Capitulo III

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...III...

No tarde mucho en notar algo particularmente sospechoso, que estaba oscuro. Si, era de noche, supongo que eso es normal en cualquier otra parte del mundo. Pero no lo es si estas en pleno territorio de guerra donde el cielo siempre está iluminado, ya sean por el sol o los disparos nocturnos, y la tierra tiembla en tus pies por el sonido de morteros siendo activados.

Intento ponerme de pie para subir la colina hasta el campamento, pero mi rodilla falla. Lo único que evito el impacto fue mis manos que me sostuvieron medianamente lejos del suelo, y con la rodilla en piso levante mi cabeza, ya que el grito de mis compañeros me alerto. Pensé que se habían dado cuenta que de ausencia. Un poco tarde, cabe agregar.

Pero una luz cegadora salió de entre los árboles, seguida por un chillido poderoso que me dejo aturdido durante unos segundos. Cuando levante la cabeza de nuevo, intente agudizar mi oído para intentar escuchar siquiera una respiración. Pero no escuche nada.

Intente ponerme de pie, algo que a duras penas logre. Era obvio que saltar de una camioneta en movimiento luego de caerme sobre carne dura había dejado una secuela. Lo que si no lograba entender era porque en mi rodilla, y en parte de la espalda donde sentía un moretón. No tenía relación alguna la maniobra con la herida. Pero quede de pie e intente cruzar la calle para trepar entre las raíces de los arboles hasta la cima.

Cuando logre tomar una raíz gruesa entre mis manos, que encontré tanteando la pared de tierra, una luz se encendió a lo lejos. Debido a la oscuridad y las corrientes frías, esta fácil detectar las farolas delanteras del vehículo, sin embargo, parecían estáticas y muy lejanas. A unos seis kilómetros de distancia, o más cerca.

Así que me apresure para trepar, algo de fuerza quedaba en mis brazos, así que con algo de ayuda con mis piernas logre trepar los seis metros hasta la arbolada. La tierra estaba humeda, llena de lodo y agua proveniente del rió cercano mezclada con sangre que aun pienso que me recubre el cuerpo.

Cuando logro llegar hasta la cima, cruzo una capa de nieve gruesa esparcida en los bordes del pequeño acantilado. Lo que más me llamo la atención era que, a partir de la parte llena de nieve compacta que permitía caminar sobre ella, quedaba un manto leve de la misma. Esa explosión pudo haberla corrido hasta dejarla entre los árboles, donde la corteza parecía tener pequeños cortes y quebraduras.

Camine despacio tanteando los troncos para moverme entre ellos haciendo el menor ruido posible. Con el tacto, note que mientras más me acercaba, más dañada estaba la corteza de los árboles y más fácil era caminar entre la nieve, que paso de estar a la altura de la rodilla a la del tobillo.

Cuando llegue al campamento base, estaba todo silencioso. Una luz alumbraba el lugar, era la fogata donde no muy lejos de ella, había unas cazuelas arrojadas en la tierra. Las tiendas de campaña estaban carcomidas y quemadas, algunos sacos de dormir estaban esparcidos y rotos por el campamento. Había manchas de sangre casi en todos los sitios, ya sea salpicada o directamente un charco.

Me relamí los labios ansioso y temeroso, me intente acercar hacia el campamento a buscar a mis compañeros vivos, o en su defecto los cadaveres. Pero caí al suelo tropezándome con algo. Aún recuerdo el rostro de Turles cuando me di vuelta para comprobar que era lo que me había arrojado al suelo.

Parecía dormir, con el labio cortado y un ojo morado. Me di la vuelta y me arrastre lejos de su cuerpo, pero choque con otro. Parecía ser Tomma por la forma del cuerpo, o lo que creo que era un cuerpo, ya que las quemaduras no de bajan distinguir donde comenzaban el cuello y terminaba las piernas. Una corriente fría me dejo más paralizado de lo que estaba, incluso descubrió algunos cuerpo cubiertos por la nieve, y me inundo de un olor a carne quemada y sangre fresca que no puedo describir con pablaras. Eran demasiadas sensaciones de nuevo. Un olor era completamente nuevo para mí, era un olor que espero jamás volver a oler en mi vida: Un cerebro cosido en su propio jugo.

Simplemente lo había recocido, debido a que fue lo primero que pensé cuando lo llegue a interceptar. Por otro lado, cuando mire algunos cuerpos cubiertos por una pequeña capa delgada de nieve, estaban las carnes al aire palpitando.

En ese momento tuve que vomitar, me sentía todavía mareado. Pero la voz de Turles me sobresalto dejándome expectante a su voz.

"¿Bardock?" Me pregunto con la voz cansada y ronca, "Estas vivo... ¿Cómo...?"

Lo mire, y me acerque hasta él, examine su cuerpo. No parecía padecer daños que domaduras como los otros, simplemente moretones y cortes "¿Cómo es qué estas vivo, niño? ¿Qué paso?"

Mostro una sonrisa, y me acerque a él. Puse mi mano sobre su cabeza y note lo fría que estaba. Me susurro que escuchaba pasos, pero no podía moverse. Luego los escuche yo entre los arbustos, seguramente venían para acabar el trabajo. Tome a Turles por debajo de los brazos y, aun con la rodilla lastimada, lo arrastrate hasta detrás de unos árboles ubicados en el camino que cruce para llegar aquí. Nos escondí entre los arbustos.

El respiraba con dificultad, se abrazó el vientre y ahogo un grito de dolor. Los otros soldados revisaron cada cuerpo, me asome por entre las ramas para verlos bien. Se escuchaban disparos con un silenciador, los soldados comenzaron a acercarse, necesitaba alejarlos. Mire hacia los lados y vi una piedra, la agarre y deseándole suerte la arroje a unos arbustos más lejanos de nosotros.

Ellos se alejaron, pero rápidamente dedujeron que era una trampa para distraerlos. Con un par de gritos al aire exigieron que me mostrara, incluso se acercaron más, por un momento sentí como si una visión se presentara frente a mí. Era parecido a una sensación de que algo estaba por pasar, algo muy malo; En esos momento lo peor era que nos encontrar, porque sabía, que no traían regalos que nos mantuvieran precisamente con vida o integridad física.

Me relamí los labios y trague salida, ¿Era esto correcto? Podría irme y dejar al niño solo. Está suficientemente grande, digo, vivió suficiente. Mi vida no cambiara aquí y ahora por dejarlo solo a la voluntad del dios de la guerra, simplemente pospondría lo que no paso antes.

"Bardock" Susurro Turles, sus ojos se veían brillosos por las lágrimas. Estaba herido y no podría moverse "No me dejes"

Abrazo con fuerza su vientre y me miro a los ojos buscados una pizca de compasión, caía sangre de su boca y se escurría ligueramente por entre sus dedos. Era una herida, y no podía saber la profundidad o gravedad. Así que baje la mirada, solo tenía dos opciones que considerar en un momento como ese:

La primera, era dejarlo solo a su suerte e irme muy, muy lejos de allí. Pero tendría que vivir con el recuerdo de que lo abandone. Que fui un cobarde, una rata asquerosa sumamente egoísta. Pero podría ir a buscar mi familia y eso es lo único que importa.

La segunda era simplemente dar la cara o alejarlos de allí, sería un héroe. Pero no sé si el niño sobrevivirá, y si seguía esta opción podría morir. Y si muero, no veré a mi familia nunca.

Me levante y comencé a correr hacia una dirección alejada de Turles, que me siguió con la mirada, los hombres humanoides me siguieron a paso rápido mientras gritaban. Cuando estuvimos suficientemente lejos, me di la vuelta. Eran solo dos, estaba seguro que podía luchar contra ellos y ganar. Cuando me puse en posición de ataque con los ojos fieros, recibí una pulsada en la rodilla, el dolor me desconcentro; creo que podría llorar del dolor.

No obstante, aun en mi estado dolorido, intente detener un golpe que fue directo hacia mi cráneo con mi antebrazo. Y tal vez, pudo haber sido una mala idea, por la vista se nublo y sentí la nieve en mi rostro. Había caído al suelo.

Diario de un soldado (DBZ fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora