Día del juicio.

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Todos hablan que con el tiempo todo se cura...pero nadie habla de lo duro que es la recuperación de ese infierno y más las consecuencias que deja.

-Estamos aquí por el asesinato de Óscar Wilde a manos de su hija...- Mamá llamó a la policía y me detuvieron. -¿Como se declara señorita Wilde?-

Me levanto  con el mentón en alto y sin remordimiento digo-Inocente porque no me arrepiento de lo que hice y si fuera por mi, lo haría de nuevo con tal de olvidar como día y noche ese hombre me violaba y como golpeaba a mi madre- Un silencio gobernó en toda la sala y me senté junto a mi abogado.

-Abogados ¿Hay pruebas de eso?- Los abogados se acercaron al juez con las pruebas que hace unos días me hicieron los médicos correspondientes y por supuesto también tuve análisis psicológico porque claro alguien que mate a su abusador y golpeador padre tiene que tener un problema mental o como ellos me dijeron mi "sique" rota.

-Juez aquí están las pruebas que avalando que mi clienta sufría abuso por parte de su padre y lo único que hizo fue defenderse- El oficial se acerca para recibir la prueba y el otro abogado se levanta para hablar.

- Oscar Wilde era un oficial muy respetable por sus compañeros y por el buen servicio que presentaba cada día, si algo así hubiera pasado ¿Por qué no hablo la madre o la acusada?- La rabia subía como espuma desde mis pies hasta la cabeza por todo lo que estaba diciendo el abogado.

-Nunca hablamos porque sabíamos que no nos iban a creer y nos mantenía amenazadas...- En un arrebato me levante y le conteste al otro abogado.

-Señorita Wilde por favor deje que su abogado hable o la sacare de la sala- Me senté enojada y con la rabia aún en mi porque siguen llamando por el apellido por ese tipo en lugar de Milles como mi mamá 

-...Yo se que es difícil estar aquí y escuchar lo que dice la otra parte pero deje que yo me encargue y le prometo que esto será rápido ¿Si..?- Asentí con la cabeza antes de que termine la frase.

-De acuerdo, apropósito soy Milles no Wilde ya les había dicho- Volví a dirigir mi mirada hacía el juez.

-Bien después de analizar la situación de .... Wilde Milles es justificada su defensa se tiene los registros médicos sin embargo no podemos olvidar que ella es una menor de edad y todos los delitos que aquí se cumplieron- Mis manos no dejaban de sudar aunque intente esconderlas y mis nervios estaban de punta.

-Nos tomaremos un receso de 10 minutos para poder decidir esto- Golpe su martillo y me llevan de nuevo a la celda donde he estado los últimos días, me acosté en la cama que había aquí pero sin intenciones de dormir aún no recuerdo el último día dónde pude dormir tranquila sin tener que estar un ojo abierto por si mi padre entraba o sin sentir que algo se resbalaba por mi cuerpo o dentro de mis piernas.

-Quiero ver a la señorita Milles- Una voz masculina se oía desde lejos, tantos hombres he visto en estos días que ver a uno más me irritaba.

Me di la vuelta para quedar a espaldas del hombre- Tiene 5 minutos- abrieron la reja y la cerraron después de que el entro.

-Hola ... soy Alejandro Evans, he estado viendo todo el caso y el juicio desde el inicio y en serio lamento mucho que a tu corta edad estés pasando algo así - Aún no lo veía pero podía sentir su voz rasposa y de unos 30 años.

-Si lo que espera es que me voltee y le diga lo agradecida que estoy por tenerle lastima a mi vida   pierdes tu tiempo- Esperaba que se había enojado e ido en cambió se rio y siguió hablando.

-Me recuerdas tanto a mi difunta esposa...No ... he venido porque quiero como adoptarte y si es necesario hacerte escapar de aquí, porque puede que no te castiguen por el delito de tu padre pero si por los demás ; fraude, robo y secuestro; si te interesa aquí esta mi número.- Sentí que como se acercaba a mi cama y por insisto me pegue a la pared ¿Otros delitos? ¿De que hablaba este hombre? Me levante de la cama aún sin verlo ¿Secuestro de quien?

-Habla más, ¿Adoptarme? Ni siquiera sabes si puedo adaptarme a tu familia adinerada- Voltee mi cabeza pero Alejandro ya no estaba, que raro no escuche la puerta abrirse o cerrarse pero para mi sorpresa nunca la cerraron.

Que raro ¿Lo alucine? ¿Tan desesperada de amor estoy? Negué con la cabeza y alborote mi cabello corto castaño

- Milles es hora- Camine de nuevo hasta la sala y sentarme junto a mi abogado designado por el estado.

-Después de un fuerte debate hemos llegado a la conclusión de que la señorita Milles es inocente por el asesinato del señor Oscar Wilde- Sentí una paz grande crecer por mi cuerpo y una sonrisa de ganadora crecía por mi cara.

-Sin embargo se le encuentra culpable por los casos que cometieron sus padres en el pasado como secuestro de su vecina Marta Soriano de 9 años en el 2007, por el delito de fraude por parte de su madre y robo a un bar- Mi mundo se derrumbó en ese momento y sentí mis piernas debilitarse.

- ¡Orden! ¡Orden! Señorita Milles tiene hasta el día viernes para armar un buen caso o se le llevará a la cárcel por 11 años- Cuando pensé que podría superar mi mala infancia y empezar de nuevo...tengo que pagar delitos que yo no cometí pero papá esta muerto y mi madre la metieron a una rehabilitación.

Me levantaron para llevarme a mi celda y de ahí esperar a que o pueda defenderme de lo que hicieron mi padre antes de morir o pudrirme 11 años, pero el abogado de hace rato se acerco al oficial y le dio un golpe.

-Te dije que te podría ayudar y lo dije en verdad, no dejaré que pagues algo que no cometiste- No fue un sueño o una alucinación Alejandro ahí estaba enfrente de mí.

-Si pero no hay nada que hacer para que el juez quite esos 11 años de prisión- El negó con una sonrisa en su cara.

Jalo mi mano directo hacia la salida del edificio y directo a su carro su toque en mi mano se sintió algo familiar y por primera vez en toda mi corta vida cálida.

Entre al carro, manejo  sin decir nada y yo miraba por la ventana todo el alrededor y pensando en mi antigua pero aún vivida vida.

-No me vuelvas a hablar con ese tono en esta casa mando yo- Golpe- Eres igual de zorra que tu hija- Golpe- Hazme algo de calidad de comer y rápido.

El cuándo llegaba ebrio de trabajar y  mamá no quería tener relaciones con el le pegaba y hacía que hiciera otra cosa de comer o le pegaba cuándo solo se la pasaba tomando y no hacía nada que era casi la mitad del tiempo.

Había veces donde me metía entre los dos para que no le pegara a mi mamá.

-Hija...vete...no quiero que te pegué - Una lagrima se deslizaba y mojaba todo mi cara y no se que en momento empecé a llorar.

-Oye ... no llores, ya casi estas a salvo te lo prometo- Intento poner su mano en mi pierna en cuánto sentí su roce quite mi pierna rápido y limpié mi lágrima.

-¿Cómo que casi?- El volvió a callar y estaciono su carro azul en una casa grande, con ventanas altas, una puerta blanca y un garaje del mismo color que la puerta se notaba desde afuera que esa casa tenía más de 2 habitaciones. -¿Es tu casa?- El asintió y salió del carro.

Abrí la puerta a su vez y observe con más detalle la casa.

-¿No podías esperar a que te abriera?- Sólo ignore su comentario y mire mejor su casa o más bien su mansión.

-No, yo puedo abrirme la puerta- Camine para estar más cerca para esperar que  el pudiera abrir la puerta.

Cuando la abrió se hizo a un lado para que pueda pasar pero me le quede viendo con las cejas arrugadas - ¿Qué hago aquí y por qué debería confiar en ti?- El solo se limito a inclinar la cabeza para que pasara y como vio que no me movió suspiro.

-Se que para ti es difícil confiar en un extraño pero si quisiera hacerte algo ya lo hubiera hecho y no te mostraría dónde esta mi casa- Tenía algo de razón en sus palabras pero confiar en las personas nunca me habían llevado a algo bueno.

-Bien- Pase a su lado con cuidado revisando cada pequeño detalle de la casa y si en necesario algo con que defenderme

RencarnadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora