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- ¡voy a casarme!

jongseong había escuchado esa frase durante los últimos diez minutos. su amigo iba de un lado al otro, enojado con esa decisión, aunque ya era hora de que se casara no tenía ninguna intención de hacerlo.

- ¡realmente voy a casarme!

- y tendrá que tener descendencia. - soltó una risa por lo bajo.

- ¡jongseong, no es gracioso! - tener que acostarse con una mujer era lo que más odiaba de la situación, se sentía demasiado incómodo ante esa idea.

- ya sabe como son las cosas, nishimura, no puede hacer nada contra la decisión de sus padres y la reina de entak.

el príncipe presente se tiró boca arriba en su cama, soltando un bufido a penas su espalda tocó las suaves sábanas. - estoy muy cansado...

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esperaba despertar a la mañana siguiente y que sus padres estén llegando a casa, dándole a entender que todo había sido un mal sueño, pero despertó con la voz de su empleado afirmando que todo lo que había ocurrido era cierto.

- joven nishimura, ¿está despierto? - abrió la puerta de la habitación. - sus padres quieren verlo en el salón, la princesa kim está con ellos.

- maldita sea...

- sus padres lo odiarían si lo escuchara, príncipe. - esbozó una sonrisa, guardando su risa burlona.

hizo una ligera mueca aunque terminó por levantarse de la cama y alistarse para no hacer esperar demasiado a sus padres y a la bella niña de piel pálida.

bajó la gran escalera que conducían a los pasillos que llevaban a la sala sin mucha emoción al pisar cada escalón, no quería llegar a su destino debido a que sabía lo que pasaría al hacerlo.
los empleados abrieron la puerta y allí pudo ver a la princesa junto a los reyes, hablando de una forma muy incómoda.
- oh, riki, ahí estás, ven aquí. - su madre hizo una seña para que se acercara, así que lo hizo. se colocó a un lado de la joven, no dirigió su vista a ella aunque si pudo sentir la mirada contraria sobre él.

- ayer no pudieron conocerse muy bien, pueden conocerse en este lapso de diez días antes de la boda. tienen suerte, no muchos tienen ese privilegio.

sabía que su padre no mentía, no muchos futuros esposos tenían el gusto de conocerse antes de la boda, aunque no le parecía exactamente un privilegio.
volteó hacia la menor, observando ahora los profundos ojos de la misma.

- príncipe nishimura riki... - luego de aquella frase diría el nombre de su reino, pero no era algo necesario, solo tomó la delicada mano contraria y, sin dejar de mirar hacia sus ojos, besó el dorso de la misma para luego volver a reincorporarse.
- princesa eerin kim... - tampoco vio la necesidad de mencionar el nombre de su reino, solo desvió su mirada y volvió a voltear hacia el rey y la reina. se sentía incómodo, o quizá intimidado, por la mirada contraria y eso no le agradaba.

el príncipe kim sabía que debía mantener su secreto a salvo aunque tarde o temprano, cuando llegara la hora de dar hijos, todos lo sabrían y, la peor parte, su madre no estaría allí para hacerse cargo de esa mentira.
el príncipe nishimura sabía que esa joven dama que a un lado de él estaba tenía algo extraño, lo llenaba de curiosidad aquello y quería descubrirlo, tal vez no se enamoraría de ella pero podría ser una buena y confiable amiga.

- convertimos la habitación número 419 en la nueva habitación de la princesa kim, no pueden dormir juntos hasta el día de su boda, deben saberlo... - el príncipe mayor rodó sus ojos, mientras que su contrario solo se dedicaba a asentir cada cosa que los padres ajenos decían. - ... les organizamos una cita - continuó hablando. - en los rosedales del castillo, chaeyoung los llevará hasta allí.

王女 : princesa kimDonde viven las historias. Descúbrelo ahora