➳❥𝕮𝖗𝖆𝖟𝖞 𝕻𝖊𝖙 || 𝕸𝖎𝖓𝕾𝖚𝖓𝖌 || 𝕬𝖉𝖆𝖕𝖙𝖆𝖈𝖎𝖔́𝖓•∞

𝟑. 𝑴𝒊𝒏𝑯𝒐, 𝐞𝐥 𝐠𝐚𝐭𝐨 𝐜𝐨𝐧 𝐜𝐨𝐦𝐩𝐥𝐞𝐣𝐨 𝐝𝐞 𝐬𝐨𝐩𝐥𝐢𝐥𝐥𝐨.

JiSung iba caminando con la cabeza hacia abajo y la capucha de su abrigo sobre su cuello. Estaba lloviendo a cántaros y no pensaba correr como la mayoría de la gente alrededor. Iban a llegar empapados se apresuraron o no, así que, qué más da si va a la velocidad de un zombie.

Alzó su mano, mirando el paquete de galletas para gatos que había comprado para MinHo y frunció los labios. Estaba preocupado por él, mucho más que aquella vez que se tragó una caja de plastilina "sin querer".

Sentía que algo había comenzado a cambiar en el alto felino y eso lo aterraba. Cada vez que llegaba de su trabajo, el híbrido se escondía debajo de la mesa y no salía hasta que lo obligaba con un pepino en la mano. Había comenzado a encerrarse en su habitación más a menudo y ya no era un pervertido destructor. Felix le llenó la cabeza de suposiciones la última visita, cuando notó que el temperamento del alto estaba más irritante que nunca y que JiSung estaba al borde de los nervios.

"Tal vez no está feliz aquí" o "Puede que esté en depresión, al híbrido de ChangBin le pasó lo mismo durante un tiempo. ¡Se va a suicidar, Sung, debes hacer algo!".

Y sus palabras le hicieron entrar en pánico, por lo que la última semana, estuvo comprando toda clase de aperitivos para él y juguetes en las rebajas, todos apilados en una esquina de su cuarto por MinHo no quería jugar con ellos. Lo llevó al doctor, quien le aseguró que todo estaba bien y que sólo era un cambio de humor drástico que se solucionaría con los días.

Sí, claro, "con los días".

Se quitó la chaqueta una vez entró a su casa y escaneó el lugar con la mirada, buscando a su mascota. Colgó sus zapatos para que se secaran y pasó a la sala de estar, dejando la bolsa de galletas en la mesa.

—¡MinHonnie~, ven a ver lo que traje! — llamó, sacudiéndose el mojado cabello en el transcurso hacia la cocina. Volvió a gritar el nombre una vez más y bufó al no recibir respuesta—¡Deja de esconderte o te lanzaré un pepino de nuevo!

No hubo respuesta a esto. El castaño se mordió el labio inconscientemente y se agachó para mirar debajo de la mesa, lugar que MinHo prefería ocultarse. Su pulso se aceleró al no encontrar a nadie allí, incluso miró hacia la parte de arriba de la madera, para ver si estaba colgado allí a lo Matilda.

— ¡MinHo, esto no es divertido!¡Sal de donde quiera que estés! — se acercó a la puerta trasera de su casa, notando que ésta estaba forzada y que la pequeña cortina que cubría el vidrio superior, estaba rota—No puede ser... — Comenzó a murmurar, metiendo sus dedos entre las hebras de su cabello y abriendo la puerta con pánico.

Salió echando chispas hacia su patio trasero y buscó en cada rincón alguna melena roja desordenada, pero no había nada, ni siquiera algo que le indicase dónde podría estar.

Puso su casa patas arriba durante su búsqueda. Revisó el baño, las habitaciones, su mini biblioteca, la alacena de la cocina, el W.C. El muchacho no estaba por ningún lado.