7. el algodón en la presencia

5 0 0
                                    

La tarde tornada de colores naranjas y amarillos logro hacer que Yoongi descansara por unos segundos de su agotado día, ver esos colores le hacia saber que todo había acabado, caminaba lento por las calles de Seúl, admirando la hermosa ciudad de la tecnología, realmente no quería que su madre lo viera tan cansado así que decidió que prefería quedarse hasta el anochecer en una de las bancas de algún parque, no le importaba que creyeran que era un vagabundo solo no quería preocupar a su madre. Las horas pasaron mientras escuchaba música con sus audífonos y miraba la pantalla del celular una y otra vez, finalmente se puso de pie mientras caminaba observando el cielo, iba a avanzar mas cuando noto una cara conocida, era el chico rubio del salón de baile, estaba caminando solo entre lo obscuro de la noche, de pronto Yoongi sintió algo muy extraño en si mismo, pues pudo escuchar los latidos del corazón de Jimin aun estando el muy lejos, pensó que lo había alucinado pues solo habían sido unos segundos, pero pronto también pudo ver el rostro de aquel chico a distancia como si estuviera a unos centímetros de el, sus ojos se abrieron grandes sintiendo su corazón palpitar muy rápido al poder presenciar hasta los poros de la fina piel de Jimin, sus hermosos ojos, sus gruesos labios, cada uno de sus perfectos cabellos rubios, era como si todo pasara en cámara lenta, era la sensación más hermosa que pudo haber experimentado en toda su vida, se sentía mareado y minutos después cayó al suelo perdiendo la consciencia.

-Yoongi, Yoongi, Yoongi, Yoongi despierta- aquella aguda y dulce voz resonaba en la cabeza del recién desmayado chico, hasta que al fin logró abrir sus ojos para encontrarse en una de las bancas del mismo parque acostado sobre las piernas de Jimin.

-Oh dios mío pensé que ya no hibas a despertar, me asusté mucho al verte ahí en el suelo inconsciente-

-¿Pero que pasó?- dijo tratando de analizar toda la situación -Pero ¿qué hora es?-

-son las 10-

-¡¿Que?! ¿Cuanto tiempo estuve inconsciente?- acababa de darse cuenta de lo tarde que era ya, su madre debía estar preocupada por el ahora mismo puesto que suele llamar si va a llegar tarde, al desmayarse ya no pudo decirle que llegaría a otra hora -Mi madre debe estar de los nervios, joder-

-perdona si no llamé a una ambulancia, entre en pánico y aparte me olvidé del celular en casa, claramente no podía desbloquear el tuyo porque no tenía la contraseña y porque es de mala educación hacerlo sin permiso, lo único que se me ocurrió fue quedarme contigo rogando que despertaras pronto, soy pésimo en estas situaciones, te heche aire con esta hojita y...- la voz de Jimin se había acelerado al hablar haciendo que Yoongi lo interrumpiera.

-tranquilo, estoy bien, gracias por quedarte a mi lado, cualquiera se habría hido, después de todo no me conoces del todo, no somos cercanos- su voz tranquilizó un poco a Jimin, se sentó finalmente levantándose de su regazo -Debo ir a casa-

-¿Estas seguro de poder volver solo? Será mejor que te acompañe para asegurarme de que estés bien en el camino-

-tranquilo, estaré bien- se levanto pero sus piernas perdieron fuerza haciendo que cayera de rodillas al suelo.

-¡Yoongi! No , realmente no estás del todo bien, sabes creo que es un poco tarde para volver a tu casa en esas condiciones, puedes quedarte en la mía, no esta muy lejos de aqui-

-agh, no se que es lo que me pasa-

Jimin se veía realmente preocupado por el chico de aquellos ojos gatunos que llamaban tanto su atencion, lo cargó en su espalda con cuidado y comenzó a caminar.

-Oye ¿no crees que esto es un poco exagerado? Estoy seguro de que claramente puedo caminar aunque sea un poco- Yoongi estaba completamente blando sobre Jimin, sus brazos colgaban sobre los hombros del pequeño rubio.

No hay perdón para los monstruosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora