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Es impresionante lo manipulable que puede ser el humano. Un simple signo de debilidad o una muestra inofensiva puede llegar a bajar la guardia de una persona. Una cualidad muy lamentable porque puedes bajar tus defensas ante un ser con apariencia tan inofensiva pero tan violenta a la vez, pero aquello no es posible ver. El ser humano puede ser muy poderoso, pero es mas débil de lo pensado frente a otros. ¿Cómo es posible que una persona tan adorable pueda matarte?

Aquella cualidad era una ventaja sumamente enorme para la pareja que salía de la habitación donde estaba encerrado uno de ellos. Era un plan perfecto.

— ¡Hey, muchachos! — llama Yoongi para tener la atención de los dos guardias que estaban de espaldas ante ellos, quienes se voltearon en tan solo un segundo apuntando con sus armas al pálido que les sonreía macabramente.

— ¡Suéltalo! — dice uno de ellos al ver como el joven que habían visto ir hacia aquella habitación era tomado con firmeza de su cuello por el brazo del pelinegro, teniéndolo muy apegado a su cuerpo, pero dando una escena peligrosa y muy creíble ante los ojos de aquellos hombres ingenuos a sus planes.

— P-por f-avor. Ayud-enme. — dice Jimin con lágrimas. Aun tenía un cubrebocas y el uniforme que le hacía pasar como uno de los enfermeros del lugar. Era tan creíble la situación que tenia que morder su labio para evitar reírse por la gran estupidez de los hombres. Ante a ver aquella faceta tan vulnerable y aquel anhelo de ayuda, los guardias centraban los movimientos del pálido que se acercaba lentamente.

— Suéltalo. — dice un guardia con firmeza. Yoongi los miro con calma y luego volteo un poco su rostro para apegarse a Jimin. Sintió el exquisito aroma del menor y la excitación no se dio a esperar, y un simple suspiro fue liberado ante eso. Jimin sabia lo que provocaba en su mayor y eso le fascinaba de una manera desenfrenada, y a la vez, aquella acción del pelinegro le dio a entender que era momento de actuar. Yoongi lanzó el delgado cuerpo del menor al suelo, a lo que los guardias fueron a recoger como acto de inercia. Estúpidamente, uno de los guardias soltó el arma, por lo que Jimin la tomó en su mano sin ser visto.

— Idiotas. — ante la palabra, los guardias lo miraron y luego al menor. Cayeron en la cuenta que habían sido engañados.

— Sorpresa. — dice Jimin con voz aniñada, luego de que sus ojos solamente tuvieran frialdad. Tomó el arma firmemente y la bala atravesó el cráneo del guardia a su izquierda, y así también lo hizo con el restante. — Ten, Yoonie. — le extiende el arma del otro guardia siendo tomada por el mayor.

— Joder, te amo. — Yoongi lo agarro de la cintura y lo miro fijamente. — Vamos a joderle la puta vida a Seong Jun, otra vez.

— Será todo un placer. — le responde dándole un beso que desearon intensificarlo, pero no era el momento preciso. — Necesitamos ayuda. — dice de forma casi obvia, a lo que Yoongi lo observo detenidamente sin evitar mostrar una sonrisa.

— ¿Mi pequeño ya tiene un plan para ello? — al ver como el menor asentía con una sonrisa de travesura Yoongi no pudo evitar hacer lo mismo. — ¿Qué tienes en mente? — Jimin se soltó de su agarre y caminó hacia la primera puerta que estaba en el camino del pasillo. De su bolsillo, saco la llave con la que había abierto la habitación de Yoongi, y así mismo lo hizo con esta. Al abrirla, sus ojos se cruzaron con los de un castaño que estaba sentado en la cama con una mirada fría.

— ¿Quién carajos eres? — pregunta sin ningún tacto por la presencia del chico.

— Que simpático. — le responde Jimin de forma sarcástica pero aun manteniendo su sonrisa. — Te ofrezco tu libertad a cambio de un favor.

— ¿Y por qué crees que te haría un favor? — Jimin siente aquel tono de desafío, y pudo presentir que este chico seria un buen apoyo para esta ocasión.

El Ángel y El Demonio Renacen |Yoonmin|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora