Capítulo 5

22 5 2
                                    


                                                     Hannah

Había perdido la apuesta, y eso solo significaba una cosa.

No, no le iba a dejar ganar tan fácilmente, no quería darle un beso aún.

¿Y si jugaba con fuego sólo un poquito?

No suelen acabar bien estas cosas, Hannah.

Bueno, en parte tenía razón, pero quiero hacerlo nada más para reírme un poquitito, tampoco es para tanto.

Me incliné hacia él, no sabía a qué estaba jugando, probablemente me arrepienta después, pero bueno, no estamos para arrepentimientos ahora.

Cuando nuestras narices se rozaron, el inclinó la cabeza, y hice algo un poquito mezquino, jeje.

Giré la cabeza, y me dirigí hacia su oreja, no sabía que estaba haciendo, o sí, solo sé que estaba luchando contra mí misma, porque quería besarlo.

Espera, ¿Quería besarlo?

No.

Si.

Bueno, sigamos, quizás, me arriesgué un poco con lo que hice a continuación, pero bueno, el que tenga miedo a morir que no nazca, ¿No?.

— En tus sueños, bombón. — le susurré. Me levanté y le miré, estaba fastidiado, mucho.

Uy, ¿He herido los sentimientos del fuckboy?

Más bien no a él, si no al arma blanca que tiene entre sus piernas, querida.

Oye!

Nos fuimos a casa todos, mañana iba a ser un día duro para mi, mis padrastros no estarán en casa en todo el día, por lo que me quedaré en casa y no iré al insti.

Mañana era el cumpleaños de mi madre, su primer cumpleaños sin mi, sin su hija. Me sentía como una mierda, y me fui a dormir lo más rápido que pude, Dylan no me escribió, supongo que estará fastidiado, pero ahora mismo es lo que menos me importa.

Me desperté, era muy temprano, incluso más que cuando me levanto para ir al insti.

Miré mi móvil, y casi sin pensarlo le escribí a Dylan.

A la mierda el orgullo, joder.

Hannah: Oye, siento lo de ayer, no era mi intención, o sí, pero bueno, no voy a ir al insti, tú tienes uni?

Nisiquiera me dió tiempo a apagar el móvil cuando me contestó.

Dylan: Sí, pero no importa, se lo que te pasa, me lo dijo Annet, se que nos conocemos de poco pero podrías haberme contado esto tú, aún así te odio.

Me reí, no conteste, no tenía ganas de hablar con nadie.

Me estaba haciendo el desayuno cuando tocaron a la puerta de casa, me extrañé, nunca tenía visita.

Abrí la puerta, y al abrirla pude ver ni más ni menos al mismísimo Dylan Moore.

— ¿Qué haces aquí? — le pregunté extrañada.

— Bueno, me estoy jugando un suspenso, pero no quiero ir a verle la cara a la profesora, solo quería ver como estaba mi amiga.

Amiga?

Auch

¿Qué esperaba? Después de la cobra que le hice ayer no es extraño.

— Oye, lo de ayer...— empecé.

— Tranquila, Hannah, no eres mi tipo, no me gustas ni yo te gusto a ti, todo está bien — dijo sonriendo.

"Ni iris mi tipi", típico de un fuckboy.

— Bueno, cambiando de tema, ¿Me puedes contar lo que pasa? Me lo ha contado Annet, pero quiero que me lo cuentes tú.

— Bueno, eeh... — me costaba mucho hablar de mi madre, muchísimo, no quería llorar, no delante de él, pero no pude contenerme, no pude.

— Eh, tranquila, no me lo cuentes si no quieres, ¿Vale?— se acercó a mi, yo hice lo mismo y lo abracé por la cintura, mierda, es el primer chico que me ha visto llorar.

Me aferré a su pecho y comencé a llorar.

Estaba acabada, estaba rota, mi vida no tenía ningún sentido, desde que no están nada lo tiene, quizás fue mi culpa, por irme a ese maldito viaje, podría haberlo evitado, y ahora mismo estaría cantándole feliz cumpleaños a mi madre, dándole una carta, como todos los años, y llenándola de besos.

Pero no puedo hacerlo, ahora no.

Cuando me calmé estuve hablando con Dylan, le conté porque estaba así, aunque ya lo sabía, me gustaba desahogarme con él, es de esas personas que no te interrumpen, deja que saques todo lo que sientes, y cuando terminas dice su opinión.

— Debes de sentirte afortunado, eres el primer chico que me ha visto llorar, Nick no me ha visto aún — sonreí.

— Y espero ser el último, no me gusta verte llorar, aunque te odie —

Me reí.

— Gracias por estar aquí, idiota — le sonreí.

— Odio que me den las gracias por algo que hago porque me apetece, Hannah.

—¿Y qué te apetece hacer ahora?—

— No puedo decírtelo, el orgullo no me lo permite. — sonrió inocente.

— "No eres mi tipo, Hannah".— dije burlesca, imitando el tono con el que lo había dicho.

Me dedicó una sonrisa abierta, santa madre de Dios.

— Tu tampoco eres el mío, imbécil. — puse los ojos en blanco.

— ¿Sabes que aunque no te conozca de hace mucho, sé cuando mientes? — me susurró.

— Claro, y yo estoy casada con Dylan O'brien, ¿Lo sabías?

— Me he puesto celoso, que lo sepas.

— ¿Hay alguna fiesta esta noche?

— Unas cuantas, ¿Por qué?

— Quiero ir de fiesta, y el bombón que tengo como amigo también, ¿Verdad?

— Nunca digo que no a una fiesta, y más si llevas vestido — me dedicó una sonrisa torcida.

— Bien, pues si me permites, me voy a ir a duchar, y tú te vas a ir a casa a arreglarte, vamos — lo empujé hasta la puerta.

— Nos vemos, bombón. — me guiñó un ojo y cerré la puerta.

Bien, hora de sacar a la perra que llevo dentro.

Corazón de hieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora