Introducción

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El bosque forma parte de mí, y yo formo parte de él. Me habla. Me dice en qué dirección caminar.

El aire trae olores distantes, olores humanos. La tierra guía mis pasos, lejos de ellos; hacia donde la hierba no ha sido pisoteada, hacia donde las ramas permanecen en los árboles. Allí es donde me dirijo, allí debo ir. Hacia donde los hombres no han penetrado. Donde la tierra es virgen, y las plantas crecen a su antojo. Donde los animales salvajes no temen más que a sí mismos.

Los pájaros cantan una melodía inconfundible y, aunque no comprenda el significado de sus cantos, logro captar el sentimiento que emana de ellos. Las flores crecen fuertes aquí, vibrantes, venenosas. Finalmente llego. El camino ha sido largo y estoy cansada. Pero ha valido la pena. He llegado a mi hogar.

Una figura alta y encapuchada ha estado recorriendo el bosque, dirigiendo sus pasos a una meta precisa. Nadie la ha seguido, ni se ha fijado en ella. Ha estado tanto tiempo en este bosque que su presencia no produce efectos en la flora ni en la fauna del lugar. Se mueve con delicadeza y armonía, sin hollar innecesariamente la hierba. Es una fuerza de la naturaleza. Imparable.

Se ha escabullido por entre unos arbustos. Ya no se la ve más. Nadie podrá jamás seguirla, nadie podrá jamás encontrarla, nadie podrá jamás dañarla.

Tú eres mi manada 🐺 [En Curso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora