— Hola, ¿Estás ocupada? — le pregunté.— No, ¿Por qué? ¿Pasa algo? — preguntó.
— Si te digo que estoy en un callejón, a oscuras, borracho, y herido, ¿Me crees? — bromeé.
— ¿Enserio? Estas loco, ¿Por qué me llamas? — me dijo confusa.
— Bueeeeno, eh, he pensado que... estarías despierta, y también he pensado en que podrías venir a buscarme — sonreí.
— ¿Por qué debería? Se supone que te odio, bueno, no se supone, te odio — me contestó.
— Créeme, yo también lo hago, pero dentro del odio, tu eres la única que es medio soportable, tómatelo como un alago — reí.
— ¿Vas a venir a buscarme o vas quedarte hablando conmigo toda la noche, sabiendo que estoy en un callejón abandonado? — me burlé.
— Bfffff, ya voy, que sepas que lo hago porque estoy de buen humor, no por nada en especial, pásame ubicación — me dijo.
Le pasé la ubicación, no tenía muchos datos por lo que tardó 10 minutos en enviarse.
Ahí estaba, estaba buscándome con la mirada, le hice un gesto con la mano y me vió, se acercó a mi.
— ¡Joder Dylan! ¿Te has visto la cara? Dios, tienes que curarte, vamos, mi casa no está lejos de aquí.
— Vaya, ¿Qué mosca te ha picado? ¿Ahora quieres llevarme a tu casa? ¿Que quieres hacerme, Hannah? — bromeé.
— Vamos imbécil, aún tengo tiempo de dejarte aquí tirado — me dijo molesta.
Me ayudó a levantarme, me puso un brazo rodeando su clavícula para apoyarme en ella, y me agarró de la cintura, suerte que su casa no estaba muy lejos.
Entramos en su casa, era bastante grande, la verdad, supongo que sus padrastros estaban fuera, no había nadie en la casa.
— Ven por aquí, necesito el botiquín para poder curarte.
Fui tras ella, me llevó al cuarto de baño, me senté en el váter, cogió alcohol y algodón y empezó a darme toquecitos en la zona de la ceja, puso una cara desagradable cuando vió que me quejaba, me quejé varias veces, la verdad, escocía bastante.
Cuando terminó con la cara, creía que ya había terminado, pero entonces, le hice una seña, le señalé mi camiseta, indicando de que ahí había más golpes, se incomodó, por lo que esbozé una sonrisita.
Me quitó la camiseta, y en cuanto vió las heridas de la tripa su cara era un cuadro, empezó a tocarlas con un dedo inconscientemente, joder, me estaba matando, y lentamente.
Sacudió la cabeza, cogió el algodón y el alcohol y empezó a darme toquecitos nuevamente, me vendó la parte abdominal, estaba ruborizada, era adorable cuando se ponía nerviosa, y más si yo le causaba ese efecto.
Me puse la camiseta como pude, supe que era el momento de marcharme hasta que la escuché.
— Emm, oye, no puedes irte en este estado, quédate un rato más si quieres, puedes estar en mi habitación conmigo hasta que pase un rato — desvío la mirada.
Espera, ¿QUE?, ¿QUEEEE?
— Así que ahora te preocupas por mi, ¿Eh? — solté en tono burlesco— está bien, me quedo, pero solo porque tú me lo pides — le guiñé un ojo —
Nos tumbamos en su cama, ella estuvo viendo una serie, y yo estuve escuchando música, hubo un momento en el que noté que se había quedado dormida.
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Corazón de hielo
RomanceTodo está oscuro, desde ese día todo está oscuro. Nunca supe que les pasó, solo se que murieron, no sé de qué forma, ni dónde ocurrió, solo se que ya no están conmigo, ni lo estarán jamás. No sé nada de lo que pasó, desde aquello, no tengo muchos am...