
-Queremos encontrar una solución a su problema y librarlo de cada dolor posible- decían los malditos de los Windsor cada vez que llegaban a la puerta queriendo meterme esa idea en la cabeza y convencerme de que ahí estaría mejor, la verdad no puedo comprender como alguien estaría mejor en un manicomio, por lo menos en eso estaba de acuerdo con el viejo. 5475 días,
15 años que pase en su mayoría a gusto y con la mejor compañía posible.
El señor Denson es la persona más querida del mundo, de verdad que es mejor que cualquiera de los vecinos.
Solo se asomaban en las ventanas y se notaba la envidia en cada persona del vecindario, el viejo y yo nunca socializamos mucho con los demás, en realidad solo nos quedábamos charlando en la sala de estar y rara vez bajábamos al parque, estábamos a gusto. Hasta que llegaron esos horrorosos sonidos que acabaron con toda mi tranquilidad. Hace 1 mes con una semana, todo se tornó irritable y ansioso para mí, claro por eso decían que necesitaba ayuda. Pero no saben de verdad lo que es no poder dormir durante un mes entero y que sus oídos no tengan el mínimo descanso durante el día, UN INFIERNO; literalmente era eso. Observado desde el exterior se hubiera visto como cualquier círculo normal, dos viejos que Vivían juntos esperando en paz su momento para morir. Los dos teníamos claro que no necesitábamos nada de las personas a nuestro alrededor y de que únicamente nos teníamos el uno con el otro. Hasta que en aquella navidad en la que mi querido amigo Denson sufrió un accidente. ¡Fue la que me hizo cometer lo que todos ya sospechan! La verdad yo lo quería mucho, había sido un buen hombre. Yo no tenía nada contra él, en realidad concordábamos en absolutamente todo. 1 era contra esos abominables sonidos que transformaban mi cabeza en un infierno ardiente con solamente escuchar aquel ¡crack!, Yo lo quería, pero ese sonido crujiente, seguido por un rasgar y una sensación de arrugamiento me causaba escalofríos.
La verdad él no tenía la culpa de eso, yo lo respetaba mucho. Cumplía todos sus deseos al pie de la letra.
Me la pasaba todo el día jugando con él, siempre estaba en su silla a la que amaba más que a nada y su baraja de cartas que cuidaba incluso más que a su vida. Él siempre decía que su vida ya no tenía sentido y que se limitaba a aquellas pertenencias materiales que aún conservaba.
El infierno iniciaba cada vez que se paraba de la silla a la cocina, ese sonido espantoso, retumbando por toda la casa.

1. "sonido que provenía de su rodilla a causa del accidente que tuvo en navidad"
(nota del autor).

No comprendía aún por qué ninguno de los vecinos que solían ser tan insoportables y malhumorados se habían quejado. Parecía que las ventanas estallarían en cualquier momento. Se me hacía demasiado raro repito. Parecía que solo yo podía oír y sentir todo lo que esos sonidos causaban. Siempre quise dedicarme a la actuación, la verdad me sale muy bien. Fingir por casi 2 meses que nada me ocurría y que me encontraba en perfecto estado, me quedo de maravilla.
Me negaba rotundamente a que el señor Denson supiera lo que me pasaba, tenía miedo a incomodarlo y claro por supuesto. Se encontraba la señora Windsor. Quien asumiría que "¡sí! Estaba loco", únicamente por dejar que él sospechara de mí. Sin embargo, nunca lo trate mejor, con cariño, mucha atención, Siempre alagándolo, con Demasiado apego y mucha devoción hacia él. ¡Que 5 días antes de librarme! Hasta aquí les estoy demostrando mi cordura, y más a ustedes señor y señora Windsor, que seguramente se encuentran leyendo esta carta. Les demuestro mi enorme lucidez.
Locura seria hablarles de mis propios pensamientos, aturdido y congelado todas las noches mientras oía ese maldito sonido. Claro, porque para desgracia más grande, el viejo también sufría de SAOS. Y era la principal causa de que yo no haya podido conciliar el sueño nunca más, él siempre se iba a la cama a eso de las siete de la noche, a veces a las siete con veinte y se quedaba ahí aproximadamente una hora mientras por fin caía dormido. A eso de las ocho veinte cualquier señal de sueño se iba de mí. Empezaba a escuchar aquel sonido, que Principalmente me causaba frío que me nacía en el espinazo y me dejaba tan aturdido. Como si hubiera visto al mismo diablo en persona.
Desde el primer día me levanté cada noche, siempre a la misma hora. A eso de las doce ya me encontraba en camino a su habitación, Indeciso. Eso me describiría perfecto en ese momento. Indeciso porque no sabía si hacerlo en ese momento o esperar a que ese sonido por fin parara, como dije antes.
La verdad lo quería mucho y no tenía nada contra él, solo esperaba y tenía la esperanza de que en algún momento parara y volviera a ser como antes. Pero es obvio que nunca se detuvo, caminar tan cuidadosamente por el pasillo a tal punto de demorar una hora en recorrer cinco metros es algo tan planificado y a la vez tan tenebroso que claro alguien que estuviera demente no podría hacer.
Cuando por fin lograba pasar su habitación me quedaba justo al lado de su puerta, pero del lado contrario del pasillo. Para así poder ver en que parte de la cama se encontraba y de si estaba dormido o no. Él nunca estaba despierto, de otra manera yo estaría dormido, y que era inevitable escuchar aquel sonido que mis oídos odiaban tanto mientras él estuviera despierto. Luego de la misma manera procedía a abrir la puerta. ¡qué lentitud!, ustedes explotarían en risa si vieran la lentitud con la que accedía a abrir la puerta. Cuando por fin lograba abrirla unos cinco centímetros, como para poder tener un vistazo del viejo, utilizaba una vieja linterna que podía abrirse poco a poco y soltar la cantidad de luz que uno quisiera, hecho eso, apuntaba con la linterna hacia la cabecera de la cama y un poco a su cuerpo. Apreciando que efectivamente si estaba dormido. Ni siquiera se para que hacia eso. Con solo escuchar aquellos ronquidos de león podía saber de qué ya estaba profundamente dormido. Y empezaba a tratar de tomar una decisión.

sueño perturbadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora